El jefe político de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, aseguró ayer que el movimiento armado intenta establecer lazos económicos y comerciales con todos los países del mundo, “en particular Estados Unidos”.
Baradar arribó a Kabul para sostener conversaciones con la plana mayor del grupo yihadista y con responsables políticos, a fin de “formar un gobierno inclusivo”, después de que sus fuerzas tomaron hace una semana casi todo el país, en momentos en que el ejército estadunidense se retiraba y colapsaba el gobierno apoyado por Occidente.
“Nunca hemos hablado de la ruptura de vínculos comerciales con ningún país. Los rumores al respecto no han sido nada más que propaganda y son falsos”, tuiteó el líder, quien arribó el martes a Afganistán procedente de Qatar, pero optó por dirigirse a la segunda mayor ciudad del país, Kandahar, la cuna histórica de los talibanes.
A las pocas horas de su llegada, los insurgentes aseguraron que su mando sería “diferente”. Baradar ejerce desde 2018 –tras su liberación en Pakistán– como jefe de la oficina de los talibanes en Doha, donde participó en las negociaciones y en la firma de un acuerdo con Estados Unidos, en el que se fijaba la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.
A las reuniones de Kabul asistieron el ex presidente Hamid Karzai (2004-2014), el jefe del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional, Abdullah Abdullah, y el antiguo señor de la guerra Gulbuddin Hemaktyar. En la reunión, según tuits de Abdullah, se discutió sobre la seguridad y los desarrollos políticos en Afganistán, así como sobre un “arreglo político integral para el futuro del país”.
Cargos talibanes indicaron que también asistieron altos dirigentes de la red Haqqani, considerada una “organización terrorista” por Estados Unidos, que ofrece millones de dólares por sus líderes. Redes sociales pro talibanes mostraron a su líder Khalil Haqqani junto a Gulbuddin Hekmatyar, considerado uno de los jefes de guerra más crueles por bombardear Kabul durante la guerra civil (1992-1996).
Esas mismas redes informaron que Ahmad Masud, hijo del renombrado líder muyahidín Ahmad Shah Masud y quien declaró el inicio de la resistencia contra el grupo fundamentalista, era “leal” a los talibanes. Masud, quien pidió armas a Estados Unidos para defenderse desde el valle del Panshir, al noreste de Kabul, todavía no se ha pronunciado.
Quien sí proclamó su lealtad fue Hashamt Ghani Ahmadzai, hermano del ex presidente Ashraf Ghani, quien huyó del país tras la toma insurgente, y lo hizo durante una ceremonia frente a Jalil al Rahman, uno de los hombres más destacados asociado a la red Haqqani.
Las nuevas autoridades prohibieron a las mujeres trabajar como locutoras y en cualquier otro puesto en las radios de la provincia de Ghanzni, en el sureste de Afganistán. Reporteros Sin Fronteras emplazó al presidente estadunidense, Joe Biden, a evacuar a todos los periodistas y activistas afganos que están en peligro.
John Kirby, vocero del Departamento de Defensa, explicó que mantienen “comunicación regular” con los talibanes para facilitar una operación de “evacuación no combativa con el objetivo de sacar a tanta gente como sea”.
La embajada alemana aconsejó a sus ciudadanos que no fueran al aeropuerto de Kabul, advirtiendo que las fuerzas talibanes realizaban controles cada vez más estrictos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó a todos los países, principalmente a los europeos, a acoger refugiados afganos, y admitió tener “contactos operativos” con los talibanes para facilitar las evacuaciones.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, consideró “imposible” evacuar a todos los colaboradores afganos para el 31 de agosto, y lamentó que las medidas de seguridad adoptadas por Estados Unidos en el aeropuerto de Kabul dificulte la operación.
En las calles de Londres, miles de personas se manifestaron en apoyo al pueblo afgano.
(Xinhua, AFP, Reuters, Sputnik y Europa Press)