Los barriles con material tóxico fueron hallados en un lugar que, según las bitácoras navales, antes era utilizado por compañías industriales del sur de California como vertedero de residuos, desde principios de 1930 hasta 1972.
Científicos marinos del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, en San Diego, han determinado que en aguas cercanas a Los Ángeles y la isla Santa Catalina se encuentran sumergidos al menos 25 mil barriles que, por el fuerte brillo de su señal acústica y su peculiar geometría, apuntan a la posible presencia de dicloro difenil tricloroetano (DDT), un compuesto tóxico que antes de ser prohibido se utilizaba en los insecticidas.
Miles de barriles que con toda probabilidad contienen DDT fueron encontrados en un lugar donde se sospechaba que había un vertedero submarino de desechos tóxicos desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Los investigadores mapearon más de 14 mil 500 hectáreas de lecho marino entre la isla Santa Catalina y la costa de Los Ángeles, en una región donde previamente se habían descubierto elevados niveles de esa sustancia tóxica en sedimentos y en el ecosistema, e hicieron imágenes de 27 mil 345 objetos con forma de barril.
Según registros históricos de las bitácoras navales, compañías industriales del sur de California utilizaron esa cuenca marítima como vertedero desde principios de 1930 hasta 1972, cuando se promulgó la Ley de Protección, Investigación y Santuario Marino, indicó el Instituto Scripps en un comunicado, aunque la ubicación exacta y la magnitud del vertido siguen desconocidas hasta ahora.
Eric Terrill, científico a cargo de esta expedición y director del Laboratorio de Física Marina del Instituto Scripps de Oceanografía, señaló este lunes ante los reporteros que la magnitud del territorio afectado es “alarmante”: “Realmente sorprendió a todos los que han trabajado con estos datos y que han navegado en el mar”.
Aunque el estudio provee un “mapa de una zona extensa” de barriles, deja la confirmación de la presencia del DDT en manos de otros, ya que para ello no basta con los datos de los sonares, que no pueden determinar el contenido de los barriles, sino que hace falta un muestreo de sedimentos, explicó Terrill.
El impacto a largo plazo en la vida marina y en el ser humano aún se desconoce, indicó por su parte la oceanógrafa química Lihini Aluwihare, profesora de geociencias del Instituto Scripps, quien en 2015 fue coautora de un estudio que dio con elevadas cantidades de DDT y otras sustancias químicas de fabricación humana en la grasa de delfines nariz de botella, que murieron por causas naturales.
“Estos resultados también generan dudas sobre la exposición continua y el posible impacto en la salud de los mamíferos marinos, especialmente después que se demostrara que el DDT tiene un impacto multigeneracional en el ser humano”, afirmó Aluwihare, quien no formó parte de la actual expedición.
Los científicos llevaron a cabo el estudio entre el 10 y el 24 de marzo, después que Los Angeles Times publicara un reporte, el año pasado, sobre evidencias de que se había vertido DDT en las costas del sur de California.
RT con información de AP