Por Javier Solórzano
La conferencia de prensa en la PGR ayer nos mostró el país en que nos hemos ido convirtiendo. A lo largo de más de dos horas, el procurador nos explicó qué pudo haber pasado, todavía la investigación está abierta, con los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa.
La forma en que un grupo de jóvenes fue asesinado, fue ultimado por un grupo de sicarios, todo parece indicar pertenecientes al cártel de Guerreros Unidos, muestra un desprecio por la vida, muestra un sentido de impunidad, porque al hacer lo que hicieron si algo sabían es que podían hacerlo, y lo podían hacer por la sencilla razón de que saben que viven en la impunidad, que nadie les va a hacer absolutamente nada.
No es solo ese el problema, el problema con el que nos enfrentamos el día de ayer y que nos enfrentamos desde la desaparición de los 43 estudiantes, es que nos hemos enfrentado a una terca, brutal y lacerante realidad. ¿Por qué ha llamado tanto la atención este caso? Porque quizás en muchas ocasiones los desaparecidos o los muertos no tenían rostro, pero en este caso tienen rostro, son jóvenes y además han encontrado una plena solidaridad entre los propios jóvenes del país que han terminado por verse así mismo preocupados, incluso temerosos y por ello su solidaridad, pero también por sus propias convicciones.
Lo que pasó ayer, lo que nos contaron que pasó ayer, es una prueba del país en que nos hemos convertido, es una prueba de gobiernos que a lo largo de muchos años no han hecho sus auténticos deberes, que nos han colocado entre la espada y la pared como sociedad y que al momento de hoy todavía seguimos padeciendo. No es el momento hoy de ningún tipo de festejo, no porque sepamos lo que pasó podemos tener tranquilidad.
Hoy más que nunca por saber lo que pasó debe de crearse una conciencia definitiva del país en que nos hemos convertido. Nos hemos convertido en una nación de muertos, de desaparecidos, de violentos, y además de todo, de impunidad, de esa impunidad que duele porque es la impunidad en donde se haga lo que se haga, la ley no termina por aparecer en defensa de aquellos que son sometidos por la violencia o en este caso por la desaparición.
La historia a todos nos pasa por enfrente y es parte de nosotros, la sociedad por su actitud pasiva y porque hemos hecho también de esto que ha pasado una especie de forma de vida y nos hemos acostumbrado a ello. Los partidos políticos, porque si algo quieren los partidos son resultados inmediatos y no les importa para ello postular a quien sea cinco minutos antes con tal de tener una presidencia municipal que acaba costando vidas. Y el Gobierno Federal porque a lo largo de muchos años éste y otros han hecho de los narcotraficantes una especie de intento de convivencia y cuando los han querido enfrentar, acaban enfrentándose a sí mismos porque entre el narcotráfico y muchas presidencias municipales, no hay la más mínima diferencia.
Fue una tarde triste la de ayer, pero es más bien muy triste lo que nos está pasando.
Fuente: Record.com.mx