De José Antonio Meade nadie dice que se haya enriquecido ilícitamente a costa del erario. Lo que sí hizo fue integrar una legión de incondicionales, gracias a la cual ha tenido presencia en los sectores financieros clave; una cofradía por y para el dinero. Así pudo maniobrar el rescate bancario o firmar un convenio de doble tributación con Singapur, que convierte a aquella nación en el paraíso fiscal ideal para los capitales mal habidos en México.
Apuró su bebida y soltó ante los amigos que lo acompañaban en una cafería en la exclusiva zona residencial de Lomas de Chapultepec: “Voy a ser presidente de la República”. Era 2000 y José Antonio Meade hablaba muy en serio, convencido. Acababa de dejar la secretaría adjunta del Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB).
Ahora Meade será el candidato de unidad del PRI, sin ser priista, para buscar la Presidencia y oponerse a Andrés Manuel López Obrador y a quien resulte abanderado del Frente Ciudadano por México.
Los sectores priistas lo arroparon el mismo día en que renunció a la Secretaría de Hacienda, pero el pasado 27 de noviembre, cuando los sectores del PRI le descubrieron grandes cualidades humanas y políticas, Meade les llevaba 17 años de ventaja, de trabajo silencioso, de sumar secretos y favores que le permitieron transitar por cuatro direcciones y cuatro secretarías de Estado a lo largo de cuatro sexenios.
Meade tejió redes entre banqueros, dejó pasar rescates bancarios, suavizó auditorías a los hombres del campo y les autorizó créditos para reinventarse, firmó un convenio de doble tributación con Singapur mediante el cual los mecanismos de fiscalización “no son laxos sino nulos”, pero también abonó al rechazo de la clase empresarial al crear el llamado IETU (Impuesto Especial a Tasa Única) y le recetó a la ciudadanía un presupuesto que derivó en aumento a las gasolinas. Incluso tiene en su haber la autorización de la última gran fusión bancaria (Interacciones-Banorte), donde hoy laboran sus hermanos.
Pero sobre todo creó una cofradía.
Seguidores y operadores suyos se aglutinaron en el llamado Grupo de los 40 Asociados. A lo largo de estos 17 años, los allegados a Meade han transitado por áreas estratégicas desde donde se maneja el dinero público.
Uno de los personajes de esa cofradía es Jaime González Aguadé, actual presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, egresado de Yale, como Meade.
Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2144, ya en circulación