El hacker colombiano Andrés Sepúlveda ratificó este martes 5 a través de su abogado Jhon Castelblanco que hizo labores de espionaje informático para la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012 y aseguró que existen evidencias que sustentan esa afirmación.
“Él tiene pruebas de todo esto”, dijo el litigante a Apro.
De acuerdo con Castelblanco, algunas de esas pruebas –como “copias de correos electrónicos y otras evidencias”– fueron entregadas por Sepúlveda a la revista Bloomberg Businessweek, la cual publicó la semana anterior una entrevista con el hacker colombiano.
En ella, Sepúlveda afirma que para la campaña presidencial del PRI en 2012 interceptó teléfonos y computadoras del PRD y el PAN, incluidos los de sus respectivos candidatos presidenciales Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota, respectivamente.
Castelblanco dijo que la revista estadunidense entrevistó a Sepúlveda en julio del año anterior pero publicó hasta hace una semana porque tardó ocho meses en verificar las afirmaciones y las pruebas ofrecidas por el hacker.
“Todo lo que salió fue corroborado por la revista. La revista, antes de salir averiguó e hizo revisar los correos que el señor Sepúlveda les entregó y absolutamente todo”, sostuvo el abogado.
Según Bloomberg Businessweek, las labores de espionaje y de guerra sucia informática que hizo Sepúlveda en las campañas de México y otros países de Latinoamérica se llevaron a cabo mientras éste trabajaba para el estratega político venezolano Juan José Rendón, mejor conocido como JJ Rendón.
De acuerdo con Castelblanco, el hacker colombiano –quien cumple una pena de 10 años de cárcel en su país por espionaje informático contra los negociadores del gobierno en el proceso de paz con las FARC–, decidió hacer estas revelaciones con la motivación de “decir la verdad y quedar con su conciencia tranquila”.
Sepúlveda “se concientizó de que le hizo un mal no sólo a Colombia, sino a otros países trabajando para este señor JJ Rendón”, dijo el abogado.
El principal interés de su representado, agregó, es que se conozca en América Latina que “este señor, que se supone es uno de los consultores políticos mejor pagados, no todo lo que hace es correcto, que no todo lo que hace es normal, sino que tiene cosas turbias que jamás van a salir a flote si una persona como él (Sepúlveda) no las dice”.
Consultado vía correo electrónico por Apro, Rendón respondió que las acusaciones de Sepúlveda son “desvaríos” sobre los cuales “ni vale la pena comentar”. Además, reiteró que demandará a Bloomberg.
“Estoy concentrado en la preparación de mi demanda contra Bloomberg News, no tengo interés alguno en desenfocarme al respecto”, indicó.
Para el viernes 1, Rendón, residente en Miami, dijo a la cadena CNN en español que “Sepúlveda está siendo utilizado o tiene una motivación económica”.
En un comunicado de ese mismo día, la Presidencia de México rechazó “cualquier relación entre el equipo de la campaña presidencial de 2012 con Andrés Sepúlveda o que se haya contratado al consultor JJ Rendón”.
El estratega político venezolano dijo a CNN en español que respeta y asume como cierto el comunicado de la Presidencia de México “y no lo voy a desdecir”. Además, recordó que en todos los servicios de consultoría que ofrece media un contrato de confidencialidad.
Pero la página de Internet de Rendón señala que ha trabajado en 28 campañas presidenciales, entre ellas las de “Juan Manuel Santos de Colombia y Enrique Peña Nieto de México”.
En una consulta que le hizo Bloomberg, dijo que los correos electrónicos presentados por el hacker colombiano como evidencia del espionaje que habría realizado para la campaña del PRI son falsos.
Castelblanco aseguró que su representado “se ratifica en todo lo que dijo (a Bloomberg Businessweek) y no tenemos ningún tipo de temor de que nos demande Rendón porque tenemos manera de sustentar todo lo que él (Sepúlveda) dijo”.
El abogado explicó que después de que se publicó la entrevista con Bloomberg Businessweek, el pasado 31 de marzo, ha tenido tres encuentros con su cliente y “está muy tranquilo con todo lo que ha dicho y si Rendón quiere iniciar acciones, pues que las inicie”.
