Estados Unidos y el Talibán firmaron el sábado un acuerdo de paz que busca poner fin a 18 años de derramamiento de sangre en Afganistán y permitir que las tropas estadounidenses regresen a casa tras la guerra más larga librada nunca por Washington.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, asistió a la ceremonia en Qatar, donde los talibanes tienen una oficina política, pero no firmó el acuerdo. En cambio, fue firmado por el enviado de paz estadounidense Zalmay Khalilzad y el líder talibán Mullah Abdul Ghani Baradar.
Tras este acuerdo, se espera que Estados Unidos empiece a retirar miles de efectivos militares, que se reducirán de los actuales 13.000 a 8.600 en los próximos cuatro a cinco meses.
El retiro total, planificado para que se realice en 14 meses, dependerá de que el Talibán cumpla ciertas condiciones antiterroristas. Ese cumplimiento será evaluado por Estados Unidos.
El entonces presidente George W. Bush ordenó la invasión de Afganistán, en respuesta a los ataques del 11 de septiembre de 2001. Algunos de los soldados estadounidenses que permanecen allí no habían nacido cuando las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York, se vinieron abajo en una soleada y fresca mañana que cambió al mundo.
Los talibanes albergaron a Bin Laden y su red de Al Qaeda mientras conspiraban y luego celebraban los secuestros de cuatro aviones que se estrellaron en el bajo Manhattan, el Pentágono y un campo en el oeste de Pensilvania, matando a casi 3.000 personas.
Tardaron apenas unos meses en derrocar a los talibanes y en obligar a Osama bin Laden y a la cúpula de Al Qaeda a cruzar la frontera hacia Pakistán, pero la guerra se prolongó durante años cuando Estados Unidos intentó establecer un estado funcional y estable en uno de los países menos desarrollados del mundo.
Los talibanes se reagruparon y en la actualidad controlan más de la mitad del territorio afgano. Washington ha gastado más de 750.000 millones de dólares y la guerra se cobró decenas de miles de víctimas mortales en todos los bandos.
Pese a esto, el conflicto ha sido a menudo ignorado por los políticos y la población estadounidenses.
En un comunicado del presidente Donald Trump, emitido el viernes, dijo que ha pedido a los talibanes y al gobierno afgano que “aprovechen esta oportunidad para la paz” y agregó que si cumplen con los compromisos, “tendremos un camino poderoso para poner fin a la guerra en Afganistán y traer a nuestras tropas a casa”.
Trump ha prometido en repetidas ocasiones sacar a Estados Unidos de sus “guerras interminables” en el Medio Oriente, y la retirada de las tropas podría proporcionar un impulso mientras busca la reelección en una nación cansada de involucrarse en conflictos lejanos.
El compromiso de los talibanes
Según el acuerdo, los talibanes prometen no permitir que los extremistas utilicen el país como escenario para atacar a EE.UU. o a sus aliados. Pero los funcionarios estadounidenses son reacios a confiar en los talibanes para cumplir con sus obligaciones.
Las perspectivas para el futuro de Afganistán son inciertas. El acuerdo prepara el escenario para las conversaciones de paz que involucran a facciones afganas, que probablemente sean complicadas.
Según el acuerdo, 5.000 talibanes serán liberados de las cárceles dirigidas por afganos, pero no se sabe si el gobierno afgano lo hará. También hay preguntas sobre si los combatientes talibanes leales a varios señores de la guerra estarán dispuestos a desarmarse.
No está claro qué será de los avances logrados en materia de derechos desde el derrocamiento de los talibanes, que, entre otras cosas, habían reprimido a las mujeres y las niñas bajo una estricta ley de la sharia.
Los derechos de las mujeres en Afganistán habían sido una de las principales preocupaciones de la administración Bush y Obama, pero sigue siendo un país profundamente conservador, con mujeres que todavía luchan por los derechos básicos.
Actualmente hay más de 16.500 soldados sirviendo bajo la bandera de la OTAN, de los cuales 8.000 son estadounidenses. Alemania tiene el siguiente contingente más grande, con 1.300 soldados, seguido de Gran Bretaña con 1.100.
En total, 38 países de la OTAN están contribuyendo con fuerzas militares a Afganistán. La alianza concluyó oficialmente su misión de combate en 2014 y ahora brinda capacitación y apoyo a las fuerzas afganas.
Estados Unidos tiene un contingente separado de 5.000 soldados desplegados para llevar a cabo misiones antiterroristas y proporcionar apoyo aéreo y terrestre a las fuerzas afganas cuando se lo soliciten.
Desde el comienzo de las negociaciones con los talibanes, Estados Unidos ha intensificado sus ataques aéreos contra ellos, así como a un afiliado local del Estado Islámico. El año pasado, la fuerza aérea de EE. UU. lanzó más bombas sobre Afganistán que en cualquier otro año desde 2013.
Fuente: AP/ VOA