Por Mocadista/ Espai Marx
Como todos sabéis, el 14 de diciembre, un muchacho de 20 años después de matar a su madre, mató a veinte niños en una escuela de un barrio de clase media de Connecticut. Iba, como se suele decir, armado hasta los dientes con un fusil de asalto, chaleco antibalas, etc.
Cada poco tiempo oímos que ocurren sucesos de este tipo en cines, universidades, escuelas, etc. Pero es imprescindible hacer un análisis de qué es lo que hace diferente a EEUU para que pasen esas cosas.
En EEUU, el porcentaje de homicidios es 20 veces más alto que la media de los países de la OCDE, 4.8 cada 100.000 habitantes según wikipedia. Cada año unas 30.000 personas murieron por arma de fuego, 18.000 por suicidio, el resto asesinados (ref. Pág. 11). Este país ha cambiado sustancialmente desde el 11 de septiembre del 2001, vive aterrado, temiendo morir de un ataque terrorista, pero desde entonces han muerto por arma de fuego unas 270.000 personas mientras que 17 estadounidenses mueren al año por ataques “terroristas”. Sin embargo, esa es la excusa para gastar billones de dólares en bombardear países, y a su vez matar miles de niños… extranjeros. Sin embargo, los fenómenos y las causas que llevan a una persona a cometer una matanza y a las del goteo de muertes son ligeramente diferentes.
Sigo con el tema de esta matanza. Cada padre y madre en este país está por un lado consternado, por otro asustado. Hoy han cerrado las escuelas del área porqueha sido visto un hombre con lo que parecía un arma. La escuela, el que tendría que ser uno de los lugares más seguros para un niño, deja de serlo. Uno de los grandes problemas de este país, un drama social, es el miedo. Viven entre un mundo de hadas y de fantasmas. Hechos como este lo intensifican, y todo el morbo mediático, el presidente (su héroe) llorando en directo como padre, porque como presidente parece que no hará nada.
Y es que es necesario hacer algo, desde 1982 se han dado por lo menos 62 asesinatos masivos (con al menos 4 víctimas).
Pero hay que puntualizar algunas cuestiones antes de plantear las soluciones. Si esto se ha convertido en un drama con repercusión internacional es por dos motivos: estadounidenses blancos. Cada 20 minutos muere una persona por arma de fuego en este país, pero se suele dar en ciudades como Nueva Orleans o Baltimore, y las víctimas suelen ser negros. Y es que si eres un niño negro o nativo tienes muchas más probabilidades de ser asesinado.
Y los negros mueren 3 veces más por asalto que los blancos.
Otra cuestión muy importante. El presidente Obama no duda en asesinar a cientos de niños mediante bombardeos masivos en países con los que no está en guerra. Inclusoejecuta sin juicio a ciudadanos estadounidenses, incluidos niños. Mi compañera de trabajo me contaba la matanza con los ojos vidriosos, espantada. Sin embargo, no parece que les preocupe (a ella, y al resto de los estadounidenses) las otras matanzas, internas y externas. Y es que en la mentalidad gringa, el otro, el diferente, el extranjero, apenas si llega a persona. Vale, literalmente, menos que un perro. Y si no ¿cómo se explica que cuando se describe a los niños, sólo se señale su color de ojos cuando son “niños rubios de ojos azules”, y no cuando los niños no eran rubios.
Pero no nos equivoquemos, esta mentalidad de las masas blancas no es cinismo. Cínico es el presidente y los de su calaña, que lloran la muerte de unos niños, 3 días después de mandar a ejecutar a otros que están a miles de kilómetros. La población es empática, amable, incluso solidaria, nadie podría acusar al pueblo estadounidense de egoísta, aunque sí de individualista. Pero es empático con aquel que considera su igual. Además está socialmente “penalizado” no ser empático con el sufrimiento ajeno, pero no lo es si ese sufrimiento es de seres de otra categoría como negros, nativos, o niños paquistaníes. Y yo creo que no es por falta de información. El New York Times publica sin problemas cómo el presidente firma cada martes un listado con aquellos que serán ejecutados, junto con los rescatadores y los que asisten al funeral, niños incluidos. Por tanto, no es censura o falta de propaganda, sino categorías sociales. Este es un igual, este no, y así.
Hay que tener en cuenta otra cosa, los que cometen esas matanzas son hombres. Ese es el fusil de asalto que usó el muchacho. Antes de entrar en la cuestión de las armas en sí, hay que pensar los valores que transmite esa compañía a través de la publicidad, que tiene afirmaciones como esta: En un mundo con cada vez menos testosterona, el carné de hombre Bushmaster te declara como un hombre de verdad, el último de una raza en extinción, con todos los derechos y los privilegios debidamente permitidos. El privilegio de matar cuando te plazca.
