Por Arturo Rodríguez García
El acuerdo de las cúpulas partidistas llamado Pacto por México, que modificó la estructura constitucional del país, ha muerto. El presidente Enrique Peña Nieto lo sepultó esta noche, en cadena nacional… Y hasta leyó su epitafio:
“Con la aprobación de la reforma energética, culmina el trabajo legislativo del importante ciclo que iniciamos el segundo día de esta administración”, rememoró el presidente.
Las exequias se celebraron en un set con mural de fondo, posiblemente en Palacio Nacional, con acercamientos y alejamientos de la cámara del rostro del presidente durante el peculiar réquiem, quien esta vez, a diferencia de los veinte meses previos, no apeló a su supervivencia, sino que declaró su deceso.
En apenas 20 meses de vida –una tercera parte mutilado del PRD, una de sus manos aprobadoras–, el Pacto por México ha dejado un legado de cambios constitucionales en materia educativa, fiscal, de contabilidad gubernamental, financiera, política, de telecomunicaciones y energética.
Para Peña Nieto, ese legado de reformas es “un logro de la democracia que permitirán liberar al país de las ataduras que le han impedido desarrollarse a mayor velocidad”.
Para superar el deceso, en su mensaje a la nación, el jefe del Ejecutivo, expresó:
“Lo que sigue en este proceso es poner las reformas en acción; llevarlas de la ley a la práctica. Lograr que los cambios constitucionales se traduzcan en beneficios para todos”.
Con esa exaltación, el mandatario rememoró los aspectos de las reformas logradas por el Pacto, consideró que es deber de todos “ponerlas en acción” y aprovechó para pronunciar, en su honor, la elegía de la publicidad oficial:
“Poner las reformas en acción es mejorar la calidad de la educación que reciben nuestros niños y jóvenes. Es atraer más inversiones y generar empleos mejor pagados; es aumentar el número de créditos para iniciar o ampliar un negocio.
“…es asegurar que los servicios de telefonía, televisión e Internet sean de mayor calidad y estén al alcance de los mexicanos. Es desarrollar grandes obras en las 32 entidades del país, incluyendo puertos, aeropuertos, carreteras y trenes de pasajeros entre ciudades.
“…es mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Es construir juntos un nuevo México”.
Al Pacto por México lo sorprendió la muerte antes de concluir los procesos legislativos para abordar la iniciativa anticorrupción, la reforma al campo, la deuda de los estados, los programas de desarrollo e, inclusive, una legislación para regular la publicidad oficial, hecha desde que el Pacto por México aún estaba en concepción durante el mes de noviembre de 2012.
Al Pacto por México lo sobreviven Gustavo Madero Muñoz, dirigente del PAN que apenas esta mañana le recordó algunos de los pendientes mencionados a Peña Nieto durante la promulgación de las leyes complementarias en materia energética; el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, que no logró incluir la reforma que convirtiera al Distrito Federal en entidad federativa, y Jesús Zambrano, que lleva a cuestas el desencanto de un sector de la izquierda.
También lo sobreviven, hasta ahora, un millón 123 mil maestros que perdieron la seguridad de su empleo, y alrededor de 5 millones de micros, pequeñas y medianas empresas, que emplean a 81% de la población económicamente activa del país afectadas por la reforma fiscal.
Además, decenas de millones de usuarios de televisión, y una cantidad significativamente menor de usuarios de telefonía e Internet, así como el 61% de la población que no está de acuerdo con la reforma energética, según la encuesta más reciente de Reforma sobre el tema.
Fuente: Apro