Exigen en Irán la renuncia del líder supremo

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Horas después de que el régimen iraní reconociera que derribó con un misil el avión ucraniano con 176 personas a bordo que cayó en Teherán el miércoles pasado, la policía disparó hoy gases lacrimógenos contra cientos de manifestantes en la capital, la mayoría estudiantes, que protestaron por la tragedia aérea y reclamaron la renuncia del líder supremo, Ali Khamenei.

Durante los enfrentamientos, que comenzaron en las manifestaciones estudiantiles en homenaje a las 176 víctimas del avión derribado por el misil tierra-aire iraní, se cantaron consignas como “¡Comandante, renuncia!”, “¡Referéndum para la Constitución!” y “¡Nuestro enemigo está aquí, una mentira para decir que está en Estados Unidos!”. También hay manifestaciones similares en Mashhad, en el nordeste del país.

Un grupo de manifestantes iraníes se reunieron en el centro de Teherán, frente a la Universidad de Amirkabir, para expresar su solidaridad con las familias de las víctimas del avión derribado por error. Irán reconoció hoy que derribó el avión ucraniano “involuntariamente y por un error humano” en medio de una “situación muy delicada y de crisis”.

Un soldado actuó de manera independiente, informó el general iraní de la fuerza aérea de la Guardia Revolucionaria, Amirali Hajizadeh, al disparar sin orden, debido a un problema de comunicación.

Fue Khamenei quien ordenó que se revelara la verdad, informó la agencia de noticias iraní Fars, según la cual, “tan pronto como el líder supremo fue informado del error catastrófico”, ordenó que el resultado de la investigación “se diera a conocer explícita y honestamente”.

Pero tras eso, las protestas estallaron inmediatamente, poco después de la admisión.

Los manifestantes pidieron la salida de Ali Khamenei
Los manifestantes pidieron la salida de Ali Khamenei Fuente: Reuters

El denominador común de las manifestaciones, junto con las condolencias, es la solicitud de “reformas” que van mucho más allá de esas promesas “operativas” en las Fuerzas Armadas. Ocurren a menos de dos meses de uno de las mayores oleadas de manifestaciones antigubernamentales en los 40 años de la República Islámica, de la cual Teherán aún no proporcionó un claro equilibrio, ya no solo se trata del precio de la nafta, también mayor transparencia del poder y democracia.

La gestión desastrosa de la tragedia aérea reveló grietas profundas en la arquitectura institucional iraní: los miembros del Pasdaran dijeron que advirtieron inmediatamente al personal del Ejército, que oficialmente tiene como líder al presidente Hassan Rohani e incluso a Khamenei, aunque ellos prefirieron la oscuridad. Todo, encima, cuando faltan 40 días para unas elecciones claves.

La admisión del derribo del avión, probablemente forzada por participación de expertos extranjeros en la investigación, apunta al menos para frenar la escalada de sospechas en uno de los momentos de máximo aislamiento internacional y alta presión militar para el país. La República Islámica parece en una nueva encrucijada. El efecto unificador del asesinato al general Qasen Soleimani corre el riesgo de desaparecer rápidamente, abriendo puertas a un sismo que el gobierno quería frenar.

Fuente: ANSA y Reuters

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