Los primeros resultados oficiales de los comicios presidenciales de Perú mostraban el domingo al exbanquero de Wall Street Pedro Pablo Kuczynski con una ligera ventaja sobre su rival la primogénita del encarcelado expresidente Alberto Fujimori en unos sufragios donde ambos luchaban voto a voto y se hallaban a menos de dos puntos de distancia.
Los dos candidatos, considerados pro empresariales y amigos del libre mercado, no han causado temores en los inversionistas que los ven como centro derechistas. Keiko Fujimori se ha posicionado como la candidata de los pobres que vencerá a la delincuencia, mientras Kuczynski como el abanderado de la democracia, afirman diversos analistas políticos.
Al 51,7% de las actas procesadas por la Oficina de Nacional de Procesos Electorales, Kuczynski obtenía 50,59% de los votos y Fujimori 49,41%, dijo a periodistas Mariano Cucho, jefe de entidad oficial electoral, conocida por sigla de ONPE, en su segundo reporte oficial.
Añadió que primero se reciben de los votos de las capitales de departamentos y luego se incorporan de las zonas más alejadas del país. Resaltó que los resultados de las zonas más alejadas a veces pueden demorar incluso “varios días” en llegar para ser procesados.
Luego de conocer los resultados del conteo rápido de dos firmas privadas que también lo favorecen, Kuczynski salió de su casa, en el barrio más rico de Lima, y se dirigió al local de campaña de su partido Peruanos por el Kambio donde saludó desde un balcón a sus miles de seguidores que lo esperaban cantando huaynos, la música tradicional de los Andes.
“Tenemos que ser vigilantes para que no nos roben los votos en la mesa”, dijo Kuczynski con voz afónica. Lo acompañaban su esposa estadounidense, Nancy Lange, y sus dos vicepresidentes Martín Vizcarra, un exgobernador y Mercedes Araoz, una exministra de economía y comercio exterior. “Vamos a poder gobernar el Perú hacia un horizonte brillante, te quiero Perú”.
Fujimori bajó del hotel cinco estrellas capitalino donde se alojó desde la mañana y dijo por la noche a sus miles de seguidores que los dos resultados del conteo rápido simplemente mostraban “un empate técnico” con su rival.
“Vamos a esperar con prudencia porque toda la noche llegarán los votos de las regiones, del extranjero y el voto rural del Perú profundo”, dijo la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori con voz enérgica mientras sus simpatizantes con banderas de color anaranjado le gritaban “vamos Keiko vamos, hasta presidenta no paramos”.
En la mañana tras sufragar, el presidente saliente Ollanta Humala destacó que el próximo gobierno será la cuarta gestión democrática de forma consecutiva en la historia de Perú que no es interrumpida por un golpe militar desde la independencia de España en 1821.
En los últimos días Kuczynski, de 77 años, abandonó su habitual parsimonia y atacó con dureza a Fujimori, de 41 años, ligándola con la corrupción.
“El narco-estado nos va a matar a todos… necesitamos un gobierno limpio desde arribita hasta abajito”, dijo durante el cierre de su campaña en una zona de clase media en Lima. Añadió que combatirá “el narcotráfico y las conexiones dudosas de esa gente con la política”.
La referencia no era sólo a los lazos del padre de su rival -Alberto Fujimori- con la corrupción y los escuadrones de la muerte, por los que está sentenciado a 25 años de cárcel, sino un intento de llamar la atención sobre los escándalos del partido de Fujimori, entre ellos un informe periodístico que señala al importante donante de su campaña y secretario general, Joaquín Ramírez, como investigado por la DEA.
Para muchos, esta elección presidencial es un referendo al mandato de Alberto Fujimori.
El compañero de fórmula de Keiko Fujimori, José Chlimper, también está en el ojo de la tormenta tras entregar a una televisora local un audio adulterado para beneficiar a Ramírez, quien pidió una licencia. Perú es el mayor productor mundial de cocaína.
“Si Fujimori gana, la gran pregunta es si ella será capaz de controlar su partido”, dijo Eduardo Dargent, politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
PPK, como se conoce a Kuczynski en Perú, también se benefició del aval en el último minuto de la excandidata izquierdista Verónika Mendoza, que participó esta semana en una manifestación de más de 30.000 personas contra Keiko Fujimori, la más numerosa desde el turbulento final del gobierno de su padre hace 16 años.
Keiko Fujimori, que fue primera dama en el gobierno de su padre (1990-2000), trató de contener el avance de su rival firmando incluso un compromiso para no usar su posible poder político y liberar a su padre. “La candidata soy yo, no Alberto Fujimori”, señalaba con frecuencia.
Al mismo tiempo, se comprometió a retomar el estilo de gobierno de mano dura de su progenitor para detener el crimen, la mayor preocupación de los votantes. Entre sus propuestas está construir cárceles a más de 4.000 metros de altitud para los criminales más peligrosos.
Fujimori también trató de etiquetar a Kuczysnki -hijo de un médico polaco de origen judío y quien pasó décadas trabajando fuera de Perú- como parte de la élite blanca a la que tradicionalmente no le han interesado los pobres.
Independientemente de quién gane, Keiko Fujimori ya reconfiguró el panorama político del país. En abril, su partido Fuerza Popular ganó 73 de los 130 escaños del congreso unicameral, convirtiéndose en la fuerza legislativa más poderosa de los últimos 16 años.
Si gana su poder será mayor que el de cada uno de los presidentes que han gobernado Perú desde 2000, cuando su padre se fugó del país y renunció desde Japón luego de escándalos de corrupción que acabaron con su mandato.
Si pierde tendrá una enorme capacidad de negociación política con su disciplinada bancada y dirigirá un poderoso grupo parlamentario capaz de lograr la renuncia de ministros, impulsar o bloquear leyes e incluso impedir viajes del presidente.
Fuente: AP