Casi 30 millones de mexicanos —cerca de una cuarta parte de la población mexicana— están convocados a elecciones locales el próximo 5 de junio, pero ese domingo se definirán más que los 1,300 cargos públicos en disputa. Aunque los resultados no sean indicativos a nivel nacional, éstos sí influirán en el futuro de asuntos políticos como las candidaturas independientes y las coaliciones electorales, coinciden analistas.
El primer domingo de junio se celebrarán comicios estatales en 13 entidades, en 12 de los cuales se votará por gobernador: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. En todos éstos, más Baja California, también se elegirán alcaldes y diputados locales, excepto en Puebla, donde sólo habrá comicios para mandatario estatal.Los primeros candidatos iniciaron campañas en los primeros minutos de este viernes en Hidalgo, pero más allá de los resultados de estas elecciones locales, los distitos actores políticos —partidistas y no partidistas— ponen en operación sus estrategias de cara a futuros procesos como el de 2018, en el que se renovarán la Presidencia de la República y las cámaras de Diputados y Senadores. Esto, particularmente en los temas de alianzas electorales entre partidos con ideologías encontradas (como el PAN y el PRD) y las candidaturas independientes.
“Si hay independientes en varios estados que recibieran mucha votación, aunque no ganaran, eso alentaría todavía más la posibilidad de un candidato presidencial independiente en 2018. Al contrario, si hubiera varios candidatos independientes a gobernador pero que les fuera muy mal, desalentaría la presentación de un independiente en el 18, aunque no lo va a definir”, dice a Expansión el profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso-México) Nicolás Loza.
En cuanto a las alianzas, el académico del Tecnológico de Monterrey Raymundo Tenorio ve que sería “desafortunado” que éstas alienten estrategias que polaricen el voto y lleven a que un candidato pueda declararse ganador con márgenes mínimos de votación.
“Gobernar con tres votos a siete que no votaron por esa alianza, no es algo de lo que nuestra democracia deba estar orgullosa”, afirma, y agrega que en este sentido sería apropiado considerar las propuestas de llevar a cabo segundas vueltas electorales.
José Antonio Crespo, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), opina que aunque los resultados estatales no necesariamente se reflejarían en los comicios presidenciales de 2018, porque ” la lógica interna no responde a la federal” , sí pueden incidir.
“Lo que podría influir esta elección con la del 2018 es quiénes gobiernan en los estados, porque entonces van a controlar más los aparatos electorales y van a tener financiamiento ilícito —pero así se usa en este país— para alimentar esos aparatos”, advierte.
Durante las campañas, los aspirantes a ser gobernadores gastarán, en promedio, 49.17 millones de pesos como tope de campañas; Tamaulipas tiene el límite más alto, con 103.38 millones, en tanto que en Quintana Roo estará el monto más pequeño, con 13.35 millones de pesos, según cálculos de la consultora Integralia.
Sacar al PRI… ¿y luego?
En este proceso electoral, el PRI es el que más se juega, pues la mayoría de los estados en disputa son gobernados por políticos del tricolor excepto Oaxaca, Puebla y Sinaloa. El priismo ha gobernado históricamente, sin alternancia, en Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
El 2010 fue un año inédito en la historia electoral de Oaxaca, Puebla y Sinaloa, pues Gabino Cué, Rafael Moreno Valle y Mario López Valdez, respectivamente, llegaron a los gobiernos de dichas entidades derrotando al PRI a través de alianzas entre el PAN, PRD y otros partidos de izquierda. Aunque con candidatos con orígenes priistas, la oposición consiguió terminar con el dominio del tricolor, que nunca antes había perdido los comicios estatales en dichas entidades.
Repitiendo la estrategia, panistas y perredistas acordaron ir aliados este año en Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Veracruz y Zacatecas. Entre sus propios militantes y observadores externos, este tipo de uniones desató críticas debido a que la ideología de Acción Nacional está ubicada a la derecha, en tanto que el PRD defiende principios de izquierda.
“Las alianzas por conveniencia o para sobrevivir surgen por la atomización y la pulverización de las corrientes políticas, que han ganado su registro ante las autoridades electorales, pero que dada esa atomización y las pocas probabilidades que tienen de obtener un voto mayoritario, buscan aliarse así sea con aquellos que ideológicamente ni siquiera tengan compatibilidad”, explica Raymundo Tenorio, del Tec.
El presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, ha equiparado el “pragmatismo” de las alianzas PAN-PRD con “la catafixia de Chabelo”, y las ha tildado de “contra natura”. Otro opositor de estas alianzas ha sido Andrés Manuel López Obrador, presidente de Morena.
Estas alianzas pueden presentar problemas políticos en el ejercicio de gobierno: ¿a quién se exigen cuentas? “¿Quién es el partido responsable de la conducta del gobernador? Sería saludable para los electores y recomendable para los partidos que en las alianzas que establezcan, hubiera claridad en cuanto a la identidad partidaria del candidato (…) El problema es que si esto es muy explícito, el efecto de la alianza comienza a desdibujarse”, asegura Loza, de la Flacso.
La táctica del PAN y PRD de postular a expriistas, que tuvo éxito electoral en 2010, se reedita en Durango (José Rosas Aispuro), Oaxaca (José Antonio Garfias), Veracruz (Miguel Ángel Yunes Linares) y Zacatecas (Rafael Flores Mendoza), así como el de Quintana Roo (Carlos Joaquín González), cuyo caso destaca porque su dimisión al tricolor se dio días antes de que la alianza opositora lo lanzara como candidato.
Independientes: ¿adiós a los partidos?
En 2016, los electores en los estados en disputa podrán votar por primera vez por un candidato independiente a gobernador, quienes buscarán capitalizar la “ola de desafección” hacia los partidos, “generalizada en el país”, de acuerdo con Loza.
Tras el triunfo en Nuevo León de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, en las pasada elecciones, la ola de independientes en este periodo suma 32 aspirantes, de los cuales nueve han obtenido el registro, hasta el corte del reporte emitido por Integralia este jueves.
Algunos de quienes se postularon por esta vía son políticos que renunciaron a sus partidos, inconformes con la selección de candidatos, como es el caso de los expanistas Ana Teresa Aranda (Puebla) y Juan Bueno Torio (Veracruz); los expriistas Alejandro Campa Avitia (Durango) y Francisco Gabriel Arellano Espinosa (Aguascalientes) o el experredista José Francisco Chavira Martínez (Tamaulipas).
Si su pasado partidista ponen en entredicho su independencia, donde sí se nota el deslinde de un gobernante independiente con los partidos es en la relación con el Congreso estatal; así lo demuestra la experiencia de Rodríguez Calderón.
El profesor Nicolás Loza considera que esta situación, en la que el Legislativo local no apoya las propuestas del Ejecutivo sino que ejerce una oposición a sus acciones, también puede suceder a mandatarios sin una bancada numerosa y con una identidad partidista diluida, son “gobernadores débiles”.
Fuente: Expansión