El nuevo escándalo de corrupción que ha sacudido al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, tuvo este lunes sus primeras consecuencias con la renunica del director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli.
El director y el vicedirector del banco Vaticano renunciaron el lunes, según un comunicado que se conoció después del arresto de un importante clérigo con estrechas conexiones con la entidad, acusado de conspirar para ingresar clandestinamente a Italia unos 26 millones de dólares desde Suiza.
Paolo Cipriani y Massimo Tulli presentaron sus renuncias tres días después del arresto de monseñor Nunzio Scarano, que trabajaba en un importante cargo contable en la administración financiera del Vaticano y sobre el que la justicia italiana ya tiene abiertas dos investigaciones, informó Reuters.
El prelado de la Santa Sede detenido el viernes pasado por la policía italiana por estar involucrado en operaciones de blanqueo de dinero a través del banco del Vaticano, Nunzio Scarano, rechazó toda acusación, indicaron fuentes judiciales.
El religioso, de 61 años, a quien suelen llamar “monseñor” en forma honorífica por su antigüedad dentro de la maquinaria de la Santa Sede, anunció que va “cooperar con las autoridades” italianas que investigan el caso y defendió su “moralidad”, según declaraciones a la prensa de sus abogados defensores, acotó AFP.
“Hemos pedido la detención domiciliaria en un lugar donde pueda celebrar la misa”, anunciaron Francesco Caroleo Grimaldi, Silverio Sica y Luca Paternostro.
Según la fiscalía de Roma, Scarano, quien trabajaba para la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el organismo que gestiona los bienes inmobiliarios de la Santa Sede, donde era responsable de la contabilidad, tenía un “rol relevante” en las operaciones de lavado de dinero.
El prelado junto con un miembro de los servicios secretos italianos y un intermediario financiero intentó introducir ilegalmente en Italia, sin lograrlo, unos 20 millones de euros depositados en un banco suizo procedentes de un fraude fiscal, según la acusación.
El religioso, “está mal, nervioso y no duerme”, indicaron los abogados.
El caso ha suscitado escándalo en Italia y alimenta las sospechas sobre las operaciones oscuras del banco del Vaticano, mejor conocido como el Instituto para las Obras de Religión (IOR), objeto de varias investigaciones desde hace varios años por parte de la justicia italiana por corrupción.
Comisión vigilante del Banco
El mismo papa Francisco ordenó el pasado 26 de junio crear una comisión especial formada por cinco personas para que lo informe directamente sobre las actividades del controvertido banco del Vaticano y algunos sectores católicos piden que sea convertido en un banco ético, sin ánimo de lucro y salga del sistema financiero.
A lo largo de los años, diversos escándalos han manchado la reputación del IOR, ya que círculos criminales aprovecharon el anonimato o de testaferros para blanquear sus fondos.
El más importante se produjo en 1982 con la quiebra del Banco Ambrosiano, un escándalo bancario que implicaba a la CIA y a la logia masónica Propaganda 2 (P2).
En 1993, el caso Enimont por sobornos a los partidos políticos italianos, también salpicó al IOR y más recientemente el tribunal de Roma detectó casos de blanqueo de dinero por parte de mafiosos.
El suizo René Brülhart, consejero de la Autoridad de Información Financiera (AIF), que supervisa al IOR, indicó que en 2012 se señalaron seis transacciones sospechosas.
El banco del Vaticano gestiona 19.000 cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, es decir, unos 7.000 millones de euros, que incluyen tanto a personas de menor rango en la jerarquía vaticana como a obispos, cardenales y diplomáticos acreditados ante la Santa Sede y se ocupa también de las trasferencias de dinero de las congregaciones religiosas.
Fuente: AFP, Reuters, El Universal de Caracas