EPN: llegará pronto el desencanto

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Por Alejandro Páez Varela

En las zonas serranas de Chihuahua y Sinaloa se vive, en las últimas semanas, una nueva ola de terror. Dicen que se trata de un reacomodo de fuerzas. Que La Línea se reagrupó allá después de perder Ciudad Juárez frente a “El Chapo” Guzmán, y que los Beltrán Leyva y hasta Los Zetas disputan el territorio al tú por tú.

Mientras, Tamaulipas y Coahuila se han tranquilizado (excepto Torreón). En el primer estado, porque el cártel del Golfo está muy golpeado y Los Zetas dominan sobre todo lo que se mueve; en el segundo, porque la escalada de violencia condujo a muchos muertos de los que sí importan a las autoridades y bandos criminales: jefes del narco, el hijo de un político famoso, etcétera. En Michoacán, Guerrero y Jalisco hay un pleito palmo por palmo. Y en el Estado de México y el Distrito Federal se disputan los consumidores, las bodegas y las rutas.

No dibujo un mapa de guerra, aunque lo es pero está incompleto. En realidad lo que hago es tomar una polaroid de lo que se ve en estos momentos. Mañana esto cambiará, porque “El Chapo”, los Beltrán Leyva, Los Caballeros Templarios, Los Zetas, La Línea o los que sean desplazarán gente a la sierra y habrá repliegues y matanzas y todo lo que ya sabemos y hemos visto durante años, muchos: los años de Felipe Calderón.

Lo que digo es que el país está en guerra, y es una guerra con las mismas características del pasado. Se aplacan unos lugares porque gana un grupo armado, y se ponen calientes otros porque se lo pelean. Como sucede en las afueras de Guadalajara, o en Culiacán, Mazatlán, etcétera. Los malandros mandan en eso hoy, como antes: ellos dicen en dónde habrá balas y sangre. El país está a su disposición y es un simple mapa de rutas, plazas, consumidores; es terreno para vendettas, cobros de cuentas, etcétera.

Y mientras esto sucede, mientras empiezan a dispararse afuera de nuestras casas (para quienes estén en una región que no tiene violencia en este momento), las preguntas: ¿En dónde está la estrategia para apaciguar al país? ¿En dónde está el programa de rescate de barrios, de familias? ¿En dónde está, en pocas palabras, Enrique Peña Nieto, y en dónde quedaron las promesas?

Hasta hoy, lo único que hemos visto es que Peña Nieto copia la misma estrategia de Calderón. “La estrategia de la presente administración en contra del crimen y la delincuencia organizada rinde frutos y reporta avances del 1 al 31 de diciembre, informó el subsecretario de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación (Segob), Eduardo Sánchez”, decía una nota de la agencia informativa gubernamental, Notimex, apenas el 4 de enero pasado. Agregaba: “Detalló que en el primer mes de gestión del presidente Enrique Peña Nieto, las acciones preventivas reportan la detención de 854 personas, aunque lamentó la muerte de un servidor público en el cumplimiento de su deber y de 69 delincuentes”.

Otra vez números. ¿Qué carajos importa que 854 personas estén presas? ¿Son muchos o son pocos?

¿En dónde está la estrategia contra el crimen organizado? ¿En qué momento la lanzan?

Porque de que es lo mismo que con Calderón, es lo mismo: el 5 de enero, un día después de que se daban a conocer los grandiosos numeritos, también nos enterábamos de un pueblo de Veracruz, Ixhuatlán del Café, que protestaba en contra de la criminalización de cuatro hombres asesinados por elementos del Ejército. Parece que los cuatro iban borrachos; se aparecieron en mal momento frente a un grupo de militares y los fusilaron. Un taxista, dos mecánicos, un migrante. Les aparecieron armas, drogas y hasta granadas. Vi las fotos de las familias: unos pobres campesinos vestidos de negro, llorando, caminando con pancartas mal escritas que pedían no dinero, ni indemnización: que le devolvieran el honor a sus hombres y no los tacharan de criminales para cubrir su abuso de poder.

El asesinato de los cuatro fue el 28 de diciembre. Peña Nieto llevaba 28 días en el poder.

Señoras, señores, amigos lectores: yo creo que más pronto de lo que creemos, los millones de mexicanos que votaron por Enrique Peña Nieto pensando en que traería la paz y la tranquilidad; los millones que estaban hartos de vivir entre balazos y sangre; los millones que le dieron la espalda a Calderón y al PAN, urgirán respuesta de su gobierno. Muy pronto.

¿Y saben qué me temo? Que su gobierno no tenía una estrategia. Pensaban que, como en el Estado de México, era posible ocultar las cifras y el dolor comprando medios y desapareciendo muertos de las hojas de cálculo.

Yo creo que más pronto de lo que pensamos, habrá un nuevo reclamo de fraude. Y este fraude sí es comprobable, porque para éste no hay IFE o Tribunal Electoral. Habrá un reclamo de fraude, porque  se ofreció traer la paz, pero el gobierno no ha respondido al derramamiento de sangre.

¿Más balazos, más cifras de detenidos, más violaciones a los derechos humanos? ¿Eso es lo que nos ofrecen?

¿En dónde está Enrique Peña Nieto? ¿En dónde están las respuestas? ¿En dónde está la respuesta para este derramamiento de sangre?

¿Pensaban que gobernar México era como otro día en la casa de campo, como otra tarde de shopping en un mall del extranjero, o como otra mañana partiendo naranjas en la cocina falsa de un programa de Televisa?

@paezvarela

http://www.alejandropaez.net

Fuente: Sin Embargo

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