Encuentro Chihuahua, un frente anti AMLO

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Por Luis Javier Valero Flores

En el “Encuentro Chihuahua, Problemas Contemporáneos de México”, convocado y organizado por el gobierno de Chihuahua, al coincidir, sin hacer el pronunciamiento expreso, en la necesidad de impulsar el “frente amplio opositor”, con la notable participación de los dirigentes nacionales del PAN, Ricardo Anaya, y del PRD, Alejandra Barrales, la conclusión, obvia, fue la de que en la práctica están conformando un frente Anti AMLO.

Habrá más de uno que sostenga lo contrario, que ese no era el propósito de la reunión celebrada en la Casa Chihuahua, en horario laboral y con la presencia de prácticamente todo el gabinete, que acudía a un evento claramente político-electoral, en el que, evidentemente, los pronunciamientos tenían con ver con la ya inminente puesta en marcha del proceso electoral, cosa que les hizo ver la analista y especialista en temas de Desarrollo Social, Clara Jusidman, cuando enfatizó que ella no era persona que abordara la temática de la reunión.

Más claro fue el exdirigente nacional del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo, que insistió en sus dos intervenciones en que los resultados eran muy claros “cuando hemos ido juntos, como en Nayarit, nos ha ido muy bien; en cambio, vean, en Coahuila no fuimos juntos, fuimos separados, igual que en el Estado de México, por eso nos derrotó el PRI”.

Sólo dos hechos o entes concitaron el “anti” de la reunión, el PRI y el dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, aspirante presidencial, quien encabeza las preferencias electorales, ahora hasta por los resultados de una encuesta atribuida a la Presidencia de la República, y no desmentida, luego de casi una semana de su publicación.

Emilio Álvarez Icaza llamó a que se dijera expresamente que se necesitaba una postura “antiPRI” y el dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya, quien dijo que “no se puede cambiar al régimen, luchando contra el autoritarismo, para dar paso al autocratismo”. (sic).

Pero Muñoz Ledo se opuso a la idea de concretar una alianza, que debería privilegiarse la construcción de una coalición, la que, sostuvo, sí tiene obligaciones legales, pero que deberá construirse en el camino tal posibilidad y les puso ejemplos de lo ya realizado en la Ciudad de México –de reformas de carácter democrático– y sin decirlo expresamente, puso en tela de juicio que tales pretensiones fueran más allá de lo estrictamente electoral, “si estamos de acuerdo en una reforma del Estado mexicano, ahí tengo una, mañana mismo se puede presentar en las Cámaras”.

Más. Puso como ejemplo el de la entrega del petróleo “¿Quienes están de acuerdo, quienes en contra?” y eso debería precisarse en los compromisos de las coaliciones.

El senado deberá aprobar la renegociación del TLC, en EU se discute en todos lados, acá la Conago debiera tener su propia postura, en el senado es multipartidario, en el 93 sólo hubo un voto, el mío, les dijo Muñoz Ledo, si deseamos alianzas, el senado, que ahora es multipartidista y deberá aprobar la renegociación, es el escenario de ellas.

Fue la manera elegante de poner distancia de la creación de una alianza PAN-PRD como la que se ha venido tejiendo.

Más aun, sorprendieron las palabras de Anaya –abiertamente aspirante a la candidatura presidencial– en el sentido que el PAN estaba totalmente dispuesto a esa alianza, sin poner de antemano trabas de candidatos o programas.

Muy crítica, la analista Martha Tagle aseveró que el problema, es que se perciben -tales afanes, como el ahora reportado- como un mecanismo de los partidos para conservar el poder y que los partidos políticos -no en lo general, sino en quienes se han sentado a la mesa (de Peña Nieto) para aprobar el “Pacto por México”- no se han propuesto, en serio, efectuar la transformación democrática del país.

Y lo dijo cuando en la mesa estaban algunos de los participantes y más activos impulsores del “Pacto por México”, en particular, Gustavo Madero, uno de los que llegó a sostener que las reformas del presidente Peña tenían “el gen panista”.

Álvarez Icaza criticó a los partidos en el tema del fiscal, “no se puede aceptar que sea un priista el nombrado, dijo, hasta con la aprobación de los partidos de oposición”.

La congruencia del gobernador Corral, dijeron varios, es uno de los factores que hicieron posible la realización del evento (que, por otra parte, siempre serán bienvenidos), sin embargo estos espacios de discusión, de debate sobre el presente y el futuro de Chihuahua no se replican en el ámbito local y aquí tienen una repercusión inmediata, directa, pues se pueden transformar, o no, en actos de gobierno.

