España va a las urnas por Parlamento Europeo

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España tiene hoy una nueva cita con las urnas, a la que están convocados los casi 37 millones de ciudadanos con derecho al voto que elegirán a sus representantes en el Parlamento europeo, a los gobiernos de todos los ayuntamientos del país y a doce de las 17 comunidades autónomas. El pulso electoral volverá a exponer la disputa entre los dos bloques antagónicos: el de la derecha, integrado por el Partido Popular (PP), Ciudadanos (C’s) y la extrema derecha de Vox; y el de la izquierda, liderada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP). Todas las miradas estarán puestas en Madrid, donde se desarrollará la lucha más cruenta por el poder.

El pasado 28 de abril se celebraron elecciones generales en España, en las que el PSOE y su líder Pedro Sánchez recuperaron la hegemonía como el partido más votado y que habían perdido en el lejano 2013, cuando el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero finalizó su mandato en medio de la peor crisis económica en la historia reciente del país. El desempleo se había disparado, las instituciones europeas advertían del riesgo de tener que intervenir las finanzas públicas españolas e incluso se corría el riesgo de acudir a fondos internacionales de auxilio para mantener a flote la economía y el Estado del bienestar.

De aquel trance, el PSOE salió muy debilitado y perdió dos elecciones consecutivas frente a su principal adversario, el PP, hasta que en junio del año pasado una moción de censura presentado por Sánchez defenestró el poder al ex presidente Mariano Rajoy, acorralado por los numerosos y gravísimos casos de corrupción en el partido.

Los comicios de hace un mes sirvieron para poner de manifiesto la recuperación electoral del PSOE, que afianzó su condición de partido hegemónico de la izquierda, muy por delante de UP, liderado por Pablo Iglesias, que vive sus peores momentos desde que irrumpieron en el escenario hace algo más de cinco años. De hecho en los comicios de este domingo todas las encuestas advierten de que el mapa electoral europeo, municipal y autonómico volverá a estar dominado por el PSOE, que si bien no obtendrá los resultados de antaño, cuando imperaba el bipartidismo en España, sí se convertirá de nuevo en el partido más votado de los principales centros del poder, sobre todo en la Comunidad de Madrid, donde gobierna la derecha desde hace 24 años. Pero también en otros feudos tradicionalmente conservadores, como Castilla y León -donde el PP está en serio riesgo de perder el gobierno-, Murcia o Ceuta y Melilla.

El principal interés de los partidos políticos nacionales estará en Madrid, tanto en la disputa por el gobierno de la Comunidad -donde se gestionan y se financian la mayoría de los servicios públicos y programas sociales- como en el Ayuntamiento, donde gobierna desde hace cuatro años una candidata independiente de una coalición de izquierda, Manuela Carmena, que aspira a renovar su mandato. Pero en los últimos días de la campaña todos los análisis estadísticos auguran una batalle muy cerrada, incluso un empate técnico, entre los dos bloques enfrentados, derivado en gran medida por la fragmentación y el enconamiento de facciones al interior de la izquierda que anidaba hasta hace unos meses en Podemos y que ahora se presenta dividida a los comicios.

De hecho la elección de la Comunidad de Madrid habrá hasta tres grandes listas electorales de la izquierda: el PSOE, UP y una coalición nueva, Más Madrid, que emergió bajo la tutela de la alcaldesa de Madrid y del hasta hace poco tiempo mano derecha de Pablo Iglesias en la formación morada, Íñigo Errejón, que decidió abandonar al partido que fundó para concurrir en solitario. En cualquier caso el candidato socialista, el prestigioso académico Ángel Gabilondo, parte como favorito para desalojar del poder al PP después de 24 años detentándolo. Y que se ha convertido en el principal reclamo electoral de todos los partidos, ya que podría suponer para el PSOE y el futuro gobierno español de Pedro Sánchez una demostración más de su fuerza electoral, y para el PP la confirmación de su decadencia después de tantos años de corrupción en su seno.

Fuente: La Jornada

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