Un juez concedió la protección de la justicia federal a una menor del Distrito Federal contra las omisiones de autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que toleraron la violencia escolar entre alumnos, y porque que no adoptaron las medidas necesarias para proteger la integridad personal de la afectada en relación a posibles riesgos de abusos a sus derechos dentro de la escuela pública en la que estudia.
Las autoridades señaladas como responsables son la Directora Regional de Servicios Educativos Centro de la SEP y el Supervisor de la Zona Escolar Siete, quienes están obligados a escuchar a la menor y a informar cada mes sobre las medidas que se adopten para salvaguardar su integridad en el plantel escolar.
Se trata del primer caso de este tipo que se revisa por la vía del juicio de amparo. Además sienta un precedente para que las autoridades que no cumplan las sentencias de amparo puedan ser destituidas de sus cargos y consignadas penalmente por el delito de abuso de autoridad.
El Juzgado Octavo de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal ordenó, al resolver el juicio de amparo 1302/2013, la apertura del incidente de suspensión y dictó las medidas cautelares positivas para proteger a la niña del acoso escolar.
Entre estas medidas, se pide identificar la situación de violencia a la que estuvo expuesta de forma clara y precisa. Además de que se informe tanto a la familia de la menor acosada como a la del menor agresor; así como al conjunto de profesores.
La autoridad jurisdiccional estimó que los actos denunciados son violatorios de los derechos fundamentales protegidos por el artículo 8º constitucional, así como por los preceptos referentes al interés superior del niño previstos en los tratados internacionales.
La resolución se sustenta además en la Convención sobre los Derechos del Niño, en criterios jurisprudenciales emitidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y los tratados internacionales en la materia.
La concesión del amparo a la afectada resuelven que:
-Se continúe asignando a una persona (mujer) del plantel para que proteja a la menor, de manera discreta, y vigile los espacios comunes de encuentro de la menor con sus compañeros, es decir, durante las entradas, cambios de clase, recreos y almuerzos, a fin de evitar el acoso escolar.
-Escuchar a la menor, a fin de que se exprese sobre las medidas que se han tomado, y si es su deseo cambiar de grupo o si han subsistido las agresiones a su persona e indique qué otras medidas puedan dictarse para que se sienta protegida y en confianza en el centro escolar.
-Las autoridades responsables informen mensualmente al representante especial de la menor de las medidas que se sigan adoptando para salvaguardar la integridad de la niña en el centro de estudios durante todo el año escolar.
El bullying en México
Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reveló este mes que México es el primer lugar mundial en casos de bullying en el nivel de educación básica, afectando a 18 millones 781 mil 875 alumnos de primaria y secundaria.
En las últimas semanas, la constante es ver cómo este problema no sólo ha subido de tono sino que ya se le fue de las manos a autoridades educativas, de justicia y en alguna proporción también a las familias mismas.
Luis García López, primer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), reveló que del año 2000 a la fecha las quejas por bullying se han incrementado en un 900 por ciento, lo que ha derivado en 15 recomendaciones de ese organismo público.
García López precisó que hace 14 años la CNDH recibía menos de cien quejas por violencia escolar, pero alertó que en los últimos años se incrementaron a más de mil.
Los niños y jóvenes afectados por esta práctica, que se caracteriza por el hostigamiento y/o maltrato hacia una persona o un grupo de la misma escuela, sufren constantemente humillaciones y violencia, lo que les provoca baja autoestima y rendimiento escolar, deserción, problemas de sueños y de alimentación, entre otros.
La gravedad del caso ya escaló hasta la Presidencia de la República; el 23 de mayo, el Mandatario, Enrique Peña Nieto, señaló que “este tema no puede esperar, desde ahora debemos tomar acciones y definiciones que permitan combatir este acoso”.
Ante esta situación, instruyó al Secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, para que se acelere la aplicación del programa contra el bullying.
Educación y cultura vs Violencia en escuelas
Para Javier Carreón Guillén, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, las medidas orientadas a atender el bullying deben privilegiar la educación y la cultura, los cuales son factores claves para consolidar una convivencia basada en el diálogo y el respeto en todos los niveles educativos.
Carreón Guillén explicó que la violencia no se combate con más violencia. “Los programas deben ofrecer a infantes y jóvenes espacios adecuados para convivir, ejercitarse y aprender música, entre otras actividades. Sólo las estrategias públicas amplias e integrales en la materia podrán erradicar las agresiones”, puntualizó en ocasión del Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, que se conmemora el 4 de junio.
El académico expuso que las agresiones registradas entre pares es síntoma de la violencia formativa, porque detrás de los golpes y las burlas está la cultura de la benevolencia que permite estas acciones.
Para erradicar estas actitudes, dijo que es prioritario fomentar el diálogo y la participación en todos los niveles educativos. A su vez, el doctor Marco Antonio Delgado, coordinador del posgrado en Educación de la Universidad Iberoamericana, indicó que es un error pensar que sólo con acciones en el sistema educativo se podrá resolver el problema del bullying.
Durante la mesa de reflexión académica “Bullying: ¿Reflejo de un México violento?”, Delgado indicó que la violencia no se genera necesariamente en los espacios escolares, sino que es un reflejo de la sociedad, tanto así que cada vez ha ganado más popularidad el juego de “los sicarios” entre los infantes, lo cual es una muestra de cómo los niños integran la violencia a su cotidianeidad.
El doctor Mario Cruz, coordinador de la Maestría en Derechos Humanos de la Ibero, subrayó que el bullying plantea, además de la violencia, una severa falta de coordinación del Estado mexicano, que se encuentra “totalmente desconectado”, como ya ha señalado el informe Nuestra democracia 2010, que diagnosticó los problemas de las democracias de América Latina.
Por ello, para preservar el ámbito escolar e inhibir las prácticas violentas, se debe apostar por los derechos de la niñez, señaló el abogado, quien añadió que precisamente gracias a que los derechos de los niños son más visibles en la actualidad, las prácticas como el bullying son tan notorias.
Mario Cruz subrayó que la reacción de los legisladores mexicanos en torno a este problema es “remedial y parcial”, y enfatizó que el problema es multifactorial, lo que exige el involucramiento de tribunales y procuradurías en conjunto con los docentes y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
En su participación, el doctor Armando Ruiz Badillo, académico del Departamento de Psicología quien fungió como moderador, destacó que más preocupante que las riñas entre niños, es que alguien las grabe y las difunda en Internet. De esta forma, la figura del testigo es indispensable para la existencia del bullying, un fenómeno considerado una moda hace sólo cuatro o cinco años, pero que sin duda seguirá evolucionando.
Fuente: Sin Embargo