Una casa de apuestas subastará esta semana el mensaje mediante el que Goering, el lugarteniente del «Führer», quiso tomar el poder en los últimos días del Reich. El ‘Führer’ tomó la misiva como un golpe de estado y mandó a arrestar a su oficial
Berlín, 23 de abril de 1945. En medio de las bombas, Hitler vive el ocaso del Tercer Reich dentro del Búnker ubicado tras la Cancillería. Desesperado, el líder nazi coordina las pocas fuerzas que aún defienden la capital a capa y espada ante el ataque de los soviéticos. Repentinamente, le entregan un telegrama enviado por el jefe de la «Luftwaffe» (la fuerza aérea alemana), Hermann Goering. Tras abrirlo y leerlo monta en cólera, pues interpreta que, el que hasta ese momento era su hombre de confianza, le ha traicionado y quiere usurparle el poder. A los pocos minutos, le manda arrestar y le despoja de todos sus poderes.
Es una situación surrealista, pero lo cierto es que se vivió apenas siete días antes de que Hitler y Eva Braun se pegasen un tiro en la cabeza y el Tercer Reich pasase a mejor vida. Aquel telegrama, aquel intentó de «golpe de estado» -como lo denominó Hitler- causó tanta conmoción al líder que le hizo estallar de ira. Ahora, 70 años después del final de laSegunda Guerra Mundial, dicho papel va a ser subastado en las próximas horas por «Alexander Historical Auctions», desde donde se ha informado que esperan que alcance un precio de 15.000 libras (unos 21.000 euros).
El telegrama de la discordia
La historia de este curioso golpe de estado empezó en abril de 1945, mes en el que Goering (un as de la aviación en la Primera Guerra Mundial y líder de la «Luftwaffe» desde que el nazismo tomó el poder en Alemania) se percató de que Hitler se encontraba sitiado por los aliados en Berlín. Fue entonces cuando decidió aprovecharse de la situación y envió un telegrama al «Führer» (al que siempre había sido fiel, todo sea dicho) en el que le informaba de que, en el caso de que hubiese perdido la capacidad de decisión, él tomaría el poder. Para ello, se basaba en un decreto que había hecho efectivo el mismo líder nazi hacía varios años.
Las palabras concretas fueron las siguientes: «Mi “Führer”: En vista de la decisión que ha tomado de permanecer en Berlín, ¿está usted de acuerdo en que yo asuma el liderazgo del Reich, con total libertad de acción, tanto interna como externamente, como vuestro sucesor en virtud del decreto del 29 de junio de 1941? Si no recibo respuesta antes de las 10 de la noche de hoy, daré por entendido que ha perdido la libertad de decisión y, por tanto, actuaré en beneficio de los intereses de la nación y de nuestro pueblo. Sabe cuáles son mis sentimientos hacia usted en estos graves momentos. No tengo palabras suficientes para expresarlos. Lealmente. Hermann Goering».
Martin Bormann, el secretario personal de Hitler, fue el encargado de entregarle este telegrama tras una reunión. En principio, parece que el «Führer» no se tomó muy en serio la situación, de hecho, bromeó con ella afirmando que su amigo estaba ansioso por tomar el poder.Sin embargo, los presentes lo vieron de otra forma y lograron convencerle de que aquello era un golpe de estado en toda regla. El líder nazi estalló entonces de rabia y acusó a Goering de «alta traición», un delito que se castigaba con la muerte. No obstante, fue benévolo y, debido a sus años de leal servicio, tan solo le quitó todo su poder y le mandó arrestar.
Su respuesta fue la siguiente: «Sus actos se pueden castigar con la muerte. No obstante, y, teniendo en cuenta los valiosos servicios que ha prestado en el pasado, me abstendré de proceder contra usted si renuncia a todos sus cargos y títulos». El oficial, sabedor de que había sido atrapado (no había sido muy sutil, la verdad), aceptó el proceder del líder y abandonó sus intentos de tomar el poder. Lo cierto es que no pasó mucho en la cárcel de las «SS», pues pronto fue atrapado por los aliados después de que Hitler se suicidase en el Búnker le 30 de abril, apenas siete días después.
Subastado
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y según han determinado medios como el «Daily Mail», el telegrama fue hallado por un soldado aliado en el Búnker de la Cancillería. Este se lo regaló a su hijo que, a su vez, se lo entregó a su profesor de historia como presente. Así pues, y tras pasar por varias manos, el documento (original, según la casa de apuestas) será subastado por un precio que podría rondar los 21.000 euros.
Fuente: ABC