Kamala Harris se prepara para hacer lo que la mayoría de vicepresidentes anteriores a ella han hecho el lunes: certificar la elección de un nuevo presidente.
Pero este proceso tradicionalmente tranquilo llega en un momento tenso en la historia de Estados Unidos: el lunes se cumple el cuarto aniversario del 6 de enero de 2021, cuando el entonces presidente Donald Trump instó a sus partidarios a asaltar el Capitolio de Estados Unidos.
Algunos alborotadores pidieron la ejecución del vicepresidente Mike Pence por negarse a impugnar los resultados de las elecciones de 2020.
En julio de 2024, cuatro años después, Harris dio un salto sorprendente y sin precedentes a la cima de la nominación demócrata, pero su viaje de 100 días hasta las elecciones de noviembre terminó en derrota, y ahora tendrá que certificar formalmente su derrota y la de Trump.
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Aunque pueda resultar incómodo, Harris está haciendo lo que sabe que tiene que hacer, tal como lo hizo Pence antes que ella.
Un funcionario de la Casa Blanca le dijo a CNN que el papel de Harris el lunes “será únicamente el de secretaria”.
“El vicepresidente reconoce que nuestra democracia requiere líderes electos que hagan un juramento sagrado, así como ciudadanos comunes y corrientes que la defiendan activamente”, dijo un alto asesor de Harris.
“Es con este profundo sentido de responsabilidad y deber que el vicepresidente certificará las elecciones presidenciales del 6 de enero y reafirmará la voluntad del pueblo estadounidense”, añadió el funcionario.
