Grecia alcanza un acuerdo con sus acreedores

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Sin embargo, el acuerdo requiere que Atenas, ya golpeada por duras reformas y un declive económico, recorte aún más gastos a cambio de más préstamos sin los que su sistema financiero colapsaría con certeza. El acuerdo, que aún necesita la aprobación del Parlamento, será el tercer rescate del país en cinco años.

Pero antes de obtener la ayuda de 85.000 millones de euros (95.070 millones de dólares), el gobierno deberá aprobar una serie de medidas de austeridad que incluyen subir los impuestos, reformas a pensiones y laborales.

Grecia tendrá un calendario ajustado para implementar las reformas, un reflejo de lo poco que los acreedores confían en la palabra de Atenas. Para conseguir un acuerdo, el primer ministro Alexis Tsipras tuvo que superar la profunda desconfianza de sus socios europeos. Apenas una semana antes, convocó a los griegos a votar en un referéndum para rechazar muchas de las medidas que aceptó el lunes, y el acuerdo le obligó a renegar de muchas de sus promesas electorales.

Los griegos votaron contra esas propuestas, pero ahora estarán horrorizados al ver que enfrentarán medidas todavía más duras.

La canciller alemana Angela Merkel dijo que además de cerrar el acuerdo “debe reconstruirse la confianza”. Agregó que “Grecia tiene una oportunidad de volver a la senda del crecimiento, aunque será un largo camino”.

En un primer paso para conseguir recursos, el gobierno griego deberá aprobar una serie de reformas de austeridad para el miércoles.

Las medidas incluyen subir los impuestos a las ventas y reformas al sistema de pensiones. Semanas después, Grecia tendrá que abrir a la competencia las industrias que durante tanto tiempo protegió, como el sector energético; y se flexibilizarán las leyes laborales.

Si cumple con esos requisitos, el país accederá a un programa de rescate de tres años y un compromiso para reestructurar su deuda, que ronda los 320.000 millones de euros, es decir un 180% de su Producto Interno Bruto anual, algo insostenible.

“Logramos evadir las medidas más extremas”, dijo Tsipras. “Grecia peleará para volver al crecimiento y reclamar su soberanía perdida”.

Ambas partes reconocieron las agrias negociaciones que mantuvieron enfrentados a los jefes de gobierno durante meses, y siguieron negociando hasta pasadas nueve horas del plazo límite de la medianoche del domingo.

Por su parte, el presidente francés François Hollande dijo que es un camino que merece la pena emprender y expresó su alegría por la permanencia de Grecia en el euro. Permitir que Grecia saliera de la eurozona hubiera supuesto perder un país que está en el “corazón de nuestra civilización”, afirmó Hollande.

Las conversaciones avanzaron en una reunión entre Tsipras, Merkel, Hollande y Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. La amenaza de expulsión de la zona euro puso una enorme presión sobre Tsipras para que aceptara impopulares medidas de austeridad, porque la gran mayoría de su población quiere permanecer en la eurozona, el grupo de 19 naciones que usa el euro.

“Asumimos la responsabilidad de la decisión para evitar la aplicación de los objetivos más extremos”, dijo Tsipras. “Logramos evitar la exigencia de transferir activos griegos al extranjero, evitar el colapso del sistema financiero”.

“Los griegos tienen que demostrar que son creíbles, demostrar que van en serio”, dijo Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, crítico desde hace tiempo con el gobierno de Tsipras.

Grecia había solicitado un paquete a tres años de 53.500 millones de euros (59.500 millones de dólares) en ayuda financiera, pero ese número creció conforme se alargaban las negociaciones y los delegados calculaban cuánto necesitaría el país para seguir siendo solvente. Se trata del tercer rescate de Grecia en cinco años. En los dos préstamos anteriores recibió un total de 240.000 millones de euros (268.000 millones de dólares).

Fuente: AP

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