*Matar políticamente a los abusivos *No votar por ellos, señalarlos, increparlos
Por Martín Moreno
Senadores mantienen intocable al duopolio televisivo con nueva Ley de Telecomunicaciones. (Red Pública. 16/VII/2014. ¿Cuánto cuesta un legislador?).
Diputados reciben bonos, subvenciones extraordinarias, apoyos legislativos, sobornos o como quieran llamarle, en tiempos de -¡vaya casualidad!-, aprobarse la reforma más importante del sexenio peñista: la Energética. En política, señores, no hay coincidencias.
Diputados del PAN hacen fiesta privada. Es su intimidad, su vida personal, sus gustos y ese terreno, al menos este columnista, no lo pisamos. Sin embargo, todo apunta a que se utilizaron recursos públicos para financiar las bacanales panistas. Vicios privados, virtudes públicas.
Los 500 diputados – tan heroicos y sufridos ellos-, proponen y seguramente se auto aprobarán… ¡un millón de pesos por cabeza!, bajo el rubro de “bono por desempeño”. ¡Lo merecen, hombre! ¿O acaso usted, lector de esta Red Pública, cree que es fácil vender voto, conciencia y ética al gobierno en turno, o a los poderes fácticos, o a los amigos o a los intereses personales? ¡No, hombre! Se necesita estómago para alquilarse. De ahí que deban ser recompensados.
Bonos especiales más dietas, más fondos de ahorro, más aguinaldo proporcional, más subvenciones y apoyos extraordinarios. Y más todo lo que guste sumarse. Todo en apoyo de nuestros legisladores.
Por eso hoy, más que nunca, se impone la proclama popular: ¡Haz patria, y mata a un legislador!
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Por supuesto que no es una arenga para acabar con la vida ni de ningún legislador ni de ningún ser humano. No. No es por ahí. Pero sí se trata de matar políticamente a aquellos que han abusado del fuero legislativo, de quienes se volvieron locos con el poder, de aquellos que ven primero por lo suyo y después, si alcanza, por el beneficio general.
¿Cómo matar a un legislador?
No votando por ellos en tiempos de elecciones.
Negándonos a escucharlos.
Recordando, siempre, sus abusos y cinismos.
No olvidando a quienes abusaron del poder.
Prohibido olvidar. Eso sí está en nuestras manos.
Increpándolos públicamente.
Dejándoles por siempre la etiqueta de “corruptos”.
Señalándolos con el dedo índice cada vez que hagan una manifestación pública o alguna declaración. No dejarlos en paz.
Cancelarles su futuro político.
¿Nombres?
Todos los conocemos. Van algunos:
Allí están los Emilio Gamboa Patrón y sus relaciones amafiadas.
Los Luis Alberto Villarreal y sus “moches” jamás desmentidos y sus bacanales gozadas, seguramente, gracias al dinero de todos.
Las Purificación Carpinteyro y sus negocios personales cobijados por su curul.
Los diputados que recibieron la “subvención extraordinaria” para aprobar reformas de Peña Nieto.
Los senadores ligados y apoyadores del duopolio televisivo. Recordemos a Javier Lozano cuando pida el voto para ser gobernador de Puebla. Ese será el momento de cobrar cuentas.
Allí están. Todos los conocemos.
Matemos a un legislador.
¿Cómo?
Matando sus privilegios. Exigiendo que se terminen sus prebendas. Marchando. Gritando. Increpando. Hasta barato les sale en comparación a los abusos en los que han incurrido.
Allí está también el cuadro de la vergüenza. Los privilegios que en 2015 seguramente tendrán los diputados mexicanos (Reforma. 12/VIII/2014):
-Bono por desempeño a diputados: 500 millones de pesos.
-Incremento en honorarios: 285.6 millones de pesos.
-Bono de fin de legislatura para empleados: 114.2 millones.
Programa de Retiro Voluntario: 100 millones.
-Estímulo productivo para mandos medios (¿?): 26.5 millones.
-Impuesto de bono y estímulo de fin de legislatura (¿?): 45 millones.
-Apoyo de transporte para nuevos diputados: 4.5 millones.
-Contingencias para la 63 Legislatura (¿?): 150 millones.
-Ajuste… ¡por inflación!: 272 millones. -Subvenciones Especiales febrero 2014 (sic): 100 millones.
-Incremento salarial por acuerdo FSTSE: 40 millones.
En total: alrededor de 2 mil millones de pesos.
Todo, pagados por los bolsillos de todos.
“En México, un diputado recibe al mes más de 148 mil pesos entre dieta neta mensual (74 mil pesos) y “apoyos económicos” que incluyen 45 mil 786 pesos por “asistencia legislativa” (¡por ir a trabajar!), y solo 28 mil pesos para atención ciudadana”, apunta Genaro Lozano en su columna en el diario Reforma.
Abusos por todas partes.
“En la Cámara de Diputados sí se entregaron bonos etiquetados como ´subvenciones extraordinarias´, de los cuáles no hay manera de comprobar el destino ni existe justificación de las partidas presupuestales”, confirmó la diputada Zuleyma Huidobro.
A Ricardo Monreal lo han despedazado sus pares por haber denunciado el bono a legisladores –como valor entendido-, para apoyar la reforma energética. Lo han crucificado. Lo han escupido… pero no pudieron desmentirlo.
¿Más?
Los gastos de los diputados por viajes al extranjero –léase viajes de placer-, ascendieron, en lo que va del año, a 55.6 millones de pesos. Ahora entendemos porqué, desde hace más de cinco años, los senadores mantienen congeladas las propuestas para que los grupos parlamentarios transparenten los recursos públicos que reciben y el uso que le dan. Son tapadera de la transparencia.
Sí: matemos a un legislador.
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¿Hasta cuándo terminarán los abusos de los legisladores? Hasta que los ciudadanos se asuman como una sociedad más crítica y menos tolerante a sus pillerías. A los abusos del poder legislativo, la intolerancia de la población a su justa medida.
De no hacerlo, sigamos viendo cómo saquean presupuestos y se enriquecen al amparo del erario público.
De no hacerlo, no nos quejemos entonces.
Twitter: @_martinmoreno
Fuente: Sin Embargo