Por Andrea Rodríguez
Algunos dicen que el agua tal vez tenga algo. Otros hablan de un viejo árbol sagrado plantado en el lugar. O tal vez todo sea una coincidencia.
Sea como sea, los vecinos de un barrio habanero se maravillan de tener 12 pares de mellizos o gemelos de todas las edades viviendo a lo largo de dos cuadras.
“Nosotros fuimos las primeras”, dijo con pícaro orgullo a la AP Fe Fernández, de 65 años de edad y una de las más activas organizadoras de fiestas y encuentros de todos los “jimaguas” –como se denomina en Cuba a los hermanos nacidos de un parto– que vienen en las dos cuadras del reparto Buenavista, al oeste de la capital.
“Es increíble”, exclamó a su lado su hermana idéntica Esperanza, que usa el cabello suelto, teñido de negro, lo que ayuda a distinguirla de Fe, quien luce sus canas y tiene el cabello recortado.
A simple vista, este par de cuadras en línea recta no ofrece ninguna diferencia con cualquiera otra de La Habana: casas de clase media, algunas de dos plantas y colores variados, con sus zaguanes de columnas y balaustradas donde siempre hay vecinos asomados o niños jugando.
En algunas viviendas habita una familia en la planta baja y otra en la superior y nunca falta un poco de música saliendo de una ventana cuyas cortinas mece un ventilador.
Después de un rato, sin embargo, el visitante tiene la sensación de estar viendo doble.
“Hola, soy Carla y ella es mi hermana Camila”, dice sonriente Carla Rodríguez, una niña de nueve años con anteojos. “Las dos somos jimaguas y nos gusta vivir en esta cuadra porque tenemos compañeras jimaguas”.
Se estima que unas 70 familias habitan allí. Unas 224 personas si se calcula que el promedio de los hogares cubanos según la Oficina Nacional de Estadísticas cuenta con uno 3,2 miembros.
Un recuento realizado en los dos cuadras revela que allí viven 12 pares de mellizos, incluidos 10 pares que son idénticos (monocigóticos).
“Y eso sin contar a los que murieron –unos vecinos llamados Rafael y Antonio de 21 años aquejados de una dolencia en los huesos– o que se fueron del país”, explicó Fe Fernández, maestra retirada y quien asegura que en total 15 parejas de hermanos jimaguas vivieron o viven en las famosas dos cuadras.
Todos los mellizos nacieron en el barrio, con una excepción, los que viven en una casa que antes fue ocupada por otra pareja de mellizos que se mudó a España. Algunos fallecieron o se mudaron.
“Se van jimaguas y vienen jimaguas”, bromeó Fernández.
Ninguna de las madres entrevistadas por la AP dijo haber recibido tratamientos de fertilización, aunque algunas afirmaron que en sus familias abundan los casos de nacimientos múltiples. Ninguna de las familias, por otro lado, está emparentada.
“Jamás me lo imaginé, nada de tratamientos de fertilidad, fue mi primera ‘barriga’ y a las cinco semanas de gestación me hicieron un ultrasonido y estaba embarazada de gemelos”, explicó Tamara Velázquez, madre de Asley y Aslen, de seis años de edad y por ahora las más pequeñas de las gemelas de la cuadra.
Para Velázquez la experiencia es “fuerte”.
“(Es) Muy trabajoso, requiere de mucha paciencia. Ellas son muy activas y dominantes, aunque tienen diferente carácter”, expresó.
Es imposible saber a qué se debe la abundancia de mellizos en estas dos cuadras.
Según los expertos, uno de cada 80 embarazos es gemelar, pero de 3 a 5 casos entre 1.000 son idénticos o monocigóticos, esto es que surgen de la división de un óvulo fecundado por un solo espermatozoide.
Los científicos dicen que una variedad de factores inciden en el nacimiento de mellizos, como la raza, la edad de la madre y la dieta. Africa Occidental, de donde vinieron los antepasados de muchos afrocubanos, tiene tasas elevadas de mellizos.
Expertos en estadísticas opinan que no hay que buscar patrones para este fenómeno.
“Podría estar pasando algo aquí, que se dé una combinación de varios factores”, manifestó Andrew Gelman, profesor de estadísticas de la Universidad de Columbia, en un correo electrónico. “Pero un conteo oportunista puede hacer que algo pequeño y natural parezca un fenómeno más grande”.
Por ejemplo, indicó, tomar en cuenta esas dos cuadras ignorando sus alrededores “enfoca toda la atención en un pequeño sector”.
Si bien no se ha hecho estudio serio del fenómeno de la Calle 68-A, los vecinos se consideran parte de algo especial.
Y algunos le buscan explicaciones espirituales a la presencia de tanto gemelo.
“Hay vecinos que son religiosos. Muchos dicen que es la mata (planta) de Siguaraya y a la que todo el mundo le pide, que está en una de las casas”, comentó Fe Fernández. “Le gente cree mucho en ella”.
Conocido científicamente como ‘Trichilia havanensis”, de hojas abundantes y flores blancas, el árbol es sagrado –pues pertenece a un poderoso orisha o deidad– para la Santería, una religión sincrética de origen africano y muy seguida en la isla.
La Siguaraya le debe también mucho de su popularidad a una famosa canción entonada por el legendario cantante Benny Moré en la década de los 40.
Otros vecinos dicen que es todo casualidad.
“Es una coincidencia muy grande, esas extrañas cosas que tiene la vida”, expresó con los ojos asombrados Mercedes Montero, madre de los mellizos de 21 años Xavier y Lorena.
Fuente: AP