Google anunció que instalará un centro de soporte de nube en México, que en un primer momento estará ubicado en sus oficinas de Montes Urales y para el que la compañía californiana planea incrementar su plantilla de profesionales en el país. ¿Por qué Google ha elegido a México como la casa de uno de sus centros de soporte de nube?
Google Cloud creció 42% a nivel global en el primer trimestre del 2021, con lo que superó a Amazon Web Services, que creció 32% en el primer cuarto del año. Con este crecimiento en ventas y el conocimiento del mercado mexicano que ha adquirido la compañía, la siguiente etapa es el servicio al cliente, por lo que ha decidido abrir este centro de soporte de nube global en México.
De acuerdo con Julio Velázquez, director de Google Cloud en México, tanto el anuncio del nuevo centro de soporte de nube; como la participación de su servicio en la fusión entre Televisa y Univisión son una muestra de lo estratégica que es esta línea de negocio para su matriz Alphabet.
Son varias las razones por las que México ha sido elegido por Google como el país para instalar su nuevo centro de soporte de nube. La primera es dar soporte a los clientes de aquellos países con los que, desde México, se pueda seguir la técnica “Follow the sun” (Sigue al sol), es decir que desde México puede atenderse a clientes de Estados Unidos y parte de Europa debido a las zonas horarias del país.
Otra de las razones es que, según Velázquez, México ocupa el sexto lugar a nivel mundial entre los países con la mayor cantidad de migrantes calificados, lo que quiere decir que hay una alta capacidad y talento en los profesionales mexicanos que no necesariamente se queda en el país a trabajar después de concluir sus estudios.
Los perfiles que requiere Google para este centro de soporte abarcan a profesionales dedicados sobre todo a la ciencia de datos y a las matemáticas, con una alta capacidad técnica y un buen nivel de servicio al cliente. Otra de las habilidades indispensables es un alto nivel de inglés, pues el profesional tendrá que tratar con clientes en Estados Unidos y algunas regiones de Europa.
Aunque de acuerdo con el directivo de Google Cloud, el tema de la diferencia salarial entre los ingenieros y desarrolladores estadounidenses y mexicanos no influyó en la decisión de instalar este nuevo centro de soporte en México, es preciso decir que un programador estadounidense gana en promedio 9,000 dólares al mes, es decir alrededor de 193,000 pesos, según el Buró de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, mientras que uno mexicano gana en promedio 23,000 pesos mensuales u ocho veces menos, de acuerdo con las estimaciones de EmpleosTI, una bolsa de trabajo digital especializada en el sector de tecnologías de la información.
“Es reconocido en el mundo que México tiene talento y que es un buen lugar para invertir. Desde luego que los economics pudieron haber influido, pero no es esa la razón de negocio; lo que está buscando la compañía es inclusión, igualdad y diversidad de oportunidades en el mundo”, dijo Velázquez en entrevista.
Aunque, según su reporte financiero del primer trimestre del 2021, la región de América Latina representa 5% de las ganancias de Google en todo el mundo, de acuerdo con Velázquez la región es una de las que la compañía ha declarado de alta inversión.
“Fue una combinación de zona horaria, de talento y de la necesidad de atender a nuestros clientes de habla hispana en español, pero también que puedan atender a clientes en Estados Unidos en inglés”, dijo.
Para Alejandro Vargas, director de Investigación de Mercados de la consultoría especializada en TIC Select, Google, como muchos otros proveedores de nube, está invirtiendo con fuerza en México, lo que para el analista es una buena noticia porque reconoce no sólo el potencial del mercado sino el talento humano que estamos generando continuamente.
“Esperamos que esta tendencia se mantenga, sobre todo porque esto influye mucho en la creación de empleos de calidad en México y si el mercado mantiene este dinamismo, esperamos que haya más inversiones de este tipo”, dijo Vargas.
Fuente: El Economista