Traspiés en Colombia
Andrés Sepúlveda cobró notoriedad en Colombia cuando agentes de la Fiscalía lo capturaron el 6 de mayo de 2014 bajo cargos de espionaje a la campaña del candidato presidencial del Centro Democrático Óscar Iván Zuluaga, un aliado político del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Según la acusación, Sepúlveda interceptó las comunicaciones telefónicas y los correos electrónicos de los negociadores de paz del gobierno y las FARC y compró información de inteligencia a militares que manejaban un centro clandestino de espionaje conocido como “Andrómeda”.
De acuerdo con declaraciones del hacker, esta información era encargada por los más cercanos colaboradores de Zuluaga y tenía como propósito desprestigiar el proceso de paz que desarrolla desde noviembre de 2012 con la guerrilla de las FARC el gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos.
Uribe Vélez y los legisladores de su partido, el Centro Democrático, son los más enconados opositores de ese diálogo ya que lo consideran una claudicación del Estado frente “a un grupo de terroristas y narcotraficantes”.
El mismo Sepúlveda se identificaba plenamente con las ideas de Uribe Vélez –“yo era más uribista que él”, ha dicho– y era un crítico severo de las FARC, las guerrillas colombianas y todo “lo que oliera a izquierda o a socialismo”.
En un video divulgado por los medios de comunicación en plena campaña presidencial de 2014, cuando Santos buscaba su reelección, Sepúlveda aparece informando a Zuluaga cómo puede recopilar información de inteligencia de las FARC y las guerras sucias que piensa desarrollar por las redes sociales contra el proceso de paz. “Queda un mes para dar un golpe, hermano”, dice Zuluaga al hacker.
De 31 años de edad, Sepúlveda decidió cooperar con la Fiscalía colombiana cuando se sintió abandonado por el uribismo y terminó por confesar de manera pormenorizada sus actividades como hacker de la campaña presidencial del Centro Democrático.
El exasesor de la campaña, Luis Alfonso Hoyos, huyó a Estados Unidos el año pasado al conocer que la Fiscalía libraría una orden de aprensión contra él por concierto para delinquir, violación de datos personales, acceso abusivo a sistema informático y uso de software malicioso.
Zuluaga se encuentra bajo investigación y ha dicho que hay planes de la Fiscalía para detenerlo. Él se considera un “perseguido político” del gobierno de Santos por su oposición al proceso de paz.
La exesposa de Sepúlveda, Lina Luna –exactriz, mercadóloga y publicista de la que se separó a finales de 2014– también estuvo ligada a la campaña de Zuluaga y antes trabajó para la oficina de JJ Rendón en Bogotá, donde conoció al que fue su marido, según declaró.
En 2012, ella estuvo en México participando en la campaña de Enrique Peña Nieto.
A pesar de que en 2014 Sepúlveda hizo explosivas revelaciones sobre el espionaje y las guerras sucias en redes sociales que realizó para el Centro Democrático, sólo mencionó de manera marginal sus actividades como “experto en seguridad informática” en campañas políticas de otros países, siempre bajo las órdenes de JJ Rendón.
Entre los países donde prestó sus servicios como hacker, Sepúlveda mencionó en la entrevista con Bloomberg Businessweek a Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Venezuela y México.
El 10 de abril de 2015, el hacker fue sentenciado por un juez penal colombiano a 10 años de cárcel por concierto para delinquir, acceso abusivo a sistema informático, violación de datos personales agravado, uso de software malicioso y espionaje en contra de los negociadores de paz.
De acuerdo con Castelblanco, su abogado, la entrevista con Bloomberg Businessweek no puede traducirse para Sepúlveda en una reducción de la condena pero sí le puede redituar beneficios carcelarios como la posibilidad de que se le permita trabajar y estudiar en el bunker de la Fiscalía colombiana donde, por motivos de seguridad, cumple su pena.
El abogado estimó que Sepúlveda podría salir en libertad condicional al cumplir unos cinco años más.