De ligereza en ligereza, Angélica Rivera ha expuesto el carácter de farándula que se vive en la Presidencia de la República. Pero su frivolidad ha exhibido también la vulnerabilidad del Estado Mayor Presidencial (EMP), responsable de la integridad del presidente y de su familia.
Por Jorge Carrasco Araizaga
En el compendio de frivolidades que ha mostrado a los mexicanos en poco más de dos años desde que vive en Los Pinos en su papel de primera dama, la actriz con licencia de Televisa ha ido colocando al EMP en el riesgo de pasar como un cuerpo incapaz de cumplir su trabajo.
El video que difundió esta semana el programa de farándula “Suelta la Sopa”, de la cadena Telemundo, una de las dos principales televisoras hispanas en Estados Unidos, expuso con claridad cuán vulnerable fue el EMP cuando La Gaviotadecidió irse de compras junto con sus hijas y amigas de éstas a Beverly Hills, en los Ángeles, California.
Durante horas, reporteros de ese programa de espectáculos siguieron a la esposa del presidente Enrique Peña Nieto. Las grabaron cuando entraron y salieron de las tiendas, cuando escogían sus compras, cuando caminaban por los pasillos, cuando fueron a cenar. Fue mucho tiempo en el que Rivera y sus hijas fueron blanco de lo que en primera instancia parece ser un trabajo de paparazzi.
Hay tomas en los que la esposa del presidente está a disposición, por largo tiempo, de las cámaras. Por lo que se ve, si alguien hubiera querido atacarla, lo habría podido hacer con relativa facilidad, a menos de que el EMP hubiera dado permiso para hacer ese largo seguimiento a la familia presidencial.
Si así ocurrió, los militares del EMP encargados de su custodia estarían siendo simples actores de reparto en una escenografía más de la actriz. El primer actor sería el general de brigada del Ejército, Roberto Mirando Moreno, jefe del Estado Mayor Presidencial.
Si no fue así, el problema es mayor porque indicaría que alguien alertó a los reporteros de la presencia de la esposa del presidente en la exclusiva zona comercial de Beverly Hills.
En esa circunstancia, la filtración no sería atribuible más que al propio Estado Mayor Presidencial, que cada sexenio se tiene que adaptar a los caprichos de la familia presidencial.
Si le pasara algo a Rivera, la crisis para el EMP sería mayor, evidenciándolo ante el mundo como falto de capacidad para cumplir sus funciones, entre las que se encuentra la seguridad de los presidentes extranjeros que visitan México.
En teoría, el EMP es un cuerpo de élite encargado del resguardo del jefe de Estado mexicano, pero con el paso de los años se ha convertido en un cuerpo militar que no da cuentas a ninguna de las instituciones a las que pertenecen, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina.
En la práctica, esos militares son un ejército autónomo que ha creado sus propios cotos de poder al amparo de los presidentes en turno.
Con tanto poder y fuerza, más de dos mil elementos, aviones, helicópteros, presupuesto, infraestructura, una exhibición como la de Angélica Rivera en Los Ángeles, lo deja muy mal parado ante México y los servicios de seguridad de las embajadas acreditadas en México.
Fuente: Proceso