En el ambiente festivo de la reunión se propuso al presidente de Bolivia como líder mundial de los movimientos sociales
Por Mabel Azcui/ El País
Cochabamba— Las organizaciones sociales e indígenas de varios países reunidas en Cochabamba (Bolivia) para celebrar una “cumbre antiimperialista y anticolonialista” clausuraron el encuentro mitificando la figura del presidente boliviano Evo Morales y aprobando un abanico de estrategias que van desde la alianza de los pueblos contra el capitalismo hasta el control de sistemas de espionaje después de casos tan sonados como el del informático de la CIA, Edward Snowden.
A un mes del incidente diplomático del avión presidencia boliviano, el presidente Evo Morales ha declarado el dos de agosto como día del antiimperialismo y el anticolonialismo al clausurar la reunión de organizaciones sociales de una veintena de naciones, que, dijo, hará historia pues se inicia con “una nueva tesis política de la liberación de los pueblos del mundo”, ante miles de sus seguidores que se dieron cita en la principal vía de acceso a esta ciudad.
La mirada romántica de muchos de los visitantes, que se consideran revolucionarios, renovó su brillo frente a un colorido mar de banderas, estandartes, pancartas y sombrillas que se agitaban al ritmo de la música folclórica boliviana y que descubrían de tanto en tanto rostros morenos, curtidos por el sol y el viento altiplánico, que llegaron de oriente y occidente para expresar, otra vez más, su apoyo al presidente Evo Morales y al proceso de cambio.
“Aquí se plasman los sueños de todos los revolucionarios del mundo”, aseguraba el profesor universitario francés Jean Ortiz. “No es el modelo –admite-, es un laboratorio; la revolución de Bolivia es un referente: los pueblos que no sueñan no verán nunca la realización de sus utopías”.
“Esto huele a libertad, huele a tierra, huele a Pachamama”, dijo emocionado el actor español Guillermo Toledo, mientras que uno de los delegados de la representación chilena ha señalado la apremiante necesidad de “construir un continente plurinacional, que incluya a todos, en especial a los más humildes”.
El centenar de recomendaciones de las seis mesas fueron resumidas por el argentino Hugo Yasky, de la Central de Trabajadores de la Argentina, en el acto de clausura, como una estrategia “que es mandato y voluntad de lucha que va a recorrer toda la América Latina, que no se va a quedar en el papel”.
Destaca la alianza de los movimientos sociales de los pueblos para luchar contra los instrumentos de poder de las naciones hegemónicas; el encargo de promover la descolonización e incentivar el antiimperialismo como mandato para construir justicia social, distribución de la riqueza para que las sociedades empiecen a vivir con dignidad; el fortalecimiento de los derechos humanos y de la Madre Tierra; la lucha contra todo espionaje e injerencia de las potencias, y finalmente, el control de los medios de comunicación social contra el colonialismo de la desinformación.
“Nosotros sabemos que el neo golpismo es el intento de las clases dominantes de manipular los medios de comunicación y, muchas veces, de la justicia, para recuperar el poder a cualquier precio”, ha afirmado el dirigente argentino.
La mesa de Descolonización propuso declarar al presidente Morales como “líder mundial de las organizaciones y movimientos sociales del mundo”, pero en el cierre de la reunión no se mencionó la recomendación aún cuando delegados extranjeros encomiaron su figura.
La OTAN en la mira
La primera mesa, de “soberanía política”, concentró gran parte de sus recomendaciones en una estrategia contra la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El ministro boliviano de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, aseguró en la presentación de su ponencia –en la apertura de las sesiones- que la OTAN representa un peligro para América Latina ante su avance en la región y, específicamente, en la Alianza del Pacífico.
La mesa ha recomendado crear una “organización social poderosa” para diseminar las “ideas de liberación del socialismo comunitario, descolonizador y antiimperialista (entre los sindicatos y gremios europeos) y así enfrentar el peligro que representa la OTAN para América Latina”. Propone también “promover el desarme de la OTAN, el recorte de sus gastos militares” y destinarlos a programas sociales; enjuiciar a la OTAN ante tribunales internacionales pues su militarismo “viola tratados internacionales y de convivencia pacífica”.
El presidente Morales ha saludado la recomendación de promover en la región el reclamo popular de Asambleas Constituyentes y la refundación de los Estados por voluntad de los movimientos sociales. “Ya basta de monarquías, oligarquías y jerarquías. Ya basta de anarquías del mercado. Nunca más países gobernados por banqueros y por empresarios”.
“Los recursos naturales, renovables y no renovables, no pueden estar en manos de las transnacionales”, ha reclamado Morales. “Si queremos gestar un movimiento político de liberación antiimperialista por la soberanía de nuestros pueblos, éste debe empezar por que los recursos pasen a manos de los pueblos y de sus gobiernos democráticamente electos”.
En su discurso, Morales aseguró que “no puedo entender como cuatro países (Alianza del Pacífico) quieren reeditar los tratados de libre comercio con Washington y quieran privatizar los servicios básicos, que son un derecho humano de los pueblos”.
Instó también a “descolonizarse del lujo” al aludir la costumbre de algunos citadinos a cambiarse de ropa varias veces al día o ponerse la vestimenta una única vez antes de archivarla. No pudo menos que recordar su infancia y la de muchos de campesinos que utilizan su ropa “hasta que se caiga del cuerpo, como cuando yo me sacaba la chompa (jersey) para coser los codos rotos o para encontrar piojos”.
En medio de la multitud con pancartas contra el imperialismo, una eufórica dama con una boina al estilo del Che Guevara, cubierta la espalda con una whipala (bandera indígena) y la tricolor boliviana por delante, saludaba con el puño izquierdo en alto los retratos del Che, de Castro, de Chávez y de Morales. En el brazo derecho sujetaba una enorme botella de Coca Cola a medio consumir: apenas un detalle de la arrogancia de poder del imperio. Un símbolo que permanece pese a todo y todos.
Fuente: El País