Exigen buscarlos en las bases militares

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Para los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y organismos pro derechos humanos, el gobierno federal ha “simulado” la búsqueda; sólo se limita a recorrer las inmediaciones de Iguala y Cocula, por lo que exigen una nueva revisión en El Carrizalillo, El Naranjo y Santa Teresa, pero sobre todo en las bases militares.

“No confiamos en los militares porque no ayudaron a nuestros muchachos, a pesar de que heridos llegaron a pedirles ayuda. En su lugar los robaron y sobajaron. Ya fueron algunos padres a un cuartel, pero sólo llegaron hasta donde les permitieron”, refiere Emiliano Navarrete, padre del normalista José Ángel Navarrete González.

A su vez, Manuel Olivares Hernández, secretario técnico de la Red Guerrerense de Organismos Civiles de Derechos Humanos, dice: “Pensamos que los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa pudieron ser trasladados en grupos a diferentes lugares, pero algunos de esos lugares no han sido inspeccionados por las autoridades”.

En diciembre de 2011, el activista denunció el asesinato de Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, ambos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos. Hoy manifiesta su desconfianza respecto al caso de las 43 desapariciones:

“Se supone que el gobierno federal implementó dos tipos de búsquedas: la institucional, realizada por la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal (PF), y la alterna, basada en los lugares que proponen los padres de familia.

“En el plan que nos presentaron, las autoridades hablaron de cuatro etapas, divididas en 10, 30, 60 y 100 kilómetros de radio, partiendo de Iguala. Hasta ahora desconocemos en qué etapa están; lo único que sabemos es que han acudido a 144 lugares.”

Según la PGR, sus peritos buscan en fosas por si están muertos y la Policía Federal intenta hallarlos con vida. Aunque el gobierno diga lo contrario, los militares tienen poca presencia en el lugar. “Desde el primer día nos dimos cuenta de que el Ejército no tiene la intención de realizar una búsqueda exhaustiva, lo mismo que los marinos”, dice.

En la conferencia de prensa del viernes 7, el procurador Jesús Murillo Karam dijo que participaban 10 mil elementos en la pesquisa. Una semana antes, Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), precisó el plan de búsqueda: hay 10 mil elementos: 6 mil 800 militares, 900 marinos, mil 700 elementos de la PF, 300 investigadores de la AIC, 110 peritos y 50 agentes del Ministerio Público federal, con el respaldo de cinco helicópteros, cinco aeronaves no tripuladas, ocho lanchas, ambulancias, 16 binomios caninos y 15 binomios equinos.

Con base en el mismo plan, se han realizado 100 recorridos terrestres y 143 sobrevuelos, se han revisado 115 zonas y efectuado 40 reconocimientos de agua, y se han repartido 20 mil volantes; incluso hay una línea telefónica 01800 y se ofrece una recompensa por 64.5 millones de pesos a quien dé información.

Pero eso “es falso, ya que esos 10 mil están dispersos en el estado, no concentrados en un área para la búsqueda. En realidad, sólo ha participado la Policía Federal con mil 708 elementos”, sostiene Olivares.

Considera que la búsqueda debe ir acompañada de una labor de inteligencia previa que nunca ha existido, además de que el gobierno no quiso entrar en casas abandonadas o lugares “sospechosos”, con el argumento del respeto al estado de derecho.

–¿Qué día empezaron los recorridos?

–El 29 de septiembre. Se acudió a cinco lugares: la colonia Sol Azteca, Pueblo Viejo y otros tres. Fuimos junto con elementos del Ejército, las policías Estatal y Federal. No se encontró nada.

“Un mes después, el 27 de octubre, cerca de Pueblo Viejo, la PGR encontró las primeras fosas con 30 cuerpos. Eso quiere decir que el primer recorrido fue de manera superficial y rápida, porque en un solo día se fue a cinco puntos.”

Según los padres de los normalistas hubo lugares a los que no entraron, entre ellos la colonia Pueblo Viejo y Sol Azteca, en Iguala. Y en la capilla católica del paraje de Mayanalán, municipio de Tepecoacuilco, regresaron a los tres días, cuando localizaron a los encargados de la iglesia; perdieron mucho tiempo.

