Las elecciones autonómicas catalanas que tendrán lugar el próximo domingo están revestidas de una trascendencia política que sobrepasa con creces el límite geográfico de su celebración. El actual Presidente de la Generalitat, Artur Mas, al adelantar estas elecciones dos años respecto a la fecha en que hubieran debido celebrarse de agotarse la legislatura, y al plantearlas como un plebiscito a su persona y a su órdago independentista, se ha convertido en el principal responsable de esa excepcionalidad.
El líder de CiU no se ha cansado, desde el día que convocó las elecciones, de pedir una mayoría “excepcional” al pueblo de Cataluña para llevar a cabo su proyecto secesionista. Habrá que ser prudentes y esperar a la noche del domingo cuando se abran las urnas y se cuenten los votos. Pero parece claro que si Mas no consigue la mayoría absoluta, su fracaso en términos políticos sería algo más que una obviedad, lo cual no está reñido con que si se produce esa situación, ni el propio interesado ni su partido reconozcan mínimamente ese fracaso.
Pero una cosa es que Mas y CiU no consigan la mayoría absoluta y otra muy distinta que el nuevo Parlamento de Cataluña no vaya a tener una clara y casi abrumadora mayoría independentista, si se suman los escaños que puedan obtener CiU, ERC e Izquierda Unida-Verdes. Con esa mayoría, el reto al Estado en los próximos meses está servido, bien en forma de una declaración unilateral de independencia, bien con el empeño de llevar a cabo un referéndum, aunque este sea ilegal. Ante ese panorama, el Gobierno de España no tendrá otro remedio que cumplir la ley y hacer que esta se cumpla por parte de todas las autoridades del Estado.
Por si todo lo anterior no fuera ya suficientemente preocupante, la campaña en Cataluña ha estado salpicada en su recta final por el conocimiento de un borrador de informe policial que apunta a la familia Pujol y a la familia Mas como titulares de unas cuentas en Suiza donde supuestamente habrían recibido dinero procedente del cobro de comisiones ilegales por parte de la Generalitat cuyo destino habría sido -siempre según el citado informe policial- la propia CiU y algunos de sus dirigentes mas destacados. El propio Mas, en una declaración muy contundente, se ha comprometido hoy mismo a dimitir si se demuestra que esté involucrado en algún caso de corrupción y ha negado tajantemente que tenga cuentas en Suiza o haber recibido un solo euro de su padre. A Mas, como a cualquier otro ciudadano, le asiste la presunción de inocencia, pero por el bien del sistema democrático hay que exigir que se aclare este asunto hasta el final: o bien el informe policial es falso y alguien -lo cual sería muy grave- lo ha utilizado para atacar a CIU o a Mas o, si su contenido es verdadero, la justicia tendrá que actuar y pronto. De momento quien este domingo tiene la palabra es el pueblo de Cataluña.
Fuente: EuropaPress