El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo que en los próximos días el país debe evaluar los cierres y confinamientos ordenados para evitar la propagación del coronavirus.
Los 15 días desde que las autoridades sanitarias de EU llamaron al distanciamiento social terminarán el próximo 30 de marzo.
“Nuestro país no fue construido para estar cerrado”, dijo, “Estados Unidos volverá a estar abierto y listo para los negocios”, agregó el Presidente, sin proporcionar un calendario para el que cree cuando la actividad económica normal pueda reanudarse en los Estados Unidos.
“Esto es un problema médico, no podemos dejar que se convierta en un problema económico”, agregó.
Al ser cuestionado por un reportero sobre qué haría si al final de la semana continuaban las muertes y casos, Trump dijo que ya habían aprendido mucho.
“Sabemos mucho sobre distanciamiento social y lavarse las manos”, dijo el mandatario.
La doctora Deborah L. Birx, coordinadora de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, dijo que el área metropolitana de Nueva York está experimentando una “tasa de ataque” de virus de casi una en mil, o cinco veces la de otras áreas.
“Entonces, para todos mis amigos y colegas en Nueva York, este es el grupo que necesita una distancia social absoluta y autoaislamiento en este momento”, dijo Birx. “Claramente, el virus había estado circulando allí durante varias semanas para tener este nivel de penetración en la comunidad en general”.
Sin embargo, un nuevo análisis sugiere que esas medidas están ayudando a salvar cientos de miles de vidas.
Economistas liderados por Martin Eichenbaum, de Northwestern University, escribieron que respetar las medidas de distanciamiento social antes de que disminuya el número de nuevos casos de virus -en otras palabras, antes de un pico en la tasa de infección- podría limitar las infecciones y prevenir hasta 600 mil muertes adicionales en Estados Unidos.
Si bien el daño económico es más profundo cuando se toman medidas de salud óptimas, una recesión es inevitable incluso sin ellas, ya que las personas infectadas se quedarían en casa para recuperarse y millones morirían, según el informe.
“Existe una compensación inevitable entre la gravedad de la recesión y las consecuencias de la epidemia para la salud’, escribieron los economistas en un documento de trabajo distribuido esta semana por la Oficina Nacional de Investigación Económica.
En el peor de los casos, con tiendas abiertas y sin políticas de aislamiento social, hasta 215 millones de estadounidenses podrían infectarse y 2.2 millones podrían morir por la propagación del virus, según revelan datos de los economistas.
Eso se basa en un estimado de la Canciller alemana, Angela Merkel, que indica que hasta 70 por ciento de la población de ese país podría infectarse sin una vacuna. También coincide con la estimación global del caso más desfavorable de Marc Lipsitch, profesor de epidemiología de Harvard University.
Fuente: Reforma/ Agencias