Un mes antes de que Jeb Bush rindiera juramento como gobernador de Florida, ya estaba haciendo planes para reducir el tamaño el gobierno estatal.
“Una de nuestras metas debe ser la de reducir el número de empleados gubernamentales cada año durante el periodo en el que estemos sirviendo”, según Bush escribió a dos auxiliares en un correo electrónico en diciembre de 1998. “Necesitamos una base por dónde empezar. La fuerza laboral tiene un enorme potencial para que sea reducida, posiblemente a la mitad.
El sábado después de que fue formalizado su cargo, Bush envió un mensaje a otro auxiliar y le preguntó, “¿Puedes hacer esto posible?”
Bush —quien anunció este mes que estaba “activamente explorando” lanzarse para Presidente— dejó la gubernatura en el 2007 tras dos periodos de mandato. En esos ocho años, el gobierno estatal en Tallahassee había sido transformado por su ambicioso estilo de trabajar.
Y aunque no redujo el número de empleados estatales a la mitad, sí privatizó miles de empleos públicos. El correo electrónico que predecía tal cosa es uno de cientos de miles de mensajes de dos cuentas de correo —una con una dirección gubernamental, y el otro siendo una cuenta personal— que fueron enviados durante el tiempo que ocupó la gubernatura y que fueron obtenidos por el New York Times por medio de una petición de archivos públicos.
Los mensajes ilustran, hora a hora, el trabajo de gobernar lo que era en ese entonces el cuarto estado más poblado del país. Por lo regular, Bush fungía como una especie de policía de tráfico electrónico: respondiendo, enviando y copiando una gran cantidad de correos electrónicos sobre trabajo, citas, visitas y quejas de parte de los habitantes de Florida.
Pero los mensajes también muestran la manera tan agresiva y personal de Bush para apegarse a un agenda conservadora en un estado que, al igual que otros en el sur, había estado dominado por los demócratas por varias generaciones.
Fue el primer gobernador republicano de Florida, desde la Reconstrucción, que gozara de un Legislativo republicano, y Bush utilizó esa fortaleza de su partido para reducir impuestos, hacer cambios radicales en educación, eliminar protecciones civiles de servicio para empleados estatales y subcontratar algunas de las funciones del gobierno estatal.
Estaba totalmente entregado a conseguir “grandes y audaces metas” y podía ser muy tajante sobre lo que estas eran y como podían ser alcanzadas.
En un correo electrónico enviado a un amigo que tenía una relación muy cercana con el líder de un sindicato de maestros, en el que hablaba sobre sus intenciones de querer institucionalizar estándares más altos en la educación, Bush le dio instrucciones a su amigo de que le dijera al líder sindical “que un sistema reformado sería mejor para los maestros más dedicados”.
“Creo que ellos lo saben, pero también saben que no será tan bueno para los maestros de tercera categoría en los que el UTD gasta la mayor parte de sus recursos para defenderlos”, según dijo Bush en marzo de 1999, haciendo referencia al Sindicato de Maestros de Dade.
Bush quiso este mes adelantarse a la petición de archivos públicos y quizás anotar algunos puntos políticos, anunciando en una entrevista con una televisora de Miami que voluntariamente postearía unos 250 mil correo electrónicos en su propio sitio Web
“Parte de servir y de hacer campaña, en ambas instancias, es la transparencia, el ser totalmente transparente”, dijo Bush.
Pero las leyes de acceso a la información pública de Florida son unas de las más abiertas en el país, y Bush sabía que los mensajes serían abiertos al público sin importar que los posteara a no. Los correos electrónicos que dé a conocer probablemente sean sólo aquellos a los que el público tiene acceso en apego a la ley estatal de transparencia, significando que los mensajes sobre asuntos legales y de personal no estarán disponibles.
Bush parece haber estado al tanto de esta eventualidad mientras era gobernador y fue cuidadoso con el lenguaje. Pero en ocasiones sí llegó a ofrecer una perspectiva de la forma que él ve el mundo. Al responderle en octubre del 2000 a un constituyente que le escribió sobre una ley en torno al uso del casco al manejar una motocicleta, Bush ofreció una visión de su filosofía conservadora al explicar porqué él se oponía a la medida, diciendo que él no quería “que el rol del gobierno se sobre-extendiera hacia nuestras vidas cotidianas”.
“Piense sobre cuántas veces podemos utilizar al gobierno para decidir qué no es saludable o bueno para nosotros —no estoy seguro que ese sea el estado en el que queramos vivir”, según escribió.
Sin embargo se mostró menos duro cuando un ciudadano gay de Florida, que quería ganarse un puesto en la administración de Bush, le preguntó si su orientación sexual presentaría un problema.
“Sobre lo otro, si no preguntas ni dices nada para mí está bien”, según Bush respondió, apropiándose de la terminología utilizada por el Presidente Bill Clinton en torno a la aceptación de homosexuales en el ejército. “Lo que hagas en tu vida privada es asunto tuyo. Pero si se cruza al mundo de la política pública, entonces ya es otra cuestión. Si estás conforme con ello, entonces podemos proceder”.
La disposición de Bush de responder a sus correspondientes incluso se extiende hacia lo que se considera como correo de odio. Cuando una persona lo acusó de actuar como un nazi, el gobernador respondió: Tranquilo, John. ¿En verdad crees que mi retórica es fascista y parecida a la de los nazis? Respira profundo y relájate”.
Su suspicacia sobre lo que se debe y no incluir en los correos electrónicos se hace presente durante la elección presidencial del 2000 y el controversial recuento de los votos en Florida. Bush respondió a cientos de correos electrónicos sobre la elección, pero no parecía haber mensajes enviados a su hermano George W. Bush o a su padre desde esas cuentas públicas.
Fuente: The New York Times vía El Diario