Evo Morales entregó una ofrenda a la Pachamama en agradecimiento por sus 10 años en el poder mientras espera un referendo en febrero que podría permitirle permanecer otra década en la presidencia de Bolivia.
“No se cómo pasaron estos 10 años… nunca me sentí abandonado por los movimientos sociales e indígenas”, dijo el mandatario ataviado con un poncho al tiempo que sacerdotes aymaras atizaban ofrendas en una hoguera en el pueblo arqueológico de Tiwanaku, 60 kilómetros al este de La Paz.
El viernes Morales iniciará el segundo año de su tercera gestión como el presidente que más años gobernó Bolivia de forma consecutiva.
En 2009 una nueva constitución impulsada por Morales declaró a Bolivia un Estado Plurinacional. Según esa carta magna su actual gestión debería ser la última, pero el Legislativo -de mayoría oficialista- aprobó una reforma para que Morales opte por otra reelección si resulta vencedor en un referendo el 21 de febrero.
Pero por primera vez Morales no es favorito. Las encuestas anticipan una cerrada pelea entre el sí y el no y todo hace prever que los indecisos dirimirán la contienda.
La crisis económica, el agotamiento de su modelo político-económico y las denuncias de corrupción en su gobierno han mermado la popularidad del mandatario.