Bernie Sanders, el senador independiente por el estado de Vermont, fue la estrella principal en el arranque de la Convención Nacional Demócrata, quien con su presencia y seguidores opacó a Hillary Rodham Clinton
Seguidores de Bernie abuchean el nombre de Hillay Clinton.
Por J. Jesús Esquivel/ Proceso
“Mucha gente aquí en esta Convención y alrededor del país está decepcionada con los resultados finales de la nominación”, sentenció Sanders, a quien la gente congregada en Filadelfia no dejaba de aplaudir.
Por ello, al senador por Vermont le costó casi cuatro minutos interrumpir los gritos de “¡Bernie, Bernie, Bernie!” para poder iniciar su discurso ante la Convención Demócrata.
“Juntos, mis amigos, hemos iniciado una revolución política para transformar a Estados Unidos”, resaltó Sanders.
El discurso del senador independiente y que puso en aprietos a Clinton en el proceso de elección primaria, hizo alusión a la necesidad de hacer lo necesario para derrotar a los republicanos, denunciando sus políticas conservadoras, clasistas que dividen a la sociedad y discriminan a las minorías étnicas.
Sin empalagar al auditorio con adulaciones a la exprimera dama de los Estados Unidos, Sanders simplemente se limitó a decir que ella tiene las cualidades y el conocimiento necesarios para dirigir el destino del país.
“No es un secreto que Hillary y yo tenemos desacuerdos en varios asuntos, este es el tema central de esta elección, así es la democracia. Pero estoy feliz de decirles que la Plataforma del Comité Demócrata es el resultado de la unión de las dos campañas, una plataforma, la progresista en la historia del partido”, subrayó.
Desde esta mañana, horas antes de que iniciara la primera de cuatro jornadas de la Convención Demócrata en Filadelfia, Pensilvania, cientos de seguidores de Sanders recorrían las calles de la ciudad aclamando el nombre del senador y condenando a Clinton, la virtual candidata presidencial de los demócratas.
La inconformidad y desilusión de los 13 millones de seguidores de Sanders transformó el ambiente de unidad del Centro Wells Fargo, en uno de tensión cuando los gritos de la calle fueron adoptados por los delegados electorales del estado de California, y de otras entidades, quienes corearon “¡Bernie, Bernie, Bernie, Bernie!”, al darse por inaugurada la Convención.
El descontento de los delegados electorales fue en represalia por el escándalo que surgió dentro del partido. En el preámbulo del evento en Pensilvania, Debbie Wassserman Schultz, presidenta del Comité Nacional Demócrata, renunció a su puesto tras revelarse el contenido de decenas de miles de correos electrónicos, en los cuales se exhibió su participación y la de otros dirigentes para evitar que Sanders pudiera quitarle a Clinton la nominación presidencial.
Antes de que salieran al podio del Centro Wells Fargo los principales oradores de la primera jornada de la Convención, los gritos de “¡Bernie, Bernie, Bernie!” interrumpieron en varias ocasiones los discursos de otros ponentes, quienes resaltaban las virtudes de la exprimera dama.
La aclamación de Sanders en la Convención provocó la ira de los dirigentes demócratas, quienes incluso tuvieron que cambiar el orden del programa para evitar mayores escándalos.
Michelle Obama, la primera dama de Estados Unidos, fue programada para el cierre de la hora estelar de la primera jornada de la Convención, pero debido a las inconformidades en el piso del Centro Wells Fargo, su ponencia se cambió para el inicio.
Con el cambio de programación del discurso de Michelle Obama, el Comité Nacional Demócrata evitó que Sanders con su mensaje calentara los ánimos y dejara más enardecidos a los delegados para cuando saliera a hablar la primera dama.
La esposa del presidente Barack Obama, sin mencionar por nombre a Donald Trump, habló de que existen políticos que usan un lenguaje ofensivo y de odio, que no representan el espíritu de Estados Unidos.
“Cuando gente como ésta se baja tanto, nosotros (demócratas) vamos muy arriba”, presumió la primera dama, quien afirmó que Clinton es la persona más indicada para reemplazar a su marido en la Casa Blanca.
El senador por Vermont, antes de hablar en la Convención, tuvo que enviar un mensaje a sus delegados y a sus millones de seguidores pidiéndoles prudencia en el piso de Centro Wells Fargo, y que dejaran de manifestarse en las calles aledañas al foro donde se llevaba a cabo el evento político.
También los instó a que voten en noviembre por los demócratas, para prevenir una eventual victoria electoral de los republicanos.
En las periferias del círculo de seguridad que se instaló en el Centro Wells Fargo, unos 15 seguidores de Sanders fueron arrestados por la policía por cargos de desobediencia civil.
Clinton, quien el jueves próximo será proclamada oficialmente la candidata presidencial demócrata, luego acepte la nominación, se está convirtiendo en una figura polarizante en la plataforma política de su partido.
Millones de electores estadunidenses observan en la exprimera dama, exsenadora federal por Nueva York y exsecretaria de Estado a una mujer ambiciosa quien representa a los poderes políticos en Washington y a los económicos de Estados Unidos.
El hueco que abrió el caso de Wasserman en la campaña presidencial de Clinton generó preocupación real al Partido Demócrata. Los seguidores de Sanders prometen no votar por Clinton en las elecciones del martes 8 de noviembre, amenaza que aumenta las probabilidades de triunfo de Donald Trump, el candidato presidencial republicano.
Sanders, quien se convirtió en el estandarte de los ideales de la juventud demócrata estadunidense y de muchos votantes independientes, es clave para que Clinton obtenga un apoyo esencial para definir los votos en estados que podrían determinar el resultado de la lucha por la Casa Blanca.
La primera de las cuatro jornadas de la Convención Demócrata no pudo concretarse como un evento dedicado a resaltar a Clinton como la candidata ideal para remplazar al presidente Barack Obama en la Casa Blanca, tal como se había programado.
El Comité Nacional Demócrata quiso sensibilizar a los delegados presentando a oradores como la niña Karla Ortiz, nacida en Estados Unidos e hija de Francisca Ortiz, una mexicana indocumentada.
Karla dijo que Clinton “entiende las necesidades y el sufrimiento de las familias indocumentadas” separadas por las deportaciones.
La Convención Demócrata, aunque dividida por el escándalo de los correos electrónicos sobre el complot para beneficiar a Clinton, no se comparó en nada con su similar Republicana de la semana pasada en Cleveland, Ohio.
En el Centro Wells Fargo de Filadelfia los rostros de los asistentes reflejaban el crisol étnico que conforma la sociedad estadunidense, pues lo mismo había anglosajones, hispanos y asiáticos, que afroamericanos e indios americanos, entre otros. En Cleveland, los delegados que proclamaron a Trump como su candidato eran, en un 99.9%, blancos, rubios de ojos azules o verdes.