Apenas el 2 de julio, Gilberto Gómez Mora, Secretario General del Gobierno de Tulum, Quintana Roo, se subió a un taxi despreocupado y en menos de un minuto abrió su propuesta: comprar a un líder del PRD, con dinero y un puesto de trabajo, para que operara para el PRI.
Quintana Roo es reportado por la oposición como uno de los dos de 14 estados con elección en donde los gobernadores han metido la mano sin importar ninguna impedimento legal.
Mora fue grabado. Su video recorre las redes sociales como ejemplo de corrupción y abuso de poder. Como el ejemplo que usa la oposición para denunciar que el Revolucionario Institucional (PRI) no es “nuevo” ni ha abandonado las prácticas que lo mantuvieron en el poder durante más de 70 años.
Pero Mora no es el único. Lo que es novedoso (tiene menos de una década) es que la tecnología se ha convertido en un aliado de los partidos (incluso del PRI) para exhibir abusos, pero también para tratar de manipular.
Con las nuevas tecnologías, la presencia de los ciudadanos –más allá del sufragio– en los procesos electorales ha ido aumento.
Sacar cualquier tipo de gadget para grabar y captar supuestos actos ilícitos de personajes políticos para captar votos, se ha convertido en una herramienta de poder.
Pero que no trasciende en resultados finales de una elección, aseguraron analistas en procesos políticos.
El especialista en Estrategias de Comunicación Política, José Antonio Plata Sosa, afirma que la presencia de estos recursos es efímera y tiene un tiempo de vida limitado, y sólo es trascendente si se traslada a un medio de comunicación masivo para que se convierta en noticia.
Plata Sosa explica que las aportaciones de los usuarios de tecnologías son “una herramienta muy poderosa para el ciudadano cuando hay una evidencia, hay una razón, un argumento que sustente el pensar o lo que el ciudadano vio, identificó, investigó o descubrió llega a explotar o canalizar su fuerza en un medio masivo de comunicación.
Si no llega a tener esta transferencia, la fuerza es relativa y es poco duradera, dado que está en un mar de información y se convierte en un fragmento muy pequeño que puede ser significativo ante unas decenas, cientos o miles de personas, pero que en cuestión de horas va a ser olvidado”.
En el caso de las redes sociales, el analista Plata Sosa, dice que “pueden influir de manera determinante en el reforzamiento del voto o en el cambio de la intención que tenía previamente a la elección, pero en el conjunto, la hipótesis es que todavía no parecen ser determinantes en el resultado de una elección”.
Con él, coincide el politólogo Luis Eduardo Medina Torres, quien todavía no ve un alcance sobresaliente en el uso de nuevas tecnologías, debido a que en algunas partes del país, los ciudadanos no tienen acceso a ellas.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2012, 32.2% de los hogares del país contaba con una computadora y el el 26.0% de los hogares contaba con una conexión a Internet. Sin embargo, durante las pasadas elecciones del 2012, el uso de estos instrumentos contribuyó de manera importante en las campañas electorales de los candidatos a la Presidencia de la República.
Tan fue así que una grabación dio origen a un movimiento social, #YoSoy132, que agrupó buena parte de la población. De esta manera, parte del proceso electoral que culminará el próximo 7 de julio se puede registrar mediante el uso de este tipo de herramientas que, aunque no logren tener un impacto en los resultados finales, sí contribuyen en el sufragio de los votantes.
Fuente: Sin Embargo