El arzobispo de San Salvador Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 mientras daba misa, será beato 21 años después de comenzar el proceso en el Vaticano gracias a que se ha reconocido su “martirio”. El papa Francisco ha aprobado este martes el decreto que reconoce el “martirio” de Romero en “odium fidei”, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe”, por lo que podrá ser beatificado sin la necesidad de un milagro.
“Es providencial que el primer Papa latinoamericano beatifique a monseñor Romero”, fueron las primeras palabras del postulador de la causa de beatificación, el arzobispo Vicenzo Paglia. Paglia dará todos los detalles e incluso la posible fecha de la beatificación mañana durante una rueda de prensa.
Sobre su “martirio” ya se había expresado el Congreso de teólogos de la llamada popularmente “fábrica de Santos”, que hace unas semanas había reconocido “unánimemente” su martirio y quedaba la decisión final del “congreso de los obispos y de los cardenales”.
Esta mañana, como es la praxis, el Papa se reunió con el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, y aprobó este decreto que da vía libre a la beatificación.
La condición de “mártir” fue la que encontró más objeciones durante este proceso y acabó retrasando y obstaculizando la causa, que con el inicio de Francisco retomó su curso.
Para un área más conservadora de la Iglesia, beatificar a Romero habría sido como llevar a los altares a la Teología de la Liberación, corriente teológica que nació en la Iglesia católica en Latinoamérica, de supuestas ideas marxistas, y que se caracteriza por poner a los pobres en el centro de la Iglesia.
Según esta condición de mártir “in odium fidei”, los teólogos no juzgan la posible intención política del asesinato del arzobispo, sino el intento de llegar al amor por la justicia y la predilección por los pobres que Romero manifestaba en su idea de Iglesia, según algunos testimonios recogidos en los fascículos del proceso.
La declaración del “martirio” era decisiva para su beatificación, ya que entonces no es necesario reconocer un milagro, mientras que después podría continuar la fase para la posible canonización. Será el Papa quien podrá decidir si saltar también esta fase y canonizar al arzobispo salvadoreño sin milagros, como es su potestad.
En marzo de 1994 se abrió el proceso de beatificación del prelado y tras concluirse su fase diocesana, que redacta el informe sobre la vida, en 1997 pasó a la Congregación de la Doctrina de la Fe para que diese su autorización.
El proceso vivió una fase de estancamiento y sólo en 2005 la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que continuase, mientras que con la llegada del Papa Francisco en marzo de 2013 se ha vivido una aceleración a la beatificación de Romero.
Romero, principal representante de la llamada Teología de la Liberación (una interpretación de la fe cristiana desde la perspectiva de los pobres), e incansable en la denuncia de la represión militar, fue asesinado en marzo de 1980 de un balazo, mientras oficiaba misa en la capilla del Hospital La Divina Providencia para enfermos de cáncer. Un francotirador ejecutó una conspiración encabezada por el mayor de inteligencia Roberto D’Aubuisson, que en 1983 fundó el partido de derecha más importante del país, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), en el poder por 20 años. Nadie fue condenado por el crimen.
Se considera que la muerte de Romero, de 63 años, fue la gota que colmó el vaso y dio lugar a la guerra civil (1980-1992), entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el Ejército, con el apoyo de Washington.
El pontífice argentino ya adelantó el pasado agosto mientras regresaba de su viaje a Corea del Sur que el arzobispo de San Salvador era un “hombre de Dios” y que no había impedimentos para su beatificación. Incluso Francisco citó en enero pasado durante una audiencia una parte de una homilía que Romero pronunció en mayo de 1977 durante el funeral de un sacerdote de su diócesis que fue asesinado también por los escuadrones de la muerte.
El papa Francisco adelantó que tanto el cardenal Angelo Amato como monseñor Vincenzo Paglia estarían bien dispuestos a realizar la ceremonia de beatificación al obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, durante rueda de prensa que concedió el pasado 19 de enero en el avión papal de regreso de su viaje a Filipinas.
Fuente: El País