Por César Navarro Gallegos
Al igual que el presidente municipal de San Pedro de los Sahuaros de la películaLa ley de Herodes, que reformaba a su gusto la Constitución de la República, la dirigente del SNTE altera cada vez que le viene en gana los estatutos de esa organización para inventar e imponer nuevos cargos que le aseguren su permanencia al frente del gremio magisterial. Así ha ocurrido a lo largo de todos los congresos del SNTE desde que fue ungida como líder sindical por Carlos Salinas. El recién celebrado sexto congreso nacional extraordinario no fue la excepción: en éste desapareció el cargo de presidenta del SNTE, que fue creado por y para ella, y en su lugar instauró un nuevo órgano supracupular en la dirección nacional del sindicato que también es presidido por la propia Gordillo.
La forma en que se desarrolló el encuentro magisterial revalidó las viciadas prácticas corporativas que imperan en el sindicato. El congreso fue integrado exclusivamente con más de 3 mil delegados pertenecientes al segmentoinstitucional; es decir, afines a Elba Esther. A última hora, como en ocasiones anteriores, la sede del congreso fue cambiada y trasladada de la costa de Baja California hasta la Riviera Maya, en Quintana Roo, para evadir la eventual presencia y protestas de la disidencia magisterial. A través de un operativorealizado casi en secrecía, la mayoría de los delegados fueron conducidos por vía aérea desde sus lugares de origen hasta el consorcio hotelero en el que fueron acuartelados. La reunión fue resguardada, una vez más, mediante un cerco de seguridad que incluyó a la policía federal, estatal y grupos especiales del propio sindicato, sobrevuelos de helicóptero y el bloqueo de carreteras de acceso al lugar. En suma, en un entorno de apacible tranquilidad y normalidad democrática.
La mascarada congresista se evidenció a través de la absoluta unanimidad manifestada por los delegados al aprobar todos los acuerdos, resolutivos y modificaciones estatutarias previamente elaboradas por Gordillo y sus más cercanos. Bajo la unitariadocilidad de la escaramuza jaripeadora, el cálido ambiente vacacional y la generosidad con la que fueron obsequiados los delegados, entre otros, con una computadora para cada uno, se resolvió ampliar de cuatro a seis años el periodo de duración de los cargos en las instancias nacionales y crear un Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación Pública, con facultades y atribuciones por encima del Comité Ejecutivo Nacional. Todo ello para volver a ungirla durante seis años más y otorgarle mayores poderes dentro del sindicato. La farsa tuvo como punto culminante la votación de la única planilla contendiente, denominada Innovación y encabezada por Elba Esther, quien obtuvo un arrollador triunfo en este ejemplar ejercicio de democracia al más puro estilo del SNTE.
La celebración del congreso en la coyuntura actual no fue en modo alguno fortuita. Variando su costumbre de realizarlo apenas iniciado el sexenio con la presencia del presidente en turno y con el que para entonces había pactado alianzas y compromisos, en esta ocasión, ante la aparente ausencia de acuerdos con quien ocupará el Poder Ejecutivo o cuando menos hasta ahora no divulgados, la profesora se enfocó en reforzar el entramado de relaciones y estructuras en las que cimenta su poder y evidenciar la unidad y disciplina que priva dentro del gremio magisterial y demostrar que el control político que ejerce sobre el SNTE permanece intacto.
Al mismo tiempo, el congreso fue tribuna desde la que Elba Esther envió mensajes con dedicatorias distintas y prefiguró intenciones y estrategias políticas que el SNTE pretende desplegar en el sexenio por comenzar. Generosa y gratuitamente se autodescartó para ocupar la titularidad de la SEP en el nuevo gabinete, pues bien sabe que su nominación desataría una conflictiva de dimensiones incalculables cuyos costos políticos ni aun el gobierno de Peña Nieto está dispuesto a asumir. En cambio enfatizó la fuerza que representa el SNTE el más poderoso y democrático y más importante de México e hizo gala deindependentista al recalcar que el magisterio no se arrodillaría, ni sería derrotado por nadie y que su tarea sería garantizar la autonomía de la agrupación magisterial. En calidad de autodenominada sierva de la nación magisterial se aprestó a exigir la preservación de lo que considera como un bien patrimonial del SNTE: su corresponsabilidad en la conducción del sistema educativo.
Es evidente que Elba Esther y la facción hegemónica del SNTE se alistan para refrendar y ampliar las concesiones y privilegios, así como la creciente injerencia hasta ahora acumulada en el sistema educativo, en retribución de su colaboración en la sanción de las reformas regresivas, excluyentes y mercantilistas que se han impuesto en la educación. Por ende, con o sin la existencia una alianza formalmente signada con el próximo gobierno, es totalmente previsible que llegue a establecerse una confluencia político-sindical que posibilite la continuidad del proyecto educativo neoliberal. De este modo Gordillo podrá proseguir con el más rentable negocio de su empresa sindical: la venta del trabajo magisterial y la educación pública
Fuente: La Jornada