Por Leo Zuckerman
Se equivocan los que piensan que Vicente Fox está drogado o loco. Al contrario: está más cuerdo que nunca. Su postura a favor de la legalización de las drogas, comenzando por la mariguana, no tiene nada que ver con un posible consumo de sustancias sicodélicas o una deteriorada salud mental. Lo que tiene el ex presidente es una posición respetable (la cual, por cierto, comparto) basada en argumentos sólidos, no en ocurrencias.
En el programa que conduzco en FOROTV, junto con Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, platiqué con el ex presidente de México sobre este tema. Uno de los asuntos que tocamos es por qué Fox cambió de posición: ¿por qué ahora apoya la legalización y regulación de las drogas cuando, siendo presidente, las rechazaba?
Fox mencionó cuatro razones:
1. Las circunstancias han cambiado en el país. Al ex mandatario le preocupa el incremento de las ejecuciones relacionadas con el narcotráfico. La tasa de homicidios, que en 2006, el último año de su sexenio, eran de alrededor de nueve por cada cien mil habitantes, se incrementó a 24 al final del periodo de Calderón en 2012. El negocio de las drogas es cada vez más violento en México. Ha dejado tras sí una estela de miles de muertos. El país no puede seguir tolerando esta violencia. Yo pregunto: ¿acaso no tiene razón Fox en este primer punto?
2. La “guerra en contra de las drogas” de Nixon y la “guerra en contra del crimen organizado” de Calderón, de acuerdo con el ex presidente, fracasaron. Hoy ni los precios de las drogas se han incrementado ni las cantidades consumidas han disminuido en Estados Unidos. Por el contrario, es un negocio boyante a pesar de la prohibición que existe en la producción, distribución y consumo del producto. Una vez más pregunto: ¿acaso Fox se equivoca?
3. Cada vez hay más estados de la Unión Americana que están legalizando la mariguana con fines medicinales e incluso, en el caso de Colorado y Washington, con propósitos recreativos. Los estadounidenses finalmente ya se están dando cuenta de que la manera de combatir las drogas es a través de políticas de educación y salud públicas, no de su prohibición y combate por medio de las fuerzas policiacas. Fox nos contó de su visita en el estado de Washington a un dispensario que vende mariguana de manera legal. El negocio está integrado: en la parte trasera siembran y cosechan las plantas, en el espacio intermedio la procesan en cigarros, paletas, ungüentos, gotas y chicles, mientras que en el frente del local venden la mercancía al público. Al mismo tiempo, en México estamos combatiendo a los productores y exportadores de la mariguana y diciendo que a lo mejor hay que debatir si se legaliza o no. Como dice el ex presidente, mientras que allá en Estados Unidos ya están jugando en la cancha, aquí en México estamos en el vestidor discutiendo qué hacer. Vuelvo a preguntar: ¿yerra Fox en este punto?
4. La cuarta razón tiene que ver con una postura filosófica e ideológica del ex presidente. Citando a los constitucionalistas de Estados Unidos y a ciertos pensadores católicos, Fox se pronunció a favor de la libertad del individuo en tomar decisiones relacionadas con su persona. El Estado no tiene por qué prohibirle a alguien el consumir alcohol, tabaco o drogas. Incluso mencionó que no tiene derecho a prohibir que una mujer interrumpa su embarazo o que parejas del mismo sexo se casen. Sí: eso dijo Fox: que un individuo es libre, tiene la facultad para decidir, pecar y hasta ser agnóstico. Su único límite es no afectar los derechos de terceros. Se trata de una posición muy liberal que, en lo personal, comparto. En este punto ya no pregunto si se equivoca o no Fox, porque se trata de un asunto filosófico e ideológico en el que podrán estar de acuerdo o no los lectores.
Agrego una quinta razón que no mencionó Fox en público, pero que sí atestigüé. Hoy el guanajuatense ya no tiene las restricciones que tenía cuando ocupaba la silla presidencial. Puede hablar con más libertad, máxime cuando su sucesor ya también abandonó Los Pinos (por cierto, una de las revelaciones que nos hizo Fox ayer es que “cambió su voto” el año pasado dejando entrever que había votado por Peña). Además creo que con la edad puede darse más el lujo de decir lo que piensa, ya que tiene menos que perder. Está dispuesto a asumir la responsabilidad de ejercer su derecho a la libertad de expresión. A algunos les podrá gustar lo que dice, a otros no. Pero nadie que crea en la democracia puede exigirle que se calle.
Fuente: Excélsior