España se enfrenta al desafío del cambio

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Las elecciones generales del 20-D alumbrarán el ganador con menos apoyo de la historia de la Democracia en España. La fuerza de los partidos emergentes, Podemos y C’S, mide el ansia de renovación de los españoles, si bien el riesgo de ingobernabilidad es real.

España vota hoy en un ambiente de cita con la Historia. Más de 36 millones de españoles elegirán a los 350 diputados al Congreso y a los 208 senadores de la XI Legislatura de la democracia. Las urnas medirán el desgaste del bipartidismo y la fortaleza de los partidos emergentes, tras una campaña marcada por el show televisivo de los candidatos más que por los debates de fondo sobre los problemas reales del país.

Por primera vez desde 1977, hay cuatro fuerzas políticas de ámbito nacional que superan el 15% de los votos. La tradicional dialéctica izquierda-derecha ha dejado de ser la única motivación de los votantes. Podemos y Ciudadanos han dado lugar a un nuevo relato: vieja política frente a nueva política.

Las generales del 20-D cierran un ciclo electoral de cambio que se abrió con las europeas de 2014 -tras las cuales se produjo el relevo en la Jefatura del Estado con la abdicación del Rey Juan Carlos I en su hijo, Felipe VI– y se consolidó en lasautonómicas y municipales del pasado mes de mayo.

La cita con las urnas de este domingo en vísperas de la Navidad -es la primera vez desde 1920 que las generales son convocadas en diciembre- se presenta así como la más incierta y decisiva desde 1977.

Las viejas Cortes franquistas dieron paso entonces a una nueva generación de líderes políticos que protagonizaron la Transición. El sistema político español ha permanecido prácticamente invariable, con dos grandes partidos -primero UCD-PSOE, después PP-PSOE- que se turnaban en el Gobierno. Este bipartidismo imperfecto ha dado estabilidad al país durante 38 años. Todos los presidentes lograron un mandato nítido en las urnas para formar Gobierno, aunque fuera con el apoyo de los partidos nacionalistas que han ejercido de bisagra.

Tanto UCD como después PSOE y PP gobernaron con más de 156 escaños, el resultado más exiguo de todas las generales obtenido por José María Aznar en marzo de 1996 y que le sirvió para poner fin a los trece años de Felipe González. El bipartidismo ha sido hegemónico en España. Prácticamente nunca ha bajado de los 300 escaños en el Congreso, con un consenso básico en los grandes temas de Estado. Y ninguno de los partidos más pequeños con representación parlamentaria logró superar más del 10% de los votos y los 23 escaños del PCE en 1979.

La grave crisis económica y sus devastadoras consecuencias para la vida y el bienestar de los españoles, así como el escándalo permanente de los casos de corrupción, han hecho saltar por los aires un sistema político que parecía inmutable. Los 156 escaños y el 38,79% de los votos de Aznar en el 96 parecen un objetivo inalcanzable hoy para el partido más votado, y han surgido casi de la nada, y en tiempo récord, dos fuerzas políticas nuevas -una por la izquierda y otra por el centro- que entrarán en el Congreso con más de cien escaños, en la horquilla menos favorable de las encuestas.

El bipartidismo se ha fragmentado en cuatro, y este 20-D alumbrará un Parlamento “a la italiana pero sin italianos”, en palabras del ex presidente Felipe González. Todo ello justifica el calificativo de “histórica” para referirse a la jornada electoral de hoy en la que muchos analistas aprecian el comienzo de una nueva Transición.

Fuente: El Mundo

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