Francia se encuentra en guerra contra el Estado Islámico (ISIS), tras la serie de atentados suicidas que el viernes dejaron 129 muertos y 352 heridos de gravedad en París.
Así lo señalaron ayer el presidente de esa nación europea Francois Hollande y el primer ministro Manuel Valls, tras responsabilizar del atentado en la ‘Ciudad Luz’ a tres equipos de militantes del EI, quienes actuaron al unísono para ejecutar los actos terroristas que cimbraron al mundo.
“Quiero decir a los franceses que estamos en guerra (…), sí estamos en guerra”, y “vamos a actuar y a golpear a ese enemigo yihadista para destruirlo” en Francia, Europa, Siria e Irak, advirtió Valls.
El político de origen español enfatizó que la respuesta francesa será “del mismo nivel que el ataque”.
Los atentados fueron casi simultáneos, protagonizados por al menos siete yihadistas que actuaron como “máquinas de matar”, en palabras de un testigo presencial. Entre los victimarios destacaba uno que al parecer viajó con pasaporte sirio a Europa entre la reciente ola de migrantes.
“Se trata de un acto de guerra cometido por un ejército terrorista, un ejército yihadista, el Daesh, contra Francia”, dijo el presidente francés François Hollande desde el Palacio del Elíseo, usando las iniciales en árabe del Estado Islámico. “Se trata de un acto de guerra que fue preparado, organizado y planeado desde el extranjero, en complicidad desde el interior, algo que la investigación ayudará a establecer”.
Al elevarse a 129 la cifra de muertos –con 352 heridos, 99 de ellos de gravedad–, salió a relucir la cronología básica de los atentados.
El fiscal de París, François Molins, señaló que todos los perpetradores del atentado se hallaban armados con armas largas y chalecos suicidas.
El ataque comenzó a las 9:20 pm del viernes, cuando un terrorista detonó una bomba suicida en el exterior de la entrada del estadio de futbol situado a las afueras de París, hacia el norte.
Terminó a las 12:20 am del sábado cuando comandos operativos irrumpieron en una sala de conciertos, el Bataclan. Los cuerpos tácticos mataron ahí a uno de los atacantes; otros dos detonaron chalecos suicidas.
En el interior del recinto se había disparado a muerte a 89 personas, todas las cuales eran asistentes que escuchaban a una banda de rock.
El hombre con pasaporte sirio tenía 25 años y perdió la vida en el estadio. Otro de los perpetradores, quien murió en la sala de conciertos, tenía 29 y era originario de Courcouronnes, población situada aproximadamente 32 kilómetros al sur de París.
Contaba con antecedentes penales y se tenía conocimiento de que estaba involucrado en ideología musulmana extremista, dijo Molins.
Tras otros implicados
Ayer cobró fuerza la cacería de probables cómplices de los terroristas. Funcionarios de Bélgica anunciaron tres arrestos, uno de ellos vinculado con un automóvil rentado localizado en París.
En Alemania, la Policía consideraba si un hombre arrestado la semana pasada con armas en su vehículo y el navegador de su GPS puesto en París estuvo relacionado con los atentados. Pero aún no estaba claro cómo una conspiración tan sofisticada y letal pudo haber pasado desapercibida a las instancias de inteligencia, tanto en Francia como en el extranjero.
Hollande declaró tres días de duelo nacional, manifestando que soldados patrullarían la capital. Francia permanecía en estado nacional de emergencia.
Hollande prometió “ser implacable con los bárbaros de Daesh”, añadiendo que Francia actuaría con la ley pero con “todos los medios necesarios, y en todos los terrenos, en el interior y el exterior, en coordinación con nuestros aliados, quienes, ellos mismos, son blanco de esta amenaza terrorista”.
Los atentados, así como la posibilidad de que el Estado Islámico fuera el responsable, prometían traumatizar aun más a Francia y a otros países europeos ya temerosos de los violentos muyahidines radicalizados por los conflictos registrados en Siria y otros lugares.
La posibilidad de que uno de los terroristas fuera inmigrante o se haya hecho pasar por uno complica aun más el incómodo problema que Europa tiene sobre el manejo del incesante flujo de gente proveniente de Siria, Irak, Afganistán y otros países.
Podría asimismo dar mayor peso a los argumentos xenofóbicos de populistas de la extrema derecha como Marine Le Pen, el líder del partido Frente Nacional, quien ayer realizó una conferencia de prensa a fin de declarar que “Francia y los franceses ya no están seguros”.
Fuente: The New York Times/AFP vía El Diario