Veamos ahora las soluciones que se proponen por ahí.
La primera, famosa por la película de Michael Moore (Bowling for Columbine), es la ilegalización o regulación de la posesión de armas, recogida en la segunda enmienda de la constitución. Para nosotros es demencial que cualquier hijo de madre pueda llevar no sólo una pistola, sino un arma automática y que vaya a Amazon y compre las balas. Sin embargo, la enmienda tiene todo el sentido, el que el pueblo pudiera defenderse del enemigo invasor, los británicos. Si el pueblo español hubiera tenido esa posibilidad en el 36 a lo mejor otro gallo hubiera cantado para la República.
Yo no creo que la solución sea tan simple como la regularización-legalización de la posesión, pero sería un primer paso. En el 75% de esas 82 matanzas, las armas fueron obtenidas legalmente. En Australia, después de una matanza en 1996, se reguló su posesión. Antes hubo 18 matanzas, ninguna después de la regulación. La pregunta que me surge es ¿Qué hacía la madre con esas armas semi-automáticas? ¿De quién se defienden?
Segunda, el ejemplo. Leí una cita que decía algo así: “Nuestro gobierno es el maestro poderoso y omnipresente. Para bien o para mal, enseña a su pueblo mediante su ejemplo.” Así es, ¿cómo resuelve este gobierno las “diferencias” con otros? A cañonazos. Si naces en un país que es capaz de lanzar bombas atómicas a dos ciudades indefensas, matar en technicolor a 4 millones de vietnamitas; asediar, torturar, y bombardear a un país como Irak y retransmitirlo en directo, si tienes a cientos de miles de soldados con “estrés posttraumático”, etc, etc… Tienes como resultado a una sociedad cuyo ejemplo para resolver conflictos ha sido la matanza, una sociedad enferma, el paraíso de los psiquiatras.
Los medios de masas han señalado rápidamente que el muchacho era un enfermo mental, al parecer igual que en otras ocasiones. Independientemente de que esto sea cierto, lo que consiguen los medios de comunicación con esta criminalización del enfermo es erradicar la responsabilidad social-estatal. Es como cuando se enfatiza cada vez que hay un atraco en mi vecindario que el individuo era negro, como si los negros fueran los victimarios en vez de las víctimas.
Sin embargo, esto no quita que aquí podamos tener otro elemento que podría ayudar a explicar esta epidemia y que está siendo tratado sobre todo en los medios alternativos estadounidenses: La ausencia total de sistema de salud mental. Reagan privatizó, hasta prácticamente eliminarla, la sanidad mental. Muchas de las enfermedades mentales no son cubiertas por las aseguradoras, y por supuesto los pobres que ni siquiera tienen acceso a una quimio, no tendrán acceso a un psicólogo.
De esta última cuestión es de donde tenemos que tomar nota los españoles (y demás europeos) con la privatización y desmantelamiento de la sanidad pública.
En este artículo se cuenta un ejemplo de en lo que puede convertirse un niño que se encuentre sólo ante su enfermedad. No olvidemos que los asesinos en estos casos suelen ser primero víctimas. Los enfermos sin recursos, y más dramáticamente los enfermos mentales, son abandonados por los mismos hospitales, como se puede ver en este documental, “Sala de espera“.
El enfermo mental no es más proclive a la violencia, no es ni mucho menos el culpable de estas u otras masacres. Es una víctima más de un sistema degradado (el capitalismo) y degradante, que utiliza la violencia más extrema de la historia de la humanidad para hundir más en la miseria a esta. La sociedad estadounidense es una sociedad enferma, de un imperio en decadencia, que da sus últimos coletazos con furia y destrucción. A la vez está compuesta por seres humanos hermosos que necesitan despertar del sopor delProzac o sufrirán cada vez más esta guerra civil silenciosa que están viviendo.
Para terminar. No creo que haya una explicación única ni mucho menos simple al que un muchacho entre en una escuela y asesine a 20 niños. La historia de los pueblos queda impresa en su ideología, en su cultura, sociabilidad, etc. EEUU tiene una historia corta, fundado en el genocidio indígena, llena de violencia, individualismo, explotación, segregación y miedo; pero también luchas de liberación. Todo eso está en el inconsciente colectivo, impreso en el alma social. Toca por tanto cambiar el rumbo, empezando por parar las matanzas del “padre” Obama, o este país seguirá hundiéndose poco a poco en la violencia, el miedo y el caos.