¿Puede la economía de un gran número de países occidentales depender de una tabla de Excel mal diseñada? Quizá sea así, al menos si nos atenemos a la información que ha salido a la luz y según la cual el principal estudio en el que se han basado gran parte de los defensores de los recortes estaba equivocado.
La pasada semana, hasta la Comisión Europea tuvo que salir al paso y calificar como“ridículo” y “estúpido” que su estrategia macroeconómica haya estado basada únicamente en el estudio académico que ahora se ha rebatido, que fue realizado en 2010 por dos prestigiosos economistas de la Universidad de Harvard,Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, bajo el nombre de Growth in a Time of Debt.
La conclusión de dicho estudio era que los países cuyo déficit superaba el 90% de su producto interior bruto crecían de manera más lenta que el resto de naciones, de modo que reducir el déficit podía resultar perjudicial en el corto plazo, pero sería beneficioso en el largo. La investigación de Reinhart y Rogoff sirvió como base para las recetas económicas que han sido aplicadas en el sur de Europa, pero un estudiante de doctorado ha comprobado que los datos que ofrecía el estudio eran incorrectos.
Un descubrimiento casual
Thomas Herndon, un estudiante de 28 años graduado en economía por el Amherst College en Massachusetts, había comenzado a estudiar el paper de los investigadores de Harvard como parte de sus deberes de clase, ya que se le había solicitado que revisase los datos de algún estudio célebre. Herndon eligió el de Rogoff y Reinhart debido a su preocupación por las consecuencias que los recortes pueden causar en los países en que se apliquen y se encontró con que era incapaz de replicar los resultados de la investigación, a pesar de haberla revisado en repetidas ocasiones. Se puso en contacto con los autores para obtener los datos en los que su estudio se basó, y Reinhart le dijo que si bien no podía atender sus consultas, sí le envió las cifras en las que se había basado.
Reinhart comentó al estudiante que podía publicar lo que quisiera a partir de dichas estadísticas. Herndon se sorprendió al revisar el documento Excel enviado por la profesora, ya que los errores saltaban a primera vista. Para empezar, no se habían contabilizado cinco de los veinte paísesconsultados (una cuarta parta) en la cifra de la media del producto interior bruto de los países con mayor nivel de deuda. Simplemente, se trataba de un error de selección, ya que los profesores habían elegido hasta la fila nº 44, cuando deberían haber llegado a la nº 49.
Además, se habían pasado por alto los casos de diversos países (Nueva Zelanda, Australia o Canadá) que podrían haber contradicho la tesis de los investigadores. Sin embargo, Herndon no considera que los autores actuasen con mala fe, sino que no se trataba más que de un error inintencionado que matiza la idea principal de los profesores de Harvard. Un problema en apariencia menor que, sin embargo, puede haber tenido consecuencias devastadoras al extender la idea de que la reducción del déficit y el crecimiento del país estaban directamente relacionados.
Una contrarréplica aceptada
La actitud de los profesores que revisaron el trabajo del alumno fue la de desconfiar de los resultados obtenidos por éste, ya que no consideraban que un simple doctorando fuese capaz de desmentir de una manera tan sencilla uno de los estudios más importantes de los últimos años. Pero tras un mes repasando los resultados, el profesor Robert Pollin aseguró que efectivamente, su alumno estaba en lo cierto, en declaraciones a Reuters. “Al principio, no le creí. Pensé ‘es un estudiante, tiene que estar equivocado. Son unos economistas eminentes y él es un graduado”. Pero Herndon estaba en lo cierto. algo así volviese a ocurrir.
El siguiente paso era, por lo tanto, ofrecer una respuesta al célebre artículo de Harvard, así que Pollin y su colega Michael Ash se prestaron a dirigirlo. Pronto, Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A critique of Reinhart and Rogoff comenzó a circular por los círculos económicos, y el espaldarazo final fue recibido cuando el columnista de The New York Times Paul Krugman se hizo eco de él. Poco después, los autores del estudio reconocían su error como “un problema de codificación” y aseguraron que en lo sucesivo redoblarían sus esfuerzos para evitar que volviese a ocurrir algo así, aunque siguen defendiendo sus conclusiones y consideran que el hallazgo no altera significativamente sus resultados.
Sin embargo, Hardon señala que, de igual manera que había que interpretar con cautela los pasados resultados de la investigación, ahora hay que hacer lo propio con los nuevos descubrimientos. “Sería absurdo pensar que los gobiernos no deben preocuparse por sus niveles de déficit, pero al contrario de lo que piensan Reinhart y Rogoff, no hay un umbral claro en la relación entre el producto interior bruto y la deuda pública a partir del cual los países comienzan a experimentar un declive en su crecimiento”, indicaba el joven profesor a Business Insider.
Fuente: El Confidencial