Y en Estados Unidos han surgido dudas sobre los verdaderos resultados de la guerra de Calderón –que le costó la vida a más de 80 mil personas– y la eficacia en el uso de mil 100 millones de dólares gastados el sexenio pasado, de los mil 900 aprobados para la Iniciativa Mérida.
Por Anabel Hernández/ Proceso
En diciembre de 2006 el entonces presidente Felipe Calderón inició su “guerra contra el narcotráfico” con el envío a Michoacán –su tierra natal– de 4 mil 200 soldados, mil 54 marinos, mil 400 policías federales, 50 agentes del Ministerio Público y decenas de vehículos y aeronaves.
La administración del panista concluyó hace 18 meses y el país sigue incendiado por la violencia desatada con su guerra. Especialmente en Michoacán, donde la paz, la seguridad y el combate al crimen organizado siguen siendo una deuda del Gobierno hacia la población.
A principios de este año Washington, por medio de la Sección de Asuntos Antinarcóticos (NAS, por sus siglas en inglés) de su embajada de México y según los acuerdos de la Iniciativa Mérida, logró que el Gobierno de Enrique Peña Nieto iniciara una revisión de resultados de la “guerra” del sexenio pasado y de la autenticidad de esos mismos resultados.
La NAS es el área de la embajada encargada de coordinar todos los proyectos comprendidos en el presupuesto de la Iniciativa Mérida. “Proporciona (…) equipo, asistencia técnica y creación de capacidades al personal de procuración de justicia y judicial mexicano”, según información oficial.
De acuerdo con información confirmada por Proceso con fuentes del Gobierno mexicano relacionadas con la investigación, la revisión es exhaustiva y se lleva a cabo en coordinación con la Procuraduría General de la República.
La Iniciativa Mérida fue acordada en marzo de 2007 por Calderón con el entonces presidente George Bush para apoyar económicamente al Gobierno de México en la supuesta cruzada contra los cárteles de la droga.
Según información oficial del gobierno estadounidense, de los mil 120 millones de dólares destinados a la Iniciativa Mérida en el gobierno calderonista, 400 millones fueron entregados a México en 2008, 300 en 2009 y 420 más mediante la Ley de Aportaciones Suplementarias firmada por Barack Obama en 2009.
Hoy la utilidad de esos recursos está sujeta a revisión.
La investigación
Antes de la visita oficial de Obama a México el pasado 19 de febrero, funcionarios estadounidenses hablaron con representantes del gobierno mexicano de las nuevas condiciones de la cooperación bilateral para el combate al narcotráfico y solicitaron información clara sobre los avances en la materia, específicamente en el sexenio anterior.
Las dudas sobre la estrategia de Calderón comenzaron, señalan, cuando la NAS recibió del gobierno reportes imprecisos y que no correspondían con el impacto que se esperaba tuviera la Iniciativa Mérida. “El impacto no fue proporcional al dinero gastado (…) fue poco claro”, señala una de las fuentes consultadas.
La NAS ahora solicita que se revisen datos sobre las toneladas de droga incautada y las pruebas de que fue destruida; armas aseguradas, registro de dónde se encuentran y bajo custodia de cuál autoridad, y todas las cifras de personas vinculadas con el narcotráfico capturadas, si siguen detenidas y si ya fueron sentenciadas.
Pero el Departamento de Estado de Estados Unidos –del cual depende la NAS– no sólo espera cifras, sino pruebas de que éstas son reales, señalan las fuentes. También se está revisando el uso del equipo tecnológico, de combate y de inspección entregado por Washington.
Otras áreas también sujetas a revisión son las unidades de inteligencia de las distintas dependencias del gobierno federal. Se verifica el método con el que elaboraron los informes sobre la composición y operación de los cárteles, para medir su confiabilidad y tener precisión en los blancos.
Hasta ahora los avances de la investigación arrojan que el gobierno de Calderón trabajó mal para evaluar los resultados de la “guerra contra el narcotráfico”. La información de las distintas dependencias involucradas en el combate a las drogas, agencias de inteligencia y bases de datos del gobierno es “caótica”, carece de “método”, llega a ser contradictoria y todo eso pudo propiciar la manipulación de cifras y resultados.
