Miles abandonan la capital mientras otros luchan por llegar en busca de alimentos y atención médica desde áreas remotas afectadas por el sísmo
El comercio y la electricidad se empiezan a recuperar en Katmandú cinco días después del terremoto, pero miles de personas siguen huyendo de la capital y comienza a conocerse la auténtica magnitud de la tragedia en las zonas más remotas.
El Ministerio del Interior nepalí situó la última cifra de muertos en 5.492 y en 10.965 la de heridos tras el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que el sábado asoló el país de los Himalaya.
Algunos comercios comenzaron a abrir hoy en Katmandú. El presidente en funciones de la Federación de Cámara de Comercio e Industria de Nepal (FNCCI), Pashupati Murarka, indicó a Efe que “muchos comerciantes temen aún entrar a sus tiendas”, pero subrayó el incremento de la actividad durante el día de hoy.
Sin embargo, alertó de que alrededor de 400.000 personas pueden haber abandonado Katmandú, “la mayoría de ellos trabajadores”, con lo que ello implica para estabilizar el sector, y de que hay falta de camiones para transportar suministros.
El suministro eléctrico en el Valle de Katmandú se ha recuperado casi en su totalidad y ya llega al 90% de los usuarios. El director de la Autoridad Eléctrica Nacional de Nepal, Mukesh Raj Kafle, afirmó a Efe que la recuperación del sistema eléctrico está ayudando también a que se produzca una mejoría en la red de telefonía móvil.
El miedo a nuevas réplicas o a brotes de epidemias ha empujado a 10.126 vehículos a abandonar Katmandú en las últimas 24 horas, según la Policía nepalí. Pero mientras miles intentan salir de la capital, otros tantos luchan por llegar a Katmandú en busca de alimentos y atención médica desde áreas remotas afectadas por el seísmo que han permanecido incomunicadas por carretera.
La ayuda llega escasamente a los campamentos de las ciudades alrededor de la capital, según denuncian cientos de personas que han optado por un sistema de autoorganización para ayudar a niños y mayores.
En Bhaktapur, a unos 10 kilómetros de Katmandú, cualquier descampado se ha convertido en un campamento y en uno de ellos unas 1.200 personas se refugian bajo un techo multicolor de tiendas en el que se mezclan los toldos de la Cruz Roja nepalí con los manteles de cocina.
Allí Arjun Konda, un profesor de inglés, hace las veces de coordinador de un grupo de jóvenes que se han encargado de que la poca ayuda que llegue sea repartida racionalmente y todo el mundo sea atendido. “Nuestro número es muy grande y la ayuda que está disponible no es suficiente para nosotros”, dijo a Efe Konda, quien advirtió de que “el hambre puede aparecer en cualquier momento”.
Más de 1.700 integrantes de 54 equipos de rescate de 22 países, incluida España, trabajan en Nepal en la ayuda a los damnificados, con 147 perros adiestrados en la búsqueda de personas bajo los escombros, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA en sus siglas en inglés).
De España están desplazados al menos 25 especialistas con 11 perros adiestrados de organizaciones no gubernamentales como Bomberos Sin Fronteras. “Están trabajando contra el reloj para localizar, extraer y proveer de ayuda médica a las víctimas atrapadas en estructuras colapsadas en una operación de rescate compleja”, de acuerdo con este organismo.
El terremoto ocasionó cerca de 2,8 millones de desplazados en un país con una población de unos 28 millones, que requiere durante los próximos tres meses unos 415 millones de dólares en ayuda de urgencia, de los que ya se recibieron más de 22 millones.
Fuente: EFE