Peritos forenses exhumaron alrededor de 40 cadáveres de una fosa común del cementerio del municipio de San Fernando como parte del programa para identificar a los cientos de personas que han sido ejecutadas y sepultadas en tumbas clandestinas, informaron a la Agencia Proceso fuentes oficiales.
Esta es la tercera ocasión que acuden peritos de la Procuraduría General de Justicia a San Fernando para tomar muestras genéticas de las víctimas que han muerto como consecuencia de la disputa por esta región entre grupos criminales, precisó un vocero de la Procuraduría.
Agregó que desde la mañana del viernes arribaron a San Fernando los expertos encabezados por Martín de la Fuente, titular de los Servicios Periciales de la Procuraduría, junto con cuatro unidades del Servicio Médico Forense.
Los peritos trabajaron todo el viernes en una fosa común localizada en la parte posterior del cementerio “Rincón del Valle”.
Estuvieron escoltados por decenas de efectivos de la Policía Estatal Acreditable que llegaron a bordo de diez patrullas, así como por las fuerzas militares apostadas en este municipio.
En esta ocasión fueron exhumados al menos 40 cadáveres para tomar muestras de ADN y mandarlas al banco genético que tiene la Procuraduría General de la República (PGR) en la capital del país.
VÍCTIMAS DEL NARCO
La mayoría de las víctimas murió asesinada durante la “narcoguerra” que inició desde el primer trimestre del año 2010 y se mantiene hasta la fecha.
Según el exalcalde Tomás Gloria, al inicio de la disputa estaban involucrados con uno de los cárteles al menos un 10 por ciento de la población de este municipio, que en esa época contaba con aproximadamente 65 mil habitantes.
Desde marzo de 2010 y todo 2011, San Fernando sufrió por los enfrentamientos protagonizados por los pistoleros de los grupos rivales.
Los prolongados meses de violencia dejaron como saldo la masacre de 72 migrantes, la mayoría centroamericanos.
Además, más de 230 hombres y mujeres fueron asesinados tras ser obligados a descender de autobuses de pasajeros.
Sus cuerpos fueron enterrados en una serie de narcofosas ubicadas a las afueras del poblado, a la altura del ejido La Joya.
También fueron ejecutados decenas de pobladores y algunos de esos cadáveres aún siguen desaparecidos, otros fueron enterrados en la fosa común.
La cifra se calcula en más de 400 muertos entre 2010 y 2012.
La relevancia de San Fernando para los cárteles, según la Octava Zona Militar con sede en Reynosa, es que en ese municipio confluyen varias carreteras y brechas, las cuales se han convertido en estratégicas para el trasiego de drogas que se realiza desde Centroamérica, o la que llega por mar y se introduce al país a través de la Laguna Madre.
Fuente: El Mañana de Reynosa