El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que investiga la desaparición de 43 estudiantes, afirmó este jueves que la coincidencia genética entre restos proporcionados por la Procuraduría General de la República (PGR) y familiares de una de las víctimas “es baja en términos estadísticos”. Y afirman que los restos con que la PGR da por identificados a los dos normalistas no provienen del basurero de Cocula sino del Río San Juan
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) descartó que los resultados genéticos enviados por la Universidad de Innsbruck, y presentados ayer por la procuradora Arely Gómez como pertenecientes a Jhosivani Guerrero de la Cruz, sean definitivos, e insistió en que ninguno de sus miembros estuvo presente cuando se obtuvieron las muestras óseas.
En un comunicado, el EAAF reconoció “la alta calidad científica” del trabajo del laboratorio de Innsbruck, pero reforzó sus dudas sobre la forma en que los restos fueron rescatados del río San Juan por buzos de la Secretaría de Marina.
Además, que el resultado que identificaría a Guerrero de la Cruz, pese a provenir del “método experimental de Secuencia Masiva Paralela” no puede ser definitivo, debido a las condiciones en que fue obtenida la muestra, en tanto que retomó la conclusión del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH, sobre la imposibilidad de que el destino final de los 43 normalistas de Ayotzinapa fuera la incineración en el basurero de Cocula, Guerrero.
Para los forenses argentinos “la coincidencia genética mitocondrial de la muestra ósea 16-29102014 y la madre de Jhosivani Guerrero de la Cruz no es considerada como resultado identificatorio definitivo”.
El EAAF dio una explicación técnica sobre el trabajo realizado por los investigadores austriacos en la identificación de 17 muestras óseas provenientes de la bolsa presuntamente recuperada en el río San Juan, y enviadas al laboratorio de Innsbruck desde noviembre del año pasado, de las cuales en una de ellas se pudo identificar los perfiles genéticos correspondientes a Alexander Mora Venancio, el primer normalista identificado.
Agregó que en el caso de las 16 muestras restantes, el laboratorio “no pudo producir resultados de ADN mitocondrial por métodos tradicionales e intentó hacerlo a través de un método experimental denominado de Secuencia Masiva Paralela”, con el que obtuvo resultados en nueve de las 16 muestras.
De esos nueve cotejos, en siete el laboratorio informó que el ADN mitocondrial “no es de origen específicamente humano”, por lo que seguirán siendo sometidos a análisis, en tanto que el resto “presentó coincidencias iniciales con familiares maternos (el ADN mitocondrial se hereda por línea materna) de los normalistas Jhosivani Guerrero de la Cruz y nuevamente Alexander Mora Venancio”.
Los forenses argentinos explicaron que el valor de este análisis es que se confirma la identificación de Mora Venancio, conocida en diciembre de 2014, y que la “coincidencia genética por vía mitocondrial hallada en el laboratorio de Innsbruck entre la muestra hallada en la bolsa que, según la PGR, proviene del río San Juan y los familiares de Jhosivani Guerrero de la Cruz es baja en términos estadísticos, “73 contra uno más probable” si se trata de Guerrero de la Cruz que otro individuo de la población en general.
Agregaron que de tratarse de un “caso cerrado”, en el que el número de víctimas a identificar este perfectamente delimitado en tiempo y espacio, “por ejemplo, un accidente de un avión con un listado claro de pasajeros que serían los únicos a encontrar en el sitio de recuperación de restos”, un resultado como el presentado por la procuradora este miércoles, de la presunta identificación de restos a partir de “perfiles mitocondriales”, tendría “un significado muy importante”.
El EAAF advirtió que dadas las características de la hipótesis de la PGR de que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula y sus restos más tarde lanzados al río San Juan, lo convierten en un “caso abierto”, en donde los sitios de “de recuperación de restos son inciertos y problemáticos”.
Los problemas radican en que “el EAAF no estuvo presente en el momento en que buzos y peritos de PGR mencionaron haber recuperado el 29 de octubre de 2014 una de estas bolsas del río San Juan”, como tampoco “participó en el hallazgo del fragmento de hueso que la PGR indicó haber recuperado dentro de dicha bolsa, fragmento del cual obtuvo una identificación positiva con los familiares del joven Alexander Mora Venancio por vía de ADN nuclear”.
A lo anterior se suma el hecho de que “el EAAF fue convocado por la PGR cuando ya se encontraba la bolsa de restos abierta y la muestra en cuestión ya se encontraba junto con otras sobre un área de limpieza”, pieza que “se distinguía por su tamaño mayor al resto y especialmente por estar muy poco alterada térmicamente”.
El grupo de forenses argentinos reconoce que participó en la limpieza y análisis de las muestras de esa bolsa, pero que hasta ahora la PGR no les ha entregado una copia de la “cadena de custodia de la bolsa de restos que, según indica la PGR, les fue entregado por buzos de la Marina”, pese a que lo han solicitado en diversas ocasiones.
Otro punto que provoca reservas en el pronunciamiento del EAAF se refiere a la “presencia de restos humanos en el basurero de Cocula no correspondientes a los normalistas”, como lo advirtieron los forenses en su comunicado del 7 de febrero, en el que hablan de la localización de una prótesis dental que no pertenecía a ninguno de los 43 desaparecidos.
“Por lo tanto –explicaron— estamos ante un caso abierto y no cerrado. Además se suma a este contexto el hecho de que existen cerca de 300 denuncias de desapariciones ocurridas en los últimos cuatro a cinco años en Iguala. El valor entonces del resultado obtenido sobre la muestra que podría pertenecer a Jhosivani Guerrero de la Cruz disminuye significativamente y sólo puede ser considerada como una posibilidad”.
Los argentinos retomaron la conclusión del GIEI de que los jóvenes no pudieron ser asesinados y quemados en el basurero de Cocula, arribada a través de un peritaje en incendios y dinámica de fuego, lo que refuerza la estimación del EAAF de que “por el momento no existen elementos científicos suficientes para vincular los restos hallados en el basurero de Cocula con aquellos recuperados, según la PGR, en el río San Juan”.
Tras puntualizar que se trata de un caso abierto, “en donde restos de víctimas de distintos episodios de desaparición pueden encontrarse en los mismos lugares de depositación (sic). Existen además serias interrogantes sobre el origen de las muestras analizadas”.
Más aún, el EAAF sostiene en su comunicado que “la coincidencia genética mitocondrial de la muestra ósea 16-29102014 y la madre de Jhosivani Guerrero de la Cruz no es considerada pro el EAAF como resultado identificatorio definitivo”.
Los forenses reprocharon a la PGR que hubiese dado pocos minutos a los padres de los 43 estudiantes desaparecidos para enterarse de lo que Arely Gómez anunció públicamente, lo que obligó al EAAF y a los representantes legales de los padres a “reunirse anoche (el miércoles 16) con las familias afectadas para poder explicarles los nuevos resultados del laboratorio de Innsbruck”.
Puntualizaron que “el riesgo de filtraciones señalado como razón de la urgencia en la comunicación pública de los resultados, corre así el riesgo de acabar con el derecho de las víctimas a conocer los hechos sobre sus familiares desaparecidos con el debido tiempo y asistencia necesaria”, de ahí que el EAAF solicitó a la PGR que “respete los compromisos asumidos en cuanto al trato de los familiares; ninguna familia debería enterarse de este modo de noticias tan delicadas sobre el posible destino de su familiar desaparecido”.
Fuente: Proceso/ EFE/ Sin Embargo