Sidronio Casarrubias Salgado, líder de Guerreros Unidos, confesó que su organización secuestró a los 43 normalistas de Ayotzinapa porque entre ellos, supuestamente, iban infiltrados 17 miembros de la banda rival de Los Rojos, de la célula de Santiago Mazari Hernández “El Carrete”.
De acuerdo con la causa 100/2014 del Juzgado Primero de Distrito de Matamoros, el líder criminal declaró ante la SEIDO que Los Rojos iban armados y su propósito era asesinar a Víctor Hugo Benítez, “El Tilo”, jefe de plaza de Guerreros Unidos en Iguala, así como a cinco de sus hermanos.
Los 17 sicarios, según su declaración, fueron asesinados y calcinados y sus cenizas tiradas en un río, aparentemente en Cocula, según lo que informó a Casarrubias uno de sus lugartenientes conocido como “El Gil”.
“En ese evento (Guerreros Unidos) habían recuperado algunas armas largas de calibre 9 milímetros y que en los autobuses también habían asegurado armas largas HK y varias armas cortas, para esto los infiltrados llegaron en (camionetas) Urvan utilizadas para el transporte y ahí en Iguala realizan el robo de camiones de la línea Estrella de Oro”, declaró Casarrubias.
La indagatoria refiere que Los Rojos, aparentemente, pagaron 300 mil dólares al Procurador de Guerrero, Iñaky Blanco; al Secretario de Seguridad Pública del Estado, Leonardo Octavio Vázquez Pérez, y al director de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa para que permitieran que se infiltraran en los autobuses con los estudiantes y con ello evitaran que la Fiscalía de Justicia y la Secretaría de Seguridad Pública estatales intervinieran en el “asalto” de la plaza de Iguala.
El líder de Guerreros Unidos fue detenido hace 10 días, y su testimonio forma parte de la acusación con la que se solicitó la aprehensión del ex Alcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, del jefe de la Policía y otros 25 agentes y presuntos narcotraficantes por los delitos de delincuencia organizada, secuestro y homicidio.
Casarrubias contó que desde las 3:00 horas del 26 de septiembre su lugarteniente “El Gil” le escribió por mensajería instantánea de Blackberry.
“Está la fiesta en grande, ya que se habían metido Los Rojos y que llevaban varias horas ya peleando, al rato te dejo saber más detalles”, describió.
No menciona datos específicos del sitio donde ocurrieron los enfrentamientos y Casarrubias no volvió a saber de “El Gil” hasta las 14:00 horas, cuando le dijo que tenían detenidos a 17 de Los Rojos.
Según el testimonio de Casarrubias, en Ayotzinapa su organización presuntamente ya había detenido a los primeros “infiltrados” de Los Rojos, aunque no menciona cuántos, y habían “levantado” y matado a otros tres en Chilpancingo.
“Para esto, cuando estas personas llegan, ya traían tres cuerpos de personas que habían levantado en Chilpancingo, cuerpos que tiran en la terminal, ésto con la intención de calentar la plaza; en esa misma conversación, ‘El Gil’ me dice que de los 17 Rojos ya se habían ido al agua, o sea, que ya los quemaron y que las cenizas las tiraron al agua, yo me imagino que es el Río Cocula”, contó.
Cuando los estudiantes llegaron a Iguala, hubo un incidente frente a un lavado de autos, donde resultó herida una empleada. La PGR dijo la semana pasada que tenía una línea de investigación por estos hechos.
En toda la persecución y refriegas, en la que fueron apoyados por municipales de Iguala y Cocula, los Guerreros Unidos sólo tuvieron tres bajas.
Las horas de las declaraciones del líder de los Guerreros Unidos no coinciden con la cronología oficial de los acontecimientos.
La PGR ha informado que a las 18:00 horas del 26 de septiembre, los estudiantes tomaron dos autobuses en Ayotzinapa y llegaron tres horas más tarde a Iguala, donde se apropiaron de otros dos camiones.
El líder de los Guerreros Unidos afirma que el comandante Francisco Salgado Valladares, de la municipal de Iguala, fue detenido, pero logró escapar aprovechando que el Fiscal de Guerrero se retiró de Iguala, cuando escuchó que venían policías comunitarios.
“De un número telefónico me andaba buscando ‘Gil’, quien me dice que ‘me voy a enmontar’ y que se llevaría con él a Francisco Salgado Valladares y que se iría rumbo a Cocula, a las cascadas es una zona turística y que de ahí subiría a la Sierra de Cocula, por ahí sale a Tianquizolco”, concluye el narco hoy preso en el Penal del Altiplano.
Sobre el ataque, Casarrubias dijo que los infiltrados fueron en busca de los hermanos Benítez Palacios, operadores de Guerreros Unidos en ese municipio, en Cocula, Taxco y Huitzuco.
“La consigna (de Los Rojos) era la de matar a los hermanos Benítez Palacios, ya que la primera balacera se dio en el auto lavado llamado Los Peques, ahí Los Rojos infiltrados se roban tres taxis que son propiedad de los hermanos Benítez Palacios, logrando llegar hasta el domicilio de estos hermanos, quienes al llegar a la casa los hermanos Benítez Palacios repelen la agresión, saliendo herida la persona encargada de hacer la limpieza en ese domicilio”, declaró el presunto mando criminal.
Fuente: Reforma