Los centros de votación en Guatemala cerraron para poner fin a una jornada electoral en la que casi un 80% de los guatemaltecos acudieron a elegir Presidente, Congreso y autoridades locales en un intento por dejar atrás los escándalos de corrupción que llevaron a la cárcel al anterior mandatario.
“Tenemos información de un 78% de afluencia de votantes, lo que sería histórico. Nos deja con mucha satisfacción”, dijo a The Associated Press María Eugenia Mijangos, magistrada del Tribunal Supremo Electoral, que agregó que la cifra debería ser confirmada más tarde.
Juan Pablo Corlazzoli, jefe de la misión de observación de la OEA, dijo que la afluencia era muy importante y reflejaba el interés de la población guatemalteca en seguir construyendo su democracia.
La sorpresa no sólo ha sido la alta participación de los votantes sino el hecho de que la tendencia inicial de la votación no tiene al favorito en las encuestas, Manuel Baldizón, en el primer lugar sino a Jimmy Morales, un comediante de televisión sin experiencia política.
Con un total de 30.58 % de votos escrutados, Morales, de Frente de Convergencia Nacional FCN-Nación tenía el con 25.75 % de los votos. Baldizón, del partido Libertad Democrática Renovada, Líder, tenía 19.89% y Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE, alcanzaba el 18.24%.
Se trata de unas elecciones atípicas que enfrenta a más de una decena de candidatos a la presidencia: tratar de cortejar a los votantes de una nación que puso tras las rejas a su último mandatario.
La mayoría son candidatos de la clase política tradicional guatemalteca frente a un electorado escépticos con las elecciones pues propusieron posponerlas para conseguir un mejor grupo de contendientes a los puestos públicos.
Baldizón, un acaudalado empresario y político de carrera de 45 años, está al frente de las encuestas con cerca del 30% de respaldo. Su compañero de fórmula está acusado de asociación ilícita y tráfico de influencias. Pero por ser candidato goza de inmunidad judicial, no puede ser juzgado y sigue en la contienda electoral.
Los rivales más fuertes de Baldizón fueron Jimmy Morales, un comediante de televisión, que nunca ha ocupado un cargo de elección popular, la ex primera dama Sandra Torres y Zury Ríos, la hija del ex dictador Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio.
Si ninguno de los 14 candidatos alcanza el 50%, una segunda vuelta se llevará a cabo el 25 de octubre.
Baldizón ha reconocido el hartazgo que sienten los guatemaltecos con la delincuencia, la corrupción y la impunidad. Su campaña promete una “modernización del Estado democrático” para reformar el gobierno y combatir la pobreza y la desigualdad social.
Pero su campaña violó los topes legales de financiación e hizo caso omiso una orden para que dejara de gastar dinero en la contienda.
Para el analista Renzo Rosal, catedrático de la Universidad Rafael Landívar, “una de las motivaciones es que la participación se transforme en hechos concretos”.
Agregó que “si no hubiera pasado lo de Otto Pérez, las elecciones hubieran resultado con mayor número de incertidumbre”.
Las elecciones se llevan a cabo tras una profunda crisis política en la que Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti se vieron obligados a renunciar y se encuentran en la cárcel tras estallar un escándalo por una red de corrupción.
Uno de los primeros en votar fue el presidente Alejandro Maldonado Aguirre, que asumió la presidencia tras la renuncia de Pérez Molina.
“El voto que los guatemaltecos vienen a dar con confianza y honradamente debe ser recompensado con la misma actitud (de los políticos). Después del día del pueblo, vendrá el día de los estadistas, el pueblo cumple, los estadistas tiene que cumplir”, dijo tras emitir su voto.
“Vine a votar, yo lo estoy haciendo con la fe de que esto tiene que cambiar, debemos renovar a todos, se necesita gente nueva”, dijo a la AP Otilia Castro, de 78 años, al salir del centro de votación del sur de la capital guatemalteca.
Desde la tarde la afluencia de electores presagiaba un alto porcentaje de participación. Alrededor de las tres más de la mitad de los guatemaltecos aptos para votar habían acudido a las urnas a emitir su sufragio, en la jornada que elige a 158 diputados al Congreso unicameral y 338 alcaldes.
También votarán por representantes en el Parlamento Centroamericano.
Sin embargo, tras el cierre de la votación la Fiscal General Thelma Aldana dijo que alrededor de 1,200 denuncias fueron presentadas en el marco de las elecciones, que, serán investigadas a partir del lunes.
En el municipio de Patzún, departamento de Chimaltenango a 80 kilómetros al norte de la capital, cientos de vecinos quemaron las papeletas al cerrar un centro de votación.
Alberto Brunori, Representante en Guatemala de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas, dijo que ese tipo de violencia es “intolerable”.
El empresario Salvador Paiz, que dirige la organización Guatemala Visible dijo que la entidad había recibido 1,153 denuncias por diversos hechos como acarreo de votantes, compra de votos, intimidación a votantes.
“Las denuncias fueron principalmente de los partidos Líder con un 53% de los hechos denunciados, Partido Patriota oficial con un 22 % y Unidad Nacional de la Esperanza, UNE, con un 2 %”, dijo.
Antes de que Pérez Molina fuera encarcelado, miles de guatemaltecos habían salido a las calles para exigirle que renunciara por los escándalos de corrupción que fueron denunciados dentro de su administración.
La fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, un organismo de Naciones Unidas, desarticularon una red que defraudó al fisco por millones de dólares.
La red, conocida como “La Línea” estaba integrada por funcionarios y particulares que recibían sobornos de empresarios para que les ayudaran a evadir impuestos en sus importaciones.
Un estudio de la comisión de la ONU, sobre el financiamiento de partidos políticos guatemaltecos hecho público en julio pasado, reveló que el 25% del financiamiento viene de las estructuras criminales, sobre todo del narcotráfico, otro 25% proviene de los empresarios y un 50% son de los proveedores del Estado divididos en infinidad de entidades de distinto tamaño.
Fuente: AP