Guerrero en llamas

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Por Luis Hernández Navarro

Por los caminos del sur la cosa está que arde. Maestros, normalistas, campesinos e indígenas protagonizan en Guerrero un nuevo ciclo de protestas cívicas y gremiales que guardan bastantes elementos en común con los levantamientos de otras épocas. La oposición a la reforma educativa, la lucha contra la inseguridad pública, la demanda de plazas para trabajar y la resistencia a los grandes proyectos mineros y a la construcción de una presa se han imbricado y alimentado unas a otras.

Miles de maestros democráticos han puesto de cabeza el estado. Desde el 25 de febrero se fueron al paro indefinido en rechazo a la reforma educativa. En el camino acamparon en plazas públicas de toda la entidad, bloquearon la Autopista del Sol, organizaron durante 23 días un plantón frente al Congreso local y oficinas públicas del estado e impidieron la entrada a centros comerciales y bancos.

Las movilizaciones han ocasionado caos vial en plena temporada vacacional. Coinciden en el tiempo con un levantamiento de pueblos indígenas y comunidades campesinas en contra de la inseguridad pública, que extendió la red de policías comunitarias previamente existente, propició la aparición de grupos de autodefensa armada y la detención de delincuentes por parte de ciudadanos.

La lucha de los profesores está encabezada por la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg), que se fundó en 1989 al calor del movimiento magisterial democrático nacional de ese año. Fue la culminación de muchos esfuerzos de los maestros democráticos de la entidad para alcanzar la unidad en la lucha contra los dirigentes espurios.

La Ceteg considera que la reforma educativa es una norma antidemocrática, autoritaria y retrógrada, que pretende restringir y cancelar derechos de los trabajadores de la educación y dar marcha atrás a las conquistas sociales plasmadas en la Constitución de 1917.

Sostiene que le abre aún más las puertas a la privatización de la educación pública. Aún más porque, paulatinamente, el gobierno federal se ha ido desentendiendo de su obligación constitucional de brindar educación gratuita. Ha trasladado su responsabilidad de educar a los padres de familia, quienes deben pagar los gastos del funcionamiento de las escuelas, así como de su reparación, equipamiento, mobiliario y material didáctico. Con la reforma, en nombre de la autonomía de gestión, se legalizan las cuotas en las escuelas.

Los maestros guerrerenses exigen que el gobernador Ángel Aguirre firme el decreto de adhesión y reforme la Ley Estatal de Educación, para que se incluyan sus cuatro demandas centrales: garantizar la gratuidad de la educación, la evaluación democrática, el respeto a los derechos laborales y otorgar plazas a los egresados normalistas.

El pasado 22 de marzo uno de los maestros democráticos señaló: Nuestra demanda es que se respeten los derechos laborales históricos de la educación. No nos negamos a la evaluación. Claro que estamos dispuestos a la evaluación, pero no a la evaluación que ellos nos imponen de manera unilateral y agresivamente, y con exámenes estandarizados. Queremos una educación plural, acorde a las necesidades de cada estado. Queremos que los compañeros normalistas tengan acceso al trabajo digno, como marca la Constitución. Esta es la ruta que llevamos.

Existen vínculos sólidos entre maestros democráticos y policías comunitarios. El Consejo Regional de Seguridad y Justicia, Policía Comunitaria y Popular, que tiene presencia en La Montaña, expresó su más amplio apoyo a los profesores que protestan contra la reforma educativa.

La Ceteg lleva mucho tiempo luchando contra la inseguridad pública. Su regional Acapulco documentó cómo en un lapso de dos meses fueron secuestradas 15 docentes y familiares suyos. Para obtener su libertad los maestros pagaron rescates. Otros perdieron la vida. Algunos profesores en otras regiones del estado deben dar a los delincuentes una parte de su salario para poder laboral. Por ello, en septiembre de 2102 impulsaron intensas movilizaciones de protesta

La Ceteg cuenta con una dirección colectiva, no estatutaria, que organiza y dirige su trabajo. Para democratizar el sindicato ha intentado todo tipo de caminos. Ha participado en una comisión ejecutiva, en un comité ejecutivo paritario y en uno de composición, junto a representantes del sector institucional. Cuando en 2001 fue imposible seguir caminando por esta vía nombró un comité ejecutivo seccional democrático, paralelo al oficial. Su representación actual funciona desde mayo de 2010.

A pesar de no tener la representación formal del sindicato, la Ceteg ha protagonizado grandes batallas sindicales. Gracias a ellas logró el pago de 90 días de aguinaldo, parar la municipalización y privatización de la educación, encabezar la lucha contra la Ley del Issste y aplazar la aplicación de la Alianza por la Calidad de la Educación.

Los maestros han elaborado propuestas serias de enseñanza alternativa. En 2008 celebraron un Congreso Pedagógico de Educación, Cultura y Deporte que acordó un documentado diagnóstico sobre la educación en el estado y planteamientos para resolver los principales problemas del sector. El movimiento produjo 15 proyectos específicos de educación y arrancó el acuerdo de que el Congreso aprobara la creación del Instituto Estatal de Evaluación y el Centro de Investigación Educativa. Desde entonces, han avanzado en la formación de una Subsecretaría de los Pueblos Originarios, la elaboración de contenidos curriculares, en propuestas de escuelas integrales y en un plan de alfabetización. La reforma educativa elimina de un plumazo todos estos avances pedagógicos.

Finalmente, el pasado sábado 23 de marzo, el gobierno estatal, el federal y la Ceteg acordaron firmar un decreto de reformas a la Ley Estatal de Educación, en el que se garantiza la gratuidad de la educación, además de la publicación de las convocatorias de nuevo ingreso en las nueve normales públicas, la cancelación de órdenes de aprehensión y el pago de los salarios retenidos.

El asunto pudo haberse resuelto desde el principio. Pero, lejos de facilitar la negociación de los conflictos, el gobernador Ángel Aguirre los encona. Cada día que pasa parece ser más y más una copia de los Rubén Figueroa. Guerrero está en llamas y él no es ajeno a ese incendio.

Fuente: La Jornada

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