Tal práctica no la hubo en la discusión sobre el sistema anticorrupción; en la discusión sobre la publicidad gubernamental, en la reforma electoral, en la reforma de la creación de la judicatura, etc.

¿El evento formó parte del escenario para el lanzamiento de Corral a la candidatura presidencial? Puede ser, probablemente el juarense no está pensando en el 2018, pero el 2024, sí.

El evento se inscribe, sí en el de la discusión de la sociedad, pero fundamentalmente –por la presencia de los dirigentes partidarios del PAN y del PRD y sus pronunciamientos– deberá ubicársele en la de la contienda electoral presidencial, todo giró alrededor de ella, con lo que adquirió, por esa vía, la de un evento político-electoral.

Además, estaban presentes los funcionarios partidistas –del PAN–, Santiago Creel y Gustavo Madero, lo que explica el modo con el que Corral llamó a los participantes, a ninguno de ellos les añadió los títulos de cada uno.

El tema central de la discusión fue el de la pertinencia de la creación o no del Frente Amplio Opositor. Así, un gobierno estatal llamó a sus amigos -coincidentemente algunos de los que han compartido ideas a lo largo de los años- pero que no se replicó para la aprobación del “Pacto por México” a discutir la coyuntura electoral más inmediata, esta es la oportunidad para el país, dijo más de uno.

Y visto el desarrollo del evento, claramente político (que, insisto, no está mal hacerlos) le acarreará problemas al grupo gobernante –y no solamente legales– pues se advierte la intención del mandatario chihuahuense de involucrarse en la política electoral.

Lo puede hacer, es su derecho, nada más que deberá hacerlo sin olvidar que dirige al estado de Chihuahua pues y que eso deberán hacerlo en los tiempos no laborales y sin usar los recursos públicos.

¿En calidad de qué prácticamente todo el gabinete, incluido el subsecretario de gobierno –representante del gobernador en Juárez– Ramón Galindo y los asesores del mandatario asistieron al evento? ¿Pidieron licencia? ¿Les descontarán el día? ¿O lo tomarán como un curso de capacitación en las tareas de gobierno?

Y es que las expresiones de los asistentes no dejan lugar a la duda. “La oportunidad la tenemos hoy”, dijo Santiago Creel, hoy funcionario del PAN ¡encargado de las candidaturas! refiriéndose, sin duda, a las elecciones del 2018.

La colocación de los invitados también enviaba señales. A la derecha de Corral Cárdenas, a la izquierda del gobernante, Ricardo Anaya, a un lado de éste, Alejandra Barrales, la presidente del PRD.

En las réplicas la única preocupación de la mayoría de los participantes fue el asunto electoral, interrumpidas solo por Álvarez Icaza, Clara Jusidman y Martha Tagle, que les endilgaron sendas críticas a los partidos políticos.

Podrán hacerse muchas lecturas del evento del viernes anterior, pero una cosa es segura, se está construyendo a pasos acelerados la conformación de un bloque PAN-PRD, cuyos diseñadores han sido opositores –algunos férreos– a la posibilidad de que López Obrador se alce como presidente de México.

La excepción la constituye Muñoz Ledo y la desilusión, por lo menos para los hombres del campo democrático y de izquierda, es Cuauhtémoc Cárdenas.

Podrán erguirse muchas cosas en contra del tabasqueño, pero éste es, sin duda, el más respetable de los opositores a Peña Nieto, como lo fue antes de Calderón.

Y quienes argumentan, para no verse ridículos repitiendo lo del 2006, cuando la élite empresarial –Chacho Barraza en primerísimo lugar– imbuyó en no pocos ciudadanos que AMLO era “un peligro para México”, que de llegar a la presidencia de la república, “nos convertiríamos en una Venezuela”.

Quienes así lo sostienen son víctimas fáciles de la desinformación, tanto de lo que ocurre en aquella nación -surcada por una indudable ineficiencia e incapacidad gubernamental, pero también como presa largamente ambicionada por las élites empresariales norteamericanas-, como de lo realizado por López Obrador.

Como en todos los casos, los antecedentes del tabasqueño al frente del gobierno en el antiguo DF son los que deberían normar el criterio de quienes objetan su posible arribo a Palacio Nacional.

A ese tema volveremos, seguramente muy pronto.

Nos quedan, fruto del encuentro promovido por Corral, numerosos temas, los iremos hilando al paso de los días.

PD. La cereza del pastel. Nos la ofreció el exdirigente nacional del PRD, Agustín Basave, al denominar al gobernante chihuahuense “parte de la reserva moral” del país.

asertodechihuahua@yahoo.com.mx

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