Con la reforma agraria, el gobierno de Enrique Peña Nieto se apresta a liberar el maíz transgénico y otros cultivos transgénicos en el país, advierten científicos nacionales que también denuncian que corporaciones presionan al gobierno “con mitos” para sembrar transgénicos
Por Shaila Rosangel/ Sin Embargo
La posibilidad de que México se abra el campo para la siembra de maíz y otros granos transgénicos, es una preocupación latente ente la comunidad científica del país, debido a que las señales del gobierno federal indican que es uno de los objetivos de la nueva Reforma Agraria.
Si eso ocurre, será un daño irreversible para los cultivos mexicanos, los cuales quedarán contaminados y se pondrá en peligro la soberanía alimentaria, afirmó Elena Álvarez-Buylla Roces, fundadora de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS).
“Es una preocupación bien fundada, porque hay mucha presión por parte de las corporaciones, cuyo interés por esta tecnología no es científico ni social, es lucrativo. Están haciendo mucha presión sobre el gobierno, pero afortunadamente hasta ahora no se han aprobado para su liberación los cultivos a escala comercial”, dijo la especialista.
La científica explicó que los asesores del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, insisten de forma clara y explícita en la necesidad de los cultivos transgénicos, como una alternativa tecnológica para el campo.
“Nos preocupa que esta propuesta sea la que estén enarbolando los asesores. Como científicos quisiéramos que se haga un análisis serio, sobre todo de las propuestas que desde los centros de investigación públicos, pudieran ser complementarias”, explicó.
En México se han aprobado proyectos piloto de siembra de maíz transgénico, a pesar de que existe un régimen especial de producción del maíz en el país. Sin embargo, en los intentos del gobierno del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, se reformó un reglamento que permitió presentar propuestas que se cancelaron gracias a varios amparos colectivos que interpusieron organizaciones del campo.
Pero el mensaje del gobierno de Peña Nieto es claro: hay varios amparos presentados por empresas transnacionales y por dependencias del gobierno federal, como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), en contra de la determinación de cancelar la siembra de maíz transgénico.
Silvia Ribeiro, director para América Latina de Grupo ETC, explicó que desde hace tiempo las organizaciones científicas intentan reunirse con los asesores de la Presidencia de la República, sin éxito.
“La industria de los transgénicos se mueve sobre muchos mitos, es lamentable que quienes son asesores del gobierno, se van con esos mitos, y no sobre producción, impactos sobre la salud de estos cultivos”, expuso.
El peligro de la contaminación
Elena Álvarez detalló que 15 por ciento de los alimentos que llegan a todo el mundo, tienen su origen en la diversidad de los cultivos mexicanos.
“Si se liberan los trasngénicos a campo abierto de manera descontrolada, entonces la contaminación será inminente, rápida e irreversible, como ocurrió con el algodón. En México, la liberación crearía un efecto incontrolable, que cancelaría para siempre la soberanía alimentaria. En el caso del maíz es preocupante, porque es nuestro alimento básico”, explicó.
La bióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indicó que de sembrarse maíz transgénico en el país, se acabará con una semilla criolla de excelente calidad que se produce, por una de baja calidad como la de Estados Unidos, culpable de varios padecimientos.
De acuerdo con un grupo de ocho científicos de Viena, Argentina, México, Brasil e India (del que forma parte Elena Álvarez) que prepararon un documento enviado al Papa Francisco, “la técnica de los transgénicos es inexacta, sobre la cual no se tiene control de sus consecuencias […] por ellos es imposible predecir cuál será el impacto de los transgenes en los genomas u organismos modificados genéticamente y en los ambientes donde se liberan”.
En el documento los científicos exponen el caso de Argentina, país que abrió su campo a los transgénicos, lo que ocasionó que entre 1988 y 2002 desaparecieran 87 mil establecimientos agrícolas pequeños y medianos, la mayoría menores de 200 hectáreas.
Ese país actualmente cuenta con el 80 por ciento de su superficie cultivada, arrendada por cuatro fondos de inversión, es decir, una plataforma agrícola para especular y no alimentar.
Los científicos resaltan que sólo seis empresas transnacionales controlan el total de los transgénicos en el mundo, las cuales son los mayores fabricantes de agroquímicos.
“Lo cual explica que el 85 por ciento de los transgénicos sean cultivos manipulados para resistir grandes dosis de herbicidas y plaguicidas, ya que este es el rubro que les deja mayores ganancias”, plantean.
De acuerdo con un grupo de científicos de Viena, Argentina, México, Brasil e India (del que forma parte Elena Álvarez) que prepararon un documento enviado al Papa Francisco, “la técnica de los transgénicos es inexacta, sobre la cual no se tiene control de sus consecuencias […] por ellos es imposible predecir cuál será el impacto de los transgenes en los genomas u organismos modificados genéticamente y en los ambientes donde se liberan”.
Hace unos días Claudia Gómez, del Colectivo de Abogadas y Abogados, detalló que una de las amenazas que se está cocinando desde Los Pinos, es la Reforma al Campo que quedó inconclusa con el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa.
“Lo que sabemos es que ahorita está en una etapa de foros y que tiene cinco objetivos que yo traduzco en más Procampo, más cruzadas contra el hambre, más pobres, que los productores de capital privado puedan comprar, rentar y vender la tierra, nuevos latifundios energéticos, siembra de transgénicos y expropiación del territorio”, dijo.
Esta semana, un grupo de 58 organizaciones sociales anunciaron el Encuentro en Defensa y por la Apropiación Social de la Tierra, el Agua y la Vida, que se lleva a cabo en San Salvador Atenco el próximo 15 y 16 de agosto.
El encuentro será el arranque de las jornadas de resistencia que culminará con una movilización nacional el próximo 6 de diciembre, fecha en la que se cumplen 100 años de la entrada a la Ciudad de México de los ejércitos campesinos de Francisco Villa y Emiliano Zapata.
Fuente: Sin Embargo