Don Emiliano Navarrete inició la búsqueda el 28 de septiembre, acompañado de otros tres papás, en los pueblitos contiguos a Iguala. Escuchaban rumores de que los estudiantes podían estar en Acaquila, Huitzuco y Acayahualco de Tepecoacuilco. En ese lugar, en una loma, hay una iglesia abandonada.

“Conseguí esa información con un señor que decía que por allí podía estar, porque esa iglesia es guarida de la delincuencia y allí llevan gente que secuestran. Es una iglesia abandonada que es visitada cada año porque hay una cruz y hacen fiesta el 3 de mayo”, cuenta don Emiliano.

Añade: “Hace poco más de un mes, en Acapulco pasaban por la radio que los muchachos estaban en Carrizalillo, en una iglesia. Era el 18 de octubre, fiesta del señor San Lucas. Le marqué al comisionado y me dijo que iríamos al siguiente día en la mañana. Nos anotamos 12 padres, pero un familiar dijo que había retenes de maleantes y muchos se echaron para atrás”.

Luego les dijeron que habían visto a los jóvenes en el poblado El Epazote, que andaban armados y eran parte del grupo criminal Los Ardillos. “Una señora dijo que habían ido a buscar tortillas en ese pueblito. El comisionado aprobó volar de Chilpancingo a El Epazote, pero sólo fuimos a preguntar a la población si había visto a los jóvenes. Son pueblitos que se dedican a sembrar amapola y mariguana, pero no nos iban a decir con sólo preguntar. No se revisó ningún lugar específico. Nos retiramos.”

En otra ocasión fueron a decirles que un señor de Chilpancingo sabía en dónde estaban sus hijos. Se trasladaron a la colonia Independencia. Al llegar, les dijo a los padres que los jóvenes estaban muertos, que sólo dos estaban vivos, entre ellos el hijo de don Emiliano. Le pidió a éste mil 200 pesos a cambio de información. Con la desesperación, don Emiliano le entregó el dinero, y aquél le dijo que el muchacho estaba en Pueblo Viejo, en donde encontraron las fosas, sólo que más adentro, en una casa de material.

El domingo 16, sigue don Emiliano, llegó una persona a la Normal diciendo que ella sabía dónde estaban porque tenía un hijo al que secuestraron el día en que se llevaron a los estudiantes; agregó que iban en el mismo vehículo, pero que a su hijo lo habían dejado salir porque eran hermanos de religión.

“Fuimos a un consultorio médico de Marino Román, a quien asesinaron por no pagar derecho de piso, a algunas casas y a una iglesia presbiteriana. Y nada”, lamenta don Emiliano. En ese lugar los federales sí catearon domicilios.

–¿Le han pedido ayuda a los militares? –se le pregunta.

–No. En nuestras reuniones nunca ha participado ningún jefe militar. Sólo tenemos comunicación con los federales y con la PGR.

–¿La PF y la PGR les han mostrado un plan de búsqueda?

–No. Yo les pregunto que por qué tenemos que buscar nosotros si los responsables –los policías que agredieron a nuestros hijos, el exalcalde José Luis Abarca y su esposa– ya están detenidos. Ellos son clave para dar con el paradero de los muchachos; ellos se los llevaron, no la delincuencia.

“Le dije a Murillo Karam: Por qué, teniendo a los policías que participaron, no torturan a uno; a final de cuentas son lacras de la sociedad, son personas que van a dañar a más personas. Y si un segundo tampoco confiesa, pues ya lo hará el tercero. Dijo que no. Que está en contra de la violencia.

“Entonces, si están contra la violencia, que le enseñe a su gobierno a no ejercer la violencia contra los ciudadanos. Nuestros hijos son inocentes, no estaban armados, pero ellos tiraron a matar: hay más de 200 casquillos en esa agresión. Mi hijo, a sus 18 años, empezaba a disfrutar la vida.”

Sobre lo señalado por Murillo Karam acerca de que la procuraduría se dedicó a buscar en los lugares señalados por los padres, el entrevistado señala: “Nosotros les dijimos que necesitamos participar independientemente de su plan de búsqueda. Si ellos no avanzan, es porque no tenían un plan. No se ha visto que tengan una estrategia, porque con excepción del absurdo del basurero de Cocula, no hay resultados. Todo está como al principio”.

Fuente: Proceso

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