Apelan a la Dictadura de los Coroneles y fustigan a sindicatos, comunistas e inmigrantes. Se infiltran en los medios obreros, las principales víctimas de una crisis sin fin. Un reportaje realizado en el Pireo, donde el movimiento neonazi saca partido del desempleo y la miseria. Extractos.
Por Amélie Poinssot
Calle de Tsaldari, en Keratsini. Delante de una pastelería, se ven numerosos ramos de flores frescas y velas. En este lugar, la noche del martes 17 al miércoles 18 de septiembre, un joven cantante de hip-hip, Pavlos Fyssas, fue asesinado por un miembro del partido neonazi Amanecer Dorado.
El asesinato de Pavlos, que ha consternado a la opinión pública y que refleja (por si no estuviera claro) el carácter criminal de la organización neonazi, se inscribe en una estrategia estudiada. Desde hace varios meses, el partido que se basa en la nostalgia de la Dictadura de los Coroneles, intenta sembrar la semilla del terror y ganar terreno en los suburbios del Pireo, los antiguos barrios obreros y bastiones sindicales, hoy afectados por el hundimiento de la industria naval y la crisis económica. En Keratsini, Nikaia y Perama, tres municipios vecinos donde el índice de desempleo supera el 40%, la mayoría de los hombres trabajaban en los astilleros navales o en la industria metalúrgica.
El frente sindical comunista PAME controlaba las contrataciones, se encontraba en una posición fuerte para defender a los obreros y sus condiciones laborales; en los astilleros, se cobraba la jornada a 100 euros y nunca faltaba trabajo. Pero a finales de 2008, todo cambió. Los empresarios empezaron a deslocalizar la actividad hacia Turquía, Chipre y China. Las jornadas de trabajo escaseaban, el sindicato se apoyó en el mantenimiento del nivel salarial y las condiciones laborales y no logró que los empresarios firmaran el acuerdo de los convenios colectivos. En muy poco tiempo la mayoría de los obreros se encontraron en el paro.
Un terreno propicio para crecer
Cuatro años después, las escasas jornadas laborales en los astilleros navales se pagan dos veces menos que antes, varias empresas siderúrgicas han cerrado y los obreros sin empleo, tras un año de indemnizaciones, ya no perciben ninguna ayuda ni tampoco se benefician de ninguna cobertura social. “Muchos culpan de esta situación a los sindicatos y después de ellos, al partido comunista”, comenta Takis Karayanakis, que fue obrero en los astilleros de Perama y exlíder sindical. Amanecer Dorado, con su anticomunismo virulento y su rechazo al sistema político, “expresa la angustia y la frustración de estas personas que han perdido todo”.
El partido da explicaciones simplistas y hace promesas: “Es culpa de los inmigrantes”, “nosotros les vamos a encontrar un trabajo”… El terreno es de lo más propicio: con la crisis, muchos electores han dejado de identificarse con los políticos, como es el caso de este habitante de Keratsini, Dimitris Karavas: “Mi familia y yo siempre hemos votado a Nueva Democracia [centro-derecha]. Pero ahora, en el espectro político no nos identificamos con ningún partido”. Este conductor de taxi afirma que trabaja 14 horas al día para ganar, en el mejor de los casos, 20 euros. “Hay que saber mantener la sangre fría, no es sencillo y comprendo la tentación de la gente de votar a Amanecer Dorado”. Él, por su parte, prefirió no votar en las últimas elecciones.
Poco a poco, Amanecer Dorado se cuela entre las grietas. El pasado invierno, sus tropas hicieron una incursión en la sede de la ONG Médicos del Mundo en Perama, para exigir la expulsión de los inmigrantes. En el municipio, algunos cafés y estaciones de servicio se han transformado en guaridas de la organización: las banderas griegas, los forzudos y los uniformes negros no dejan lugar a duda.
El partido financia los gastos de los abogados. “Amanecer Dorado es nuestra única esperanza”, confiesa delante de un café Tassos, un obrero en paro. ¿Que es una organización criminal capaz de matar a un hombre? “¿Y qué? Hoy la gente se muere de hambre y nadie habla de ello…”, responde este hombre con una violencia sin contener. Al igual que las demás personas presentes esta mañana en un café de la “zona”, en el astillero naval de Perama sólo desean una cosa, “ver colgados a Samaras y a Vénizelos”, el primer ministro (de Nueva Democracia) y el número dos del Gobierno (del Pasok). No quieren ni oír hablar de estos dos partidos que han gobernado en Grecia de forma alternativa en los últimos cuarenta años.
Ganar la “batalla de la calle”
Amanecer Dorado se ha propuesto realizar una demostración de fuerza ante los sindicatos históricos de la industria naval. Hace aproximadamente diez días, mientras los sindicalistas del PAME pegaban carteles cerca de la “zona”, unos cuarenta hombres de Amanecer Dorado surgieron de las calles adyacentes, vestidos con su uniforme negro y armados con porras. Nueve sindicalistas resultaron heridos.
En el Pireo, la aparición de Amanecer Dorado en el espacio público comenzó a principios de 2012 con unas rondas en el centro de una veintena de miembros del partido el sábado o el domingo por la tarde. Una presencia cada vez más agresiva a medida que el país iniciaba el camino hacia las elecciones legislativas anticipadas: en dos ocasiones, los neonazis rodearon y golpearon a militantes antifascistas.
“Cada vez se producen más agresiones de militantes de izquierda”, opina Dimitris Kousouris, que vive en el Pireo. Se producen en los barrios populares, obreros, donde el partido neonazi se ha propuesto ganar la “batalla de la calle”, como ellos mismos afirman. “Es evidente que su misión es acabar con lo que queda del movimiento obrero organizado”. Hace quince años, cuando Dimitris Kousouris (historiador especialista en los años cuarenta en Grecia) era líder sindicalista estudiante, fue víctima de una agresión cometida por un miembro de Amanecer Dorado, cuando la organización no era más que un grupúsculo que atacaba a los militantes de izquierda en la facultades. Después, Amanecer Dorado comenzó a atacar cada vez con más frecuencia a los inmigrantes albaneses, luego a los afganos y a los pakistaníes, y hace tres años, el partido neonazi comenzó a infiltrarse en un barrio desfavorecido del centro norte de Atenas, (Aghios Panteleïmonas) mediante redadas, bajo la mirada pasiva e incluso cómplice de la policía.
Takis, con otros militantes de izquierda, fundó en Perama un colectivo de ayuda mutua que organiza distribuciones de alimentos, clases de apoyo escolar gratuitas y movilizaciones para oponerse a las políticas de austeridad. A los miembros de este colectivo, que se reúnen cada semana en una asamblea general, les plantean constantemente la cuestión del avance de Amanecer Dorado. Algunos obreros en paro se identifican fácilmente con el discurso racista. En los últimos meses, varias personas han dejado el colectivo para unirse a la filas de Amanecer Dorado.
“Asistimos a una especie de guerra civil de baja intensidad”, analiza el historiador Dimitris Kousouris, “que se produce por una forma de amnesia colectiva y por la desesperación de la gente: esta combinación ha despertado a la bestia fascista que estaba dormida”.
Fuente: Media Part vía Press Europ