El semanario inglés The Economist dio una respuesta contundente al mensaje de Enrique Peña Nieto: “Ha perdido la oportunidad de cambiar el rumbo (…). El Presidente hizo a un lado la responsabilidad federal, permitiendo que las bandas de narcotraficantes camparan a sus anchas (…) Ahora corre el riesgo de seguir mirando fuera de la realidad, como ha venido haciendo desde que comenzó esta crisis”.
The Economist resume el comunicado del Presidente y menciona el texto de Miguel Pulido, Director de Fundar: “hay un largo proceso de descomposición en diferentes campos de la sociedad mexicana y sus instituciones”.
De acuerdo con el semanario, el Presidente “hizo a un lado la responsabilidad federal, permitiendo que las bandas de narcotraficantes camparan a sus anchas en el país. Y este tipo de delitos son de carácter federal, no local”.
“El Presidente Enrique Peña Nieto hizo el 27 de noviembre lo que debería haber hecho hace mucho tiempo: anunció una serie de medidas destinadas a priorizar el Estado de Derecho. (…) Pero al no reconocer ninguna responsabilidad sobre lo ocurrido, y al no cuestionar el sistema político en su totalidad, puede haber perdido la oportunidad de cambiar el rumbo de la opinión pública”.
Para la revista, el Presidente no realizó cambios en el gabinete de Gobierno, en resumen, no reconoció el costo político de sus fracasos. “Él anunció varias iniciativas para combatir la corrupción y mejorar la transparencia, pero existen dudas generalizadas sobre qué tan efectivas serán”.
El primer problema, según The Economist, es que las medidas del Presidente “van a tener que pasar por un Congreso plagado de conflictos de interés, entre otras cosas porque los políticos tienen que pagar montañas de dinero ilegal para ser elegidos”.
El segundo problema “es que la propia ética política de Peña Nieto ha sido cuestionada debido al escándalo de la casa de su esposa (…) Todo eso hace que sea más difícil para él para él dar ejemplo”.
Y el tercer problema, según el semanario, es el estado de ánimo de México.
“Algo en el estado de ánimo del país ha cambiado desde la desaparición de los normalistas. Es como si el pueblo hubiera vislumbrado una conexión siniestra entre los barones de la droga que secuestraron a los estudiantes y toda la clase política, y los viera como dos caras de una misma moneda marcada con tres palabras: la corrupción, la ilegalidad y la impunidad. Esto puede ser excesivamente cínico. Pero al no reconocer siquiera ese estado de ánimo, Peña Nieto ahora corre el riesgo de seguir mirando fuera de la realidad, como ha venido haciendo desde que comenzó esta crisis”.
Fuente: Sin Embargo