Ante el terco silencio mantenido por las autoridades federales a partir de la publicación en Proceso del reportaje en torno a la huelga de hambre masiva organizada por El Chapo Guzmán y La Barbie en el penal de máxima seguridad El Altiplano, la protesta resultó un éxito para los capos y los más de mil internos que se sumaron a ella. Tras cinco días de ayuno por parte de los internos, el gobierno de Enrique Peña Nieto, a través del director del Cefereso, se vio obligado a dar atención a todas sus demandas, relacionadas con los derechos humanos…
Por Anabel Hernández/ Proceso
Joaquín El Chapo Guzmán, quien fue considerado en Estados Unidos como el capo “más poderoso del mundo”, no ha sido neutralizado en el penal de máxima seguridad de El Altiplano, donde supuestamente se encuentra aislado desde el pasado 22 de febrero, ya que, por el contrario, ha dado nuevas muestras de su poderío al ganar desde la cárcel su primera batalla pública al gobierno de Enrique Peña Nieto.
Junto con Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, exsocio del Cártel de Sinaloa e integrante del Cártel de los Beltrán Leyva, El Chapo organizó una huelga de hambre masiva en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1, que inició el 16 de julio y terminó el día 20 al recibir atención la mayoría de las demandas de los reclusos.
A la convocatoria de huelga de hambre, emitida por El Chapo Guzmán y por La Barbie, se sumaron por lo menos mil reclusos del penal que exigían mejor trato de las autoridades, pues se quejaban de mala alimentación, deficiente atención médica, falta de ropa interior y empleo de uniformes sucios y en mal estado.
Igualmente, protestaban porque no se les permitía acceso a la tienda del penal donde por derecho pueden comprar artículos de higiene personal; porque no se respetaba su tiempo de visita familiar, y porque sólo se les permitía un único intento para realizar la llamada telefónica que tienen autorizada cada nueve días. (Proceso 1968.)
Familiares de internos y abogados de defensa entrevistados por Proceso informaron que, tras cinco días de que los reclusos se negaron a probar alimentos, la huelga de hambre concluyó el domingo 20 de julio, luego de que el director de El Altiplano, Valentín Cárdenas Lerma, había fracasado en varios intentos de ejercer presión para acabar con la protesta y terminó cediendo a las exigencias.
Se informó a este semanario que en dicha prisión hay entre mil 300 y mil 500 presos, lo que significa que El Chapo y La Barbie lograron organizar a por lo menos dos terceras partes de los mismos.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 1969, ya en circulación)