Esa pasión llamada futbol

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Cuando uno ve al “Piojo” Herrera en un partido de futbol, entonces se explica qué diablos tiene este deporte que hace perder la razón a la gente durante 90 minutos –o más, cuando hay tiempos extras y penales-

 

Pasión, intensidad, mucha pasión.

 

No ganamos nada, pero nuestro querido “Piojo” saltó a la fama por su peculiar forma de festejar los goles de su equipo, así como su intensa manera de vivir todo el partido. Salta, grita, gesticula, insulta, es ocurrente, grosero, pero al final habla el lenguaje de los futbolistas. A la luz del resultado contra Holanda, nos queda claro que no es un gran estratega, pero con el recuerdo de la eliminatoria mundialista, está más que demostrado que es un gran motivador y que nada ni nadie lo detiene.

 

Así es el futbol, que ha atraído las miradas no sólo de los cronistas deportivos más célebres del mundo, sino también la de encumbrados escritores. A todos ha encantado e igual que cualquier aficionado, viven intensamente este deporte.

 

Como Paul Auster, a quien por ejemplo, “el futbol es la forma en que los países europeos lograron hacerse la guerra sin destruirse entre ellos”.

 

Para otros, el futbol es algo así como un laboratorio de la realidad,  donde se encuentra la desigualdad económica.  Así como en el mundo la mayor concentración de riqueza la ostenta el uno por ciento de la población mundial, y más de la mitad de la población mundial vive en la pobreza absoluta; estas mismas desigualdades se producen en el balompié, donde el dinero es lo que manda. Hoy en día los grandes capitales del futbol se concentran en los oligarcas rusos, que lo mismo tienen equipos en su país que en la poderosa Liga Premier en Inglaterra, o los jeques árabes en España y Francia.

 

Unos más, lo ven como una bocanada de aire puro en sus ya no tan nacientes democracias, como lo muestra Manuel Vicent,  quien recientemente publicó un artículo en diario El País, de España, en donde a su entender, explica la importancia que tiene el futbol para la península ibérica en este momento, “durante  la dictadura bastaba pronunciar la palabra partido y todo mundo sabía que te referías al partido comunista. Ahora en democracia no hay más partido que el clásico entre el Real Madrid y el Barça”.[1]

El llamado filósofo del futbol, el argentino Jorge Valdano, ve al futbol, a su cancha de juego y a la tribuna, “como una alegoría de la sociedad” y afirma que hay otras formas de pegarle al balón, “de a tres dedos y con la pierna izquierda, de hacer como decía Pier Paolo Pasolini, un futbol en prosa”. O poesía, como lo llegó a definir el mismísimo Albert Camus, Premio Nobel de Literatura, autor de La Peste, y El Extranjero, entre otras de sus sensacionales obras, quien no encuentra momento más poético en el futbol que la hora del gol. “Cada uno es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es ineluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad, precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año”,[2] solía decir Camus, quien no dudaba un instante en afirmar que si le dieran a escoger entre ser escritor y futbolista, elegiría lo segundo.

 

A su larga lista de actividades, hay que agregarle que Camus fue portero, además de por supuesto, escritor, filósofo, dramaturgo, ensayista y claro, periodista. La historia nos cuenta que existen dos teorías respecto al por qué se decidió por defender los arcos en lugar de ser mediocampista, como inicialmente lo era. Hay quien dice que al descubrir que tenía tuberculosis, el ser arquero era la mejor opción, ya que no tenía que realizar tanto esfuerzo (si hubiera conocido a nuestro Memo Ochoa, tal vez no hubiera pensado igual), y otros dicen que no fue ninguna enfermedad, sino simple cálculo económico: en la cancha los zapatos se desgastaban más que en la portería, y como el dinero era lo que faltaba en su hogar, simplemente decidió ser práctico. Futbol y economía.

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Para acabar pronto, Camus fue el primer intelectual de su talla en reivindicar el futbol y escribirlo. Murió muy joven, a los 46; dos años después de haber recibido el Nobel de Literatura que disfrutó tanto, como sus otras pasiones, “los partidos de futbol del domingo en un estadio repleto de gente y el teatro”. Vivió con intensidad única cada victoria y lloró en las derrotas, que de eso nadie nos cuenta a nosotros.

 

A su vez, el ensayista y escritor mexicano Juan Villoro, autor de uno de los libros más vendidos por estas fechas, Balón dividido, nos dice que,

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[…] el futbol es un sistema de representación del mundo y a través de él podemos entrar en contacto con todo, es un espejo de nuestras sociedades y por tanto tiene que ver con lo bueno de la conducta humana y de la comunidad como la solidaridad, la recuperación de la infancia, pensar que el adversario tiene méritos, reconocer los triunfos del rival, el trabajo de equipo, todas esas cosas que son muy importantes y son una educación positiva, donde el futbol refleja las cosas que debemos proteger en nuestras sociedades. Y por otro lado es un espejo de las lacras sociales, de la manipulación política, de la especulación económica, del dopaje, el nacionalismo, la xenofobia, el machismo, de otros problemas que el futbol refleja de manera extrema sin ser el origen de ellos sino sólo su catalizador, el lugar donde se encarnan”.[3]

 

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En cambio el popular monero Trino (José Trinidad Camacho Orozco), célebre por sus gustadas tiras en La Jornada y ahora en Reforma con El rey Chiquito, cuando se le pregunta:

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— ¿Por qué nos gusta tanto el futbol?, no duda ni tantito en contestar, así al botepronto:

“[Porque] El futbol es universal. El futbol es sangre, sudor y lágrimas”.

 

Y ni cómo estar en desacuerdo con él, si nosotros sabemos tanto de esto.

 

Hasta mañana. Buen día y buena suerte.

 

[1] Vicent, Manuel. El partido. El País de España, 23 de marzo de 2014. http://elpais.com/elpais/2014/03/22/opinion/1395505202_696422.html [Consultado el 30 de junio de 2014].

[2] Espinoza, Luz. Albert Camus: Lo que le debo al futbol, en Culturacolectiva.com/albert-camus-lo-que-le-debo-al-futbol/ [Consultado el 30 de junio de 2014].

[3] Vázquez, Ángeles, Jorge. El futbol: un sistema de representación del mundo. Entrevista a Juan Villoro. Revista Lee más, número 61, junio de 2014, editorial Gandhi, México, Distrito Federal, página 14.

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