La izquierda española se volvió a romper, en este caso en las negociaciones de cara a la formación de un nuevo gobierno tras los comicios generales del pasado 28 de abril. La sesión de investidura, prevista para el próximo 23 de abril y en la que pretendían revalidar en el cargo al presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, está más en el aire que nunca y cada día crece más la posibilidad de unas nuevas elecciones generales ante la incapacidad de los partidos políticos y sus líderes de alcanzar una mayoría parlamentaria que alumbre a un gobierno para los próximos cuatro años.
El presidente Pedro Sánchez endureció su postura y anunció que daba por “rotas” las negociaciones con el que hasta ahora era su socio prioritario, Unidas Podemos (UP), cuyo líder, Pablo Iglesias, insistió en su exigencia de que el futuro gobierno de España tuviera a varios ministros de su formación, incluido él mismo, que llegó a reclamar una vicepresidencia del gobierno, según la versión esgrimida por el equipo negociador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
El problema de la gobernabilidad en España es una encrucijada, sobre todo por los resultados electorales de los comicios del pasado abril, en los que ningún partido logró una mayoría holgada y en los que el partido más votado, el PSOE, únicamente sumó 123 diputados. Muy lejos de los 176 escaños que exige la mayoría absoluta.
El presidente Sánchez lleva tan sólo algo más de un año en el cargo, tras la histórica moción de censura que defenestró del cargo a su antecesor, Mariano Rajoy, cuando acaba de cumplir los ocho años en el cargo y estaba a sólo uno de agotar la legislatura. Actualmente Sánchez y el gobierno actual están “en funciones”, a la espera de que el Parlamento elija al nuevo gobierno para el se exige una mayoría absoluta en la primera votación y mayoría simple en la segunda. Sin embargo las cuentas no salen para el PSOE ni, por supuesto, para el principal partido de la oposición, el derechista Partido Popular (PP), que cosechó su peor resultado, con 67 diputados.
Una alianza entre el PSOE y Unidas Podemos tampoco garantizaría la formación de un nuevo gobierno, una vez que tendrían que sumarse al pacto otras formaciones, entre ellas los independentistas catalanes y vascos y otras formaciones nacionalistas o regionalismos de las Islas Canarias, Cantabria y Valencia.
En un tono duro, el presidente Sánchez recriminó a su hasta ahora socio, Pablo Iglesias, que hiciera una “mascarada de consulta” a sus bases y recriminó a Iglesias que respondiera que era una “idiotez” su oferta de incorporar al gobierno español a “personas cualificadas afines a Podemos”. Si te mantienen las posturas inflexibles y alejadas, como hasta ahora, lo más previsible es que la sesión de investidura del próximo 23 y 25 de abril fracase y se abra el calendario electoral para una nueva jornada electoral, para la que ya hay incluso fecha: el próximo 10 de noviembre.
Fuente: La Jornada