Una vez que se tenga un resultado de la investigación y un diagnóstico, se señala, el gobierno estadunidense pretende ayudar al de Peña Nieto a aplicar un método para obtener información correcta y confiable y procesos de análisis adecuados para definir políticas públicas más acertadas.
Los resultados de la revisión a la “guerra” de Calderón van a ser plasmados en un reporte al Congreso de Estados Unidos que desde el año pasado exige pruebas de la efectividad de la Iniciativa Mérida. “De ahí se evaluará qué sigue”, dice la fuente consultada.
‘Una vergüenza’
Para 2013 el Congreso de Estados Unidos le autorizó 229 millones de dólares a la Iniciativa Mérida. En abril de ese año se liberaron 134 millones, pero el Congreso esperaba más información sobre el uso del dinero.
En agosto del año pasado el senador Patrick Leahy, presidente del subcomité de Asignaciones de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, bloqueó la liberación de 95 millones de dólares de los fondos con el argumento de que no hay una estrategia clara del Departamento de Estado ni del gobierno mexicano.
“Parece como lanzar dinero sin rendición de cuentas”, habría dicho Leahy según distintos medios.
Michael Collins, director de la organización federal Alianza sobre Política de Drogas, explica en entrevista con Proceso la visión que tiene Washington sobre la “guerra del narco” de Calderón.
Respecto a la Iniciativa Mérida y la guerra de Calderón, señala: “El Congreso quería ver una reducción en el flujo de drogas a Estados Unidos y esto no ocurrió. También, tal vez hubiera sido un éxito si hubiera una clara reducción de la violencia, pero lo que ocurrió fue un gran aumento. De esa manera, a pesar de que para muchos congresistas Calderón es su gran amigo porque abrió la puerta a tanta cooperación entre los países, su sexenio y, por lo tanto, el Plan Mérida eran un fracaso y una vergüenza para el Congreso”, afirma Collins.
Los principales cuestionamientos a los resultados de la Iniciativa Mérida durante el sexenio de Calderón, dijo, son “demasiada violencia, el flujo de drogas no fue afectado por el Plan Mérida o por la guerra de Calderón, las violaciones de derechos por parte de militares, la corrupción del gobierno. La lista de problemas es larga”.
Collins señala que hasta ahora el Congreso de Estados Unidos no tiene información confiable sobre los resultados de la Iniciativa Mérida. “A muchos no les interesa la política exterior. Quienes están interesados reciben la mayoría de la información del Departamento de Estado, que obviamente va a pintar una imagen positiva. Aunque dar una imagen positiva sobre lo que ha pasado con el Plan Mérida llegó a ser un reto enorme con tantas noticias negativas sobre la fracasada guerra contras las drogas.
“Hay ciertos buenos miembros que cuestionan la pérdida de dinero y están preocupados por el nivel de violencia y violaciones de los derechos humanos. Ese pequeño grupo sabe que el modelo de una guerra contra las drogas no va a ser un éxito nunca”, sentenció.
Sobre la visión que se tiene de la actuación de Peña Nieto respecto al combate a los cárteles y la droga, el especialista señala que “había una falta de confianza del Congreso al principio hacia el gobierno de Peña Nieto por una percibida falta de cooperación, pero tras la cooperación con la captura del Chapo y otros, es claro que las afirmaciones de Peña Nieto sobre soberanía e independencia de los Estados Unidos han sido afirmaciones vacías. Al final, muchos congresistas que controlan el flujo de dinero están más contentos con Peña Nieto porque no ven mucha diferencia entre él y Calderón”.
La intención de Washington de supervisar mejor los recursos usados por el gobierno de México en el combate a las drogas va más allá de la investigación que actualmente se lleva a cabo sobre el sexenio de Calderón.
El viernes 9 Eliot L. Engel, líder demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, y Matt Salmon, presidente del Subcomité de Relaciones Exteriores para el Hemisferio Occidental, presentaron una iniciativa para impactar en la reducción del tráfico de drogas.
La ley propuesta crearía una comisión independiente para evaluar las políticas y programas de drogas del gobierno de Estados Unidos, determinar qué esfuerzos están teniendo éxito, si el dinero se usa eficientemente y hacer recomendaciones sobre la futura política antinarcóticos.
Fuente